Los estudios universitarios y de formación profesional con futuro serán aquellos preparen para las nuevas ocupaciones en sectores ya consolidados, los que formen a los empleados en lo que denominamos nuevos yacimientos de empleo que responden a nuevas necesidades sociales inexistentes y los que se consoliden a partir de procesos de innovación científica aplicados a la industria, los servicios y el sector primario.Pienso en la formación en acuicultura o la gestión de los parques naturales o del patrimonio natural de un territorio. Pienso en la biotecnología o la ingeniería genética.
En la rama de las ciencias naturales ocurre algo parecido a lo que sucede al conjunto de las carreras científicas "hard”: Hay crisis de vocaciones.
En parte, porqué se percibe que son estudios complicados. En parte, porqué da la impresión que no hay otra salida que la docencia o la investigación universitaria. No se palpa una presión del mundo empresarial demandando matemáticos, biólogos o físicos, a diferencia de los ingenieros o los médicos por poner ejemplos colindantes.
Además, no conozco, de momento, ninguna estrategia efectiva para animar, seducir y motivar a potenciales estudiantes de ciencias naturales desde secundaria, más allá de campañas genéricas y premios "prociencia”. Las universidades y la FP esperan que alguien les solucione el problema vocacional. ¿La administración? ¿El cambio de inercia por casualidad?
En este sentido apelo a una formación más apegada el territorio, a las necesidades de las personas, administraciones y empresas de cada entorno.
En entornos más industriales, la vinculación con las necesidades tecnológicas de las empresas, reforzando los clusters existentes. En un entorno más rural, una formación que piense en la agricultura y la ganadería o la gestión de los magníficos parajes naturales que disponemos. En un entorno urbano. Quizás vinculado a la educación y la divulgación.
Lo que es paradojal es que la idiosincrasia de los distintos ecosistemas de España, la variedad orográfica y climática y la biodiversidad no son aprovechadas para nada. En cambio, podrían permitir opciones formativas especializadas en el territorio, con un componente de trabajo de campo espectacular y, por lo tanto, una formación aplicada sin un esfuerzo excesivo.
La formación en ciencias experimentales y, en particular, de la naturaleza peca de horas dentro del aula, a partir de clases magistrales descontextualizadas del entorno en el que uno estudia y vive.
Hay ejemplos exitosos de formación especializada y, en este monográfico tenemos algún ejemplo, como las ciencias del mar en Las Palmas. Abrámonos al mar. Abrámonos a nuestra fauna y flora autóctona!
Enric Renau
Editor
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