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Aprender sirviendo a la comunidad

Editorial

Las competencias se adquieren ejercitando actuaciones concretas en escenarios concretos, es decir, aprender haciendo cosas. El Aprendizaje-Servicio es, en esencia, eso: un espacio para aprender siendo útil a una comunidad determinada con necesidades específicas y con un proyecto concreto.


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Enric Renau. Editor
La definición resumida del término "Aprendizaje-Servicio" o APS propuesta en distintos artículos de este monográfico y por la entrevistada Roser Batlle me parece suficientemente explícita: Un proyecto educativo articulado con finalidad social, en el que los alumnos aprenden a la vez que trabajan sobre necesidades reales para mejorar el entorno en el que se mueven.

Mi comentario se centrará en uno de los aspectos positivos de esta apuesta: permite adquirir competencias, no sólo conocimientos. APS trabaja para aprender a hacer cosas concretas en beneficio de la comunidad y desarrolla las habilidades necesarias para ejercitarlas.

Un ejemplo concreto: la acogida e integración lingüística de inmigrantes, por ejemplo, pakistaníes, en un barrio concreto de una ciudad metropolitana.

Una realidad social como la inmigración es un fenómeno estadístico (¿cuántos hay en la ciudad?, ¿de donde vienen?, ¿qué lengua hablan?) y una fuente de debate filosófico (¿es buena la mezcla de culturas? ¿cuáles son los límites que cada comunidad no tiene que traspasar?) .

Sin embargo, el APS nos sugiere que salgamos del aula, después de haber aprendido algunas ideas y datos del fenómeno, y nos pide que pisemos la calle e interaccionemos –de una forma procedimentada y reflexionada- con el colectivo en cuestión.

No se trata sólo de aprovechar la asignatura de educación para la ciudadanía. Se puede plantear desde distintas materias: Literatura, mirando de encontrar textos traducidos; Gramática, para comprender las diferencias entre las lenguas; Matemáticas para realizar proyecciones demográficas del colectivo o ciencias naturales, para comprender las diferentes pigmentaciones de la piel.

Una vez fijado el objetivo concreto, el proceso de interacción en sí exige también la incorporación de determinadas habilidades sociales, como por ejemplo expresarse adecuadamente ante un público que no domina a la perfección tu idioma, la adaptabilidad a entornos distintos o el liderazgo de grupos.

Podría extenderme en distintas opciones alternativas pero supongo que como ejemplo ya sirve lo comentado.

Éste no es un proceso de aprendizaje que se pueda improvisar. Existe una metodología a seguir y se requiere una cierta coordinación con los entes locales responsables de la administración pública.

Animo a los lectores a que se informen más y mejor a través de nuestros articulistas o directamente de nosotros mismos.

Enric Renau
Editor

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