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Los retos de la orientación para ser valorada como profesión

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Exigir una titulación específica para ser orientador y orientadora constituye una de las principales soluciones para profesionalizar esta disciplina

  • 22/05/2019

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Mayra Bosada, Redacción de Educaweb
La orientación académica y profesional resulta fundamental para reducir el abandono y el fracaso escolar, según diversas instituciones, entre ellas la Comisión Europea[1]. De ahí que las personas que acompañan a otras en el proceso de toma de decisiones sobre su futuro académico o profesional cuenten con las competencias necesarias para ello, ejerzan adecuadamente su trabajo y, en definitiva, sean auténticos profesionales.
 
No obstante, en España aún se puede ejercer como orientador u orientadora académica en una escuela pública sin contar con una formación específica y especializada, lo que repercute sin duda en la calidad de las intervenciones que recibe el alumnado y pone en evidencia que la orientación todavía no se considera una profesión, según afirman algunos expertos que han participado en este monográfico sobre La profesionalización de la orientación académica y profesional.
 

Retos para profesionalizar la orientación y soluciones

 
Los expertos en orientación académica y profesional que han participado en esta publicación, así como otras fuentes de información especializadas en esta temática exponen los retos de la orientación para que sea considerada como profesión y ofrecen algunas ideas para lograrlo. Estas son…
 

1. Exigir una titulación específica para ser orientador u orientadora

 
Uno de los principales impedimentos para profesionalizar la orientación académica y profesional es que no se exija la experiencia y la formación adecuadas para poder ejercerla en las escuelas, centros e instituciones donde esta tiene un protagonismo claro, ya sea desde el ámbito de la educación, la formación o el trabajo, etc. Las formaciones básicas para ejercer la orientación deberían ser los grados en Psicología, Psicopedagogía y Pedagogía, con un abanico de especializaciones sobre este campo a través de posgrados o másteres.
 
"Para las oposiciones de Secundaria en España cualquier graduado universitario que tenga un máster en Educación Secundaria puede acceder a cualquier especialidad. O sea, que un pedagogo puede conseguir un puesto de orientador, pero también de docente de Matemáticas; o un matemático también puede acceder a un empleo en un departamento de orientación", advierte Ana Cobos, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE), en entrevista a Educaweb. "No se puede construir la orientación como una profesión si a la administración le vale cualquier título universitario para ofrecerla".
 
Otro ejemplo de esta situación es la oferta de empleo público para orientadores profesionales, en la que no se exige a los candidatos contar con una formación específica, según recuerda en un artículo el psicólogo y experto en desarrollo personal y profesional, Ricard Guillem[2].
 
"Las ofertas privadas de empleo están valorando más la formación y la experiencia profesional específica en orientación profesional que las ofertas de empleo público", señala Guillem, quien asegura que "el potencial de la figura del orientador profesional requiere una mayor profesionalización de la función orientadora y avanzar hacia un Sistema Integrado de Orientación que aporte coherencia y calidad".
 
La solución a esta situación la tiene la administración, que debería exigir y velar aún más por que la labor orientadora sea realizada única y exclusivamente por personal cualificado y facilitar la formación continua de este, coinciden Guillem y Cobos.
 

2. Incrementar los contenidos sobre orientación en la formación inicial

 
La orientación ocupa un reducido espacio en los contenidos de las titulaciones genéricas, como Magisterio, Psicología, Pedagogía, etc., o bien se han conformado pocos títulos no oficiales para poder formar a las personas interesadas en ejercerla, indica en un artículo María Fe Sánchez García, profesora titular de Orientación Profesional en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Educación a Distancia [3].
 
Actualmente existe poca formación en orientación, corroboran por su parte Màrius Martínez y Laura Arnau, investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Por ello abogan por profesionalizar y mejorar las competencias profesionales de los orientadores, tanto en la formación inicial específica como la continua [4].
 
Por tanto, resulta necesario establecer nuevos mecanismos de formación inicial común y regulada, que garanticen que se formen orientadores cualificados. Los propios profesionales de la orientación consideran que para preparar profesionales competentes se requiere formación en orientación del aprendizaje y del desarrollo personal, orientación familiar, orientación profesional, así como en metodología y recursos del diagnóstico y, sobre todo, en la atención a la diversidad , según el estudio Los contenidos de formación de los profesionales de la orientación educativa desde la perspectiva de los propios orientadores, basado en opiniones de 568 orientadores y orientadoras [5].
 

3. Impulsar y aumentar la investigación en el ámbito

 
La orientación es una disciplina nueva dentro del ámbito de las Ciencias de la Educación, que posee un "problema en general: que todavía se entiende como una ciencia blanda porque aún es necesario realizar más investigación en torno a ella", señala Cobos.
 
La presidenta de COPOE asegura que se debe construir una base epistemológica de la educación en general y de la orientación en particular, mediante la cual se puedan obtener evidencias que ayuden a poner en valor la orientación académica y profesional, y así poderla profesionalizar.
 
Si se realizara mayor investigación se generarían las evidencias necesarias para evaluar el impacto de la tarea orientadora a corto plazo, el valor de la formación de sus profesionales, y así determinar la formación que estos requieren, lo que beneficiaría tanto al servicio que ofrecen como a la profesionalización de la orientación.
 

4. Definir mejor y actualizar las funciones y competencias de los orientadores

 
Otro aspecto a mejorar es la definición las funciones específicas del profesional de la orientación, sobre todo en los centros educativos, donde en ocasiones realizan actividades que no les competen, como es la docencia, y que menoscaba el valor de la orientación como profesión.

De hecho, en muchos países existe una ambigüedad y dispersión de roles en orientación que favorecen cierto "intrusismo profesional", considera por su parte María Luisa Rodríguez-Moreno, catedrática de Orientación Vocacional y Formación Profesional de la Facultad de Pedagogía en la Universitat de Barcelona, en su libro "Hacia una nueva orientación universitaria"[6].
 
La también investigadora añade que "las intervenciones y las actividades de acompañamiento y ayuda han de ser revisadas en función de los nuevos objetivos sociales y laborales y, paralelamente a ellas, de la formación teórica y práctica de los que de verdad han de ser los orientadores profesionales cualificados".
 
Consciente de esta situación, la COPOE presentó hace un año dos proposiciones no de Ley en las que aboga por mejorar la orientación educativa y profesional, así como realizar un estudio sobre las funciones de estos profesionales, mediante el cual se analice "la conveniencia de las titulaciones de Pedagogía, Psicología o Psicopedagogía como requisitos para ser orientador u orientadora".
 
"Nosotros proponemos realizar un estudio sobre cuáles son las funciones que realizamos los orientadores y orientadoras porque es imprescindible precisamente para poder delimitar el perfil profesional y que sea reconocido", indica Cobos. De momento, el estudio aún no se ha llevado a cabo.
 

5. Aumentar la formación orientadora hacia los nuevos contextos sociales

 
La orientación se enfrenta a grandes retos a raíz de la revolución tecnológica. Surgen nuevas perspectivas personales y profesionales por parte de las generaciones más jóvenes, así como nuevas profesiones, una gran variedad de estudios e itinerarios, y más énfasis en desarrollar las competencias transversales y tecnológicas. Y los orientadores y orientadoras deben familiarizarse con todo esto para ofrecer mejores intervenciones acordes a los cambios y profesionalizar su trabajo orientador.
 
"Los orientadores y orientadoras han de tener la preparación específica para enfrentar, de manera urgente, los cambios en la educación y el mundo laboral. […] Deben actualizarse sobre cómo impacta la tecnología en los nuevos empleos, que nada tienen que ver con las profesiones tradicionales", asegura en su artículo Elena Ibañez, CEO de la consultora especializada en orientación Singularity Experts.

Los programas de formación de los orientadores del futuro variarán y se adecuarán a las nuevas realidades educativas y laborales de la ciudadanía
. "Tendrán que formarse en nuevas herramientas que les permitan medir los intereses profesionales de las personas, ya que, en los empleos del futuro, muchos trabajos no encajan en las dimensiones que se vienen midiendo tradicionalmente", añade.

Superar estos obstáculos de las tecnologías y la globalización, así como los objetivos personales cambiantes de cada generación, exige a los profesionales de la orientación un esfuerzo de aprendizaje continuo y puesta al día de conocimientos "que muchos ya han iniciado por su cuenta, mediante la vía de la formación no formal o informal, aunque será necesario ir incorporando a los programas formales y, sobre todo, a las carreras y estudios que permitan el ejercicio de estas actividades", señala por su parte Elías Amor, presidente de la Asociación Española para el Fomento de las Políticas Activas de Empleo y las Cualificaciones (AFEMCUAL) en su artículo para Educaweb.

Sin embargo, no hay que perder de vista, tanto actualmente como en el futuro, que orientar no se trata solamente de "propiciar la 'adaptación' de la persona para responder a los requerimientos del mercado, sino también a su propio desarrollo", según señalan Asunción Manzanares Moya, catedrática del área de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Castilla La Mancha, y Clara Sánz López, profesora especialista en orientación educativa.[7].
 
 
[4] Martínez, Marius y Arnau, Laura (2015). Després de l'ESO què puc fer?Diagnosi i propostes per a la orientació educativa de 12 a 16 anys, Fundació Jaume Bofill.
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