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Emprender en la era digital, una cuestión de formación

Artículo de opinión

  • 24/07/2019

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Adam Abadías Selma, Profesor de la Universidad de Nebrija y responsable de marketing y e-commerce (Catalunya)
Según el mismo Parlamento de la Unión Europea (UE) el 99% de las empresas son pymes y crean 2 de cada 3 puestos de trabajo. Estos datos son rotundos y nos muestran el tejido empresarial existente entre los países de la UE, y la importancia de la pequeña y mediana empresa (y también de los autónomos).En España, los números y peso de las pymes son muy similares y no hay motivo alguno por el que la educación no mire hacia esta coyuntura.
 
Habiendo dado una breve pincelada de la situación empresarial actual, me centraré en algunos datos y reflexiones que afectan directamente al Estado español, respetando así las peculiaridades de cada país perteneciente a la UE.
 
Es evidente que existe una relación causa-efecto entre los programas educativos y el emprendimiento y/o la creación de empresas. No hay motivo pues por el que debamos aislar un concepto de otro y es de vital importancia tratar de encontrar causas y motivos por los que un campo afecta a otro.
 
Si hablamos de emprendimiento es lógico pensar que las instituciones académicas, en todo su conjunto, apuesten por un modelo que responda a las necesidades de un tejido empresarial cada vez más heterogéneo y motivado por la comunicación y la transformación digital.
 
La manera de comunicarnos y consecuentemente la manera con la que comerciamos ha experimentado drásticos cambios en los últimos años debido en gran parte a la irrupción digital. Todo el paradigma comercial ha mutado hasta situar a las grandes corporaciones dedicadas al sector TIC a la cabeza de todos los rankings empresariales. Llegados a este punto, es lógico pensar que de alguna manera u otra durante los próximos años cualquier persona que pretenda emprender deberá tener muy en cuenta algunas de las características que ha traído o exagerado la digitalización: más competencia, destrucción de barreras físicas y temporales, globalización, personalización, teletrabajo, etc. Todo, absolutamente todo ha cambiado. Si bien es cierto, dependiendo del sector, este cambio ha sido o será más paulatino, la digitalización es un fenómeno que afectará al conjunto de las relaciones comerciales y la formación debe estar preparada. 
 
Dicho esto, a las cualidades intrínsecas y ya conocidas del carácter del emprendedor nato: convicción, constancia, paciencia, visión, etc., se le añaden otras tan necesarias en el contexto actual que las convierten en indispensables. Estas cualidades son llamadas comúnmente como soft skills o habilidades transversales y engloban la capacidad por gestionar el cambio, las habilidades comunicativas, la capacidad narrativa, la cultura de empresa, etc. 
 
"Es evidente que existe una relación causa-efecto entre los programas educativos y el emprendimiento y/o la creación de empresas".


La importancia de las soft skills para las personas emprendedoras

 
¿Por qué es vital para las personas emprendedoras tener en cuenta y dominar las soft skills? El fácil y rápido acceso a la información, así como la democratización de la comunicación, incitan a que cualquier emprendedor o emprendedora deba tener una visión 360º que mida el impacto de cualquier acción. Por ejemplo, si nos fijamos en el sector de la restauración o en el turístico, será fácil deducir que no dominar la comunicación "omnicanal" puede hacernos fracasar debido a tener malas puntuaciones en Tripadvisor o malas reseñas en Google. 
 
Citando otro ejemplo, una empresa química no puede tan solo centrarse en su propia actividad industrial, sino que debe tener un ojo puesto en el potencial impacto que ésta tenga sobre el medio ambiente, afectación social, etc. Es decir, cualquier empresa, en mayor o menor medida, debería tener una política de responsabilidad social corporativa.
 
Es por eso por lo que cualquier emprendedor o emprendedora, obviamente también vale para los que son autónomos, debe desprenderse de la idea de que tan solo basta con tener un buen producto y/o un buen servicio, hay que comunicar y saber hacerlo con perspectiva global. Dicho de otra manera, hay que conocer y dominar el boca-oreja actual. Éste adquiere más fuerza en la era de la digitalización y es por esto por lo que la formación debe preparar a los presentes y futuros emprendedores en este sentido.
 

¿Cómo debería ser la formación para el emprendimiento?

 
La formación para el emprendimiento debe tener un sentido principalmente práctico que permita aplicar los estudios a la vida real. La información ya está presente en los medios y las personas emprendedoras necesitan de contenido que aporte valor añadido en forma de pragmatismo. Por ello sería conveniente que, ya en etapas primarias de la educación, las empresas se adentren en las aulas aportando vivencias sobre cómo es su día a día y cómo lograron llegar ahí. Y no me refiero necesariamente a grandes empresas, sino a dejar entrar en las aulas al panadero del barrio, al peluquero del pueblo o a la granjera que cuida de sus aves.De alguna manera se trata de acercar el emprendimiento de a pie a las clases sin que nos obcequemos en que todo emprendedor o emprendedora debe llegar a ser una especie de Steve Jobs.
 
"La formación es un concepto que debe acompañar al emprendedor o emprendedora de manera continua y permanente".

A menudo se critica el concepto clásico de educación por ser demasiado teórico y es ahí donde la administración y las patronales pueden dar un giro en forma de ayuda al emprendimiento que aporte valor añadido gracias a la colaboración empresa-educación.
 
Es obvio que la aparición de nuevas formas de comunicar, tal como apuntábamos anteriormente, nos lleva a transmitir conocimiento de un modo colaborativo. Ejemplos como el distrito de innovación Barcelona 22@ o el HUB Barcelona Activa son nidos de emprendedores y emprendedoras que surgen de la interacción entre personas con ideas y conocimientos distintos que logran resolver dudas y aplicar mejoras gracias a la colaboración entre iguales. A menudo estos espacios consiguen suavizar y eliminar barreras con las que cualquier emprendedor novel tiene que lidiar, la burocracia.
 
Cumplir con todos los requisitos legales para constituir una empresa es una barrera que debe y puede eliminarse desde el conocimiento y la formación. Quizá sería bueno que parte del profesorado, y hablo en todos los niveles, conociera de primera mano las peculiaridades burocráticas para transmitirlas al alumnado. Y aquí yace la importancia de lograr que entornos educativos y empresas trabajen en conjunto con el objetivo de fomentar el emprendimiento, que al fin y al cabo es lo que nos hará avanzar hacia una sociedad más justa y próspera.
 
En definitiva, la formación es un concepto que debe acompañar al emprendedor o emprendedora de manera continua y permanente, adaptándose al cambio para ofrecer soluciones en las distintas etapas para crear un negocio.
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