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"Nunca antes en la historia de la humanidad la orientación académica y profesional ha sido tan importante"

Entrevista

  • 21/12/2020

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Anthony Mann. Analista sénior de la dirección de Education and Skills de la OCDE
El Dr. Anthony Mann es un experimentado analista de políticas en la Dirección de Education and Skills de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
 
Fue funcionario en temas de políticas del gobierno del Reino Unido, y ha sido experto en empleo juvenil, Formación Profesional y orientación académica y profesional durante más de 20 años. Mann es el principal autor del informe de la OCDE ¿El trabajo soñado? Aspiraciones profesionales de adolescentes y el futuro del trabajo (2020) (Dream Jobs? Teenagers' Career Aspirations and the Future of Work); el informe Invirtiendo en orientación académica y profesional (2019) (Investing in Career Guidance), publicado conjuntamente por Cedefop, la Comisión Europea, la Fundación Europea de la Formación, la OCDE y la UNESCO; y ¿Preparado para trabajar? Cómo pueden las escuelas preparar mejor a los jóvenes para empezar su vida laboral en la era COVID-19 (Career Ready?  How schools can better prepare young people for working life in the era of COVID-19), publicado el 15 de diciembre de 2020.
 
A lo largo de 2021, Mann dirigirá un nuevo proyecto que desarrollará herramientas para que los centros educativos midan el nivel de preparación de los jóvenes para empezar su carrera profesional. Si quiere saber más y seguir en contacto con el proyecto, puede mandarle un email a Anthony.Mann@oecd.org indicando si prefiere recibir la información actualizada en castellano y/o seguirle en Twitter @AnthonyMannOCDE.

¿Qué objetivos para la orientación académica y profesional recomendaría usted priorizar en una crisis laboral como la que estamos viviendo debido a la pandemia de COVID-19?
 
Nunca antes en la historia de la humanidad la orientación académica y profesional ha sido tan importante. Incluso antes de la pandemia, la necesidad estaba clara. Como los jóvenes estudian durante más tiempo, toman más decisiones que nunca. Pero el dinamismo creciente del mercado laboral, la demanda de talento que cambia constantemente, y el incremento en la diversificación de la educación y formación ha hecho que sea más difícil tomar decisiones. Ahora con el COVID-19 vemos cómo una catástrofe sanitaria provoca una crisis laboral para los jóvenes. 
 
Para los profesionales de la orientación, el desafío reside en ayudar a los y las jóvenes a insertarse en el mercado laboral para lanzar sus carreras profesionales. Ellos y ellas siempre se encuentran en una situación inherente de desventaja en la competición por trabajar porque saben menos sobre el trabajo, tienen menos contactos útiles y menos experiencia a la que pueden recurrir. En una recesión esta desventaja se amplifica.   
 
Hay datos de la OCDE que sugieren que cabe preocuparse por la disposición laboral de la generación de estudiantes que están ahora acabando educación secundaria. El sondeo PISA 2018 se llevó a cabo con cientos de miles de estudiantes de 15 años de todo el mundo. Concluyó que en toda la OCDE solamente la mitad habían visto un orientador en la escuela a esa edad y menos de un 40% había asistido a una feria de trabajo o visitado una empresa. El sondeo PISA muestra que lo que los estudiantes piensan sobre el mercado de trabajo se puede caracterizar como limitado, confuso y deformado por los entornos sociales

En la mayor parte de los países, hay muy poca evidencia de señales efectivas del mercado de trabajo, y está clara la necesidad que tienen los jóvenes de acceder a niveles más altos de orientación. En determinados países latinos, el informe PISA muestra niveles de participación por debajo de la media de la OCDE.



 
Una orientación efectiva a los jóvenes se basará en evidencias de su impacto a largo plazo. Un nuevo análisis de datos longitudinales nacionales realizados por la OCDE muestra que a los jóvenes les va mejor de lo esperado en el mercado laboral adulto si, cuando son adolescentes, demuestran voluntad y compromiso en la transición del colegio al trabajo en tres grandes áreas. Se espera que a los alumnos les vaya mejor en el empleo adulto si, cuando son adolescentes muestran que están:
 
  • Pensando en sus futuras vidas laborales,
  • Explorando carreras profesionales potenciales por medio de conversaciones y actividades para desarrollar la carrera profesional
  • Adquiriendo experiencia de primera mano sobre la empresa por medio de colocaciones, trabajos de media jornada, o voluntariados. 

Para los centros educativos, la orientación basada en datos e investigaciones proporcionará confianza de que los jóvenes están encaminados para competir lo mejor que puedan por el trabajo disponible. Como consecuencia, la prioridad es proporcionar al alumnado muchas oportunidades en las que involucrarse y reflexionar, y experiencias laborales reales. De esa manera, se ayuda a los alumnos y alumnas a reflexionar de manera crítica sobre su relación particular entre las decisiones de educación y formación que toman y su futuro laboral. Para las escuelas no basta con habilitar esta posibilidad; los jóvenes también necesitan retos y apoyo para reflexionar sobre sus conjeturas, intereses y habilidades teniendo en cuenta lo que aprenden sobre la dinámica del mercado laboral.
 
En su opinión, ¿cuáles son los tres retos principales de la orientación académica y profesional para afrontar la crisis laboral que está provocando la pandemia?
 
En un clima de recesión, es más importante que nunca volver a lo fundamental y asegurarnos de que se abordan las desventajas que evitan que los y las jóvenes compitan bien en el mercado laboral. Los estudiantes preparados para la carrera profesional entenderán bien el mundo del trabajo y tendrán opiniones informadas sobre cómo creen que van a tomar parte en él. Habrán explorado activamente sus intereses respecto a su carrera profesional por medio de distintas conversaciones con profesionales de la orientación y personas que trabajan, y habrán tenido que adquirir experiencias en empresa de primera mano.
 
Para la orientación académica y profesional, ha sido un reto cómo activar este desarrollo en una época de confinamientos y distancia social. En muchos países, se han realizado actividades alternativas. Vemos que la orientación personalizada, las ferias de empleo, las charlas sobre trabajo y los talleres de entrevistas que tienen lugar en modalidad online.  En este punto es importante recordar lo que hace que estas actividades sean efectivas al máximo es el poderlas realizar cara a cara. Sobre todo, los estudiantes tienen que confiar en que la información y consejo que están recibiendo sea auténtico.

En general, la orientación debería ser obligatoria y se debería animar a los alumnos y permitirles que se preparen a conciencia y con antelación para estas intervenciones, y reflexionen a continuación sobre las experiencias. Una pregunta excelente para hacer a los estudiantes tras una actividad de exploración de la carrera universitaria es si les ha sido útil. Estudios longitudinales demuestran que a los estudiantes a los que las sesiones les resultan útiles de adolescentes, normalmente les va mejor en el trabajo cuando son jóvenes adultos. Tenemos que ser conscientes de que los jóvenes aportarán sus propias suposiciones y prejuicios cuando consideren su carrera profesional, y hay que animarlos a aumentar sus aspiraciones.
 
Un reto especialmente difícil ha sido acceder a experiencias laborales en empresas. Se han detenido las prácticas en puestos de trabajo. En algunos países, se han llevado a cabo experimentos con prácticas profesionales online y debería ser una prioridad revisarlas de manera rápida y transparente. En el aprendizaje basado en trabajo, dentro de programas de Formación Profesional, la necesidad de continuar con estas experiencias laborales es especialmente urgente. La OCDE ha reunido ejemplos de maneras de solucionar este problema que los lectores pueden encontrar útiles en el informe Formación Profesional en tiempos de crisis.
 
"Es importante que los países animen y habiliten a las escuelas de recursos para asegurar que los jóvenes de los entornos más desfavorecidos tengan acceso fácil y abundante a la orientación".

¿Qué estrategias, acciones o prácticas de orientación académica y profesional cree que deberían llevarse a cabo principalmente para afrontar los retos que ha mencionado?
 
En esta crisis, hay una necesidad urgente de que las actividades de orientación sean lo más efectivas posible, es decir, que se basen en indicadores de mejores resultados en el empleo adulto. La orientación basada en datos les presenta a los profesionales de la orientación indicadores clave que proporcionan colectivamente confianza de que los jóvenes están encaminados a competir tan bien como se espera en el mercado de trabajo. Por ejemplo, hay estudios que demuestran que a los adolescentes de 15 años que no son capaces de nombrar un trabajo que piensan que van a realizar cuando tengan 30, y que subestiman el nivel de educación necesario para hacer realidad una ambición laboral, en general les va peor que a compañeros en su misma situación en el ámbito laboral.
 
También podemos identificar en la literatura ejemplos de indicadores relacionados con la exploración de la carrera profesional y experiencia en las empresas, ya sea mediante trabajo a media jornada, prácticas en empresas o voluntariado. El nuevo informe sobre trabajo de la OCDE, ¿Preparado para trabajar? Cómo pueden las escuelas preparar mejor a los jóvenes para empezar su vida laboral en la era COVID-19 expone lo que se sabe actualmente sobre estos indicadores. También da a conocer un proyecto de 12 meses diseñado para proporcionar herramientas de trabajo para gobiernos y escuelas interesados en probar la efectividad de los programas de orientación y evaluar la disposición de los estudiantes hacia su carrera profesional.
 
Entre los grupos más afectados por la pandemia en términos económicos y de empleo, están los jóvenes (incluso aquellos formados) y las personas sin estudios ni formación. ¿Qué se podría hacer desde la orientación académica y profesional para mejorar sus oportunidades?
 
Analizando los datos PISA 2018 para España, vemos que la participación en actividades importantes de desarrollo de la carrera profesional está marcada por el nivel socioeconómico (NSE), el rendimiento académico y el género. Es motivo de preocupación que los jóvenes de los entornos sociales más desfavorecidos y con los niveles más bajos de rendimiento académico piensen que pueden acceder a niveles más bajos de orientación que sus compañeros más favorecidos. Ellos deberían ser los que reciban más ayuda. Estudios internacionales demuestran constantemente que los jóvenes de entornos más desfavorecidos son los que más necesitan orientación.

 


Es importante que los países animen y habiliten a las escuelas de recursos para asegurar que los jóvenes de los entornos más desfavorecidos tengan acceso fácil y abundante a la orientación. La evidencia a nivel internacional muestra que en los lugares en los que los jóvenes están bien preparados para sus vidas laborales les va mejor de lo que cabría esperar teniendo en cuenta su entorno. Los sistemas educativos y las escuelas tienen un papel esencial a la hora de allanar el camino y hacer que el acceso a la información, experiencias y apoyo que marcan la diferencia en la transición de la escuela al mundo laboral estén al alcance de todos por igual. Esto empieza por rastrear niveles de participación y actuando si sale a la luz evidencia de que situaciones desfavorables en la vida son agravadas por situaciones desfavorables para acceder a la orientación.
 
¿Puede mencionar buenas prácticas de orientación académica y profesional que se han llevado a cabo o que se realizarán durante la pandemia en Europa?
 
En breve, Cedefop publicará los resultados de un sondeo global con personas que trabajan en orientación académica y profesional.  La encuesta se llevó a cabo en la primavera del 2020 y explora en parte cómo se ha adaptado la manera de orientar a las restricciones causadas por la pandemia. En la mayor parte de los países se decidió rápidamente seguir dando orientación cara a cara por medios alternativos. Se llevaron a cabo sesiones de orientación por medio de videoconferencias o por teléfono. Se proporcionó orientación en webs para compartir vídeos y en muchos países vimos ferias de trabajo online y días de puertas abiertas virtuales en instituciones de estudios superiores. Tal vez la respuesta más ambiciosa fue la de Oak National Academy en Inglaterra, donde se proporcionaron muchos nuevos recursos en línea a miles de escuelas por medio de una organización nacional. Éstos incluían lecciones online con empresas de alto nivel diseñadas para reemplazar las prácticas en puestos de trabajo, normalmente ocupados por adolescentes de 15 años.
 
Probablemente la experiencia que estamos viviendo y su impacto puedan servir para corregir la manera de orientar y nos permita reforzar aspectos a los que no hemos prestado atención hasta ahora. ¿Puede darnos un ejemplo?
 
La Formación Profesional proporciona un ejemplo excelente. Allí donde las decisiones en materia de Formación Profesional son de buena calidad y las empresas están comprometidas, los estudiantes pueden tener la confianza de que los programas van a ser una vía de escape a los trabajos de alta cualificación. Sin embargo, el informe PISA nos dice que, en muchos países, los intereses de los jóvenes en Formación Profesional están fuertemente limitados por sus entornos sociales. En demasiados países, la FP se percibe como algo para chicos que tienen un rendimiento bajo, y que provienen de un nivel socioeconómico bajo. En una recesión, es más importante que nunca que el mayor número posible de jóvenes tenga la oportunidad de considerar seriamente los programas de Formación Profesional. Vimos en la gran crisis financiera de 2007/2008, que el empleo juvenil se mantenía en países con sistemas de Formación Profesional potentes como Alemania y Suiza. En estos lugares, el compromiso de las empresas consiguió que la FP proporcionara a los estudiantes la confianza de que su programa de formación llevara a conseguir un buen trabajo. Desde 2008, muchos países han reformado sus sistemas de Formación Profesional para hacerlos más atractivos, pero el informe PISA 2008 nos dice que este mensaje no está llegando a muchos jóvenes. 
 
Nueva Zelanda es un buen ejemplo de país que está tomando medidas para concienciar más sobre lo que la Formación Profesional puede ofrecer. En Nueva Zelanda se ha planeado una reducción extensiva de cualificaciones en los empleos cualificados. Como respuesta, el gobierno ha anunciado recientemente una campaña nacional de marketing respaldada por nuevos fondos para habilitar a los centros formativos para dirigir actividades con aprendices y empresas aprendices. Se pondrán en contacto a los voluntarios con estudiantes, que tendrán la oportunidad de explorar carreras profesionales potenciales por medio de interacciones de primera mano. De esta manera, los centros de formación están dando a los jóvenes acceso a información de confianza que les ayudará a tomar decisiones más informadas mientras planean su futuro. Una buena orientación aumenta las aspiraciones, y lo hace en parte proporcionando a los y las jóvenes visiones atractivas de su posible vida laboral futura.
 
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