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Arturo de las Heras. Gerente de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA)
Mucho se ha escrito, se escribe y, con toda seguridad, se seguirá escribiendo del llamado "Pacto de Bolonia". Y es que, como todo cambio sustancial, el nuevo status quo de la educación universitaria ha generado no poca resistencia y multitud de opiniones enfrentadas entre partidarios y detractores para defender o atacar sus bondades (que las tiene y muchas) y debilidades (que también). Así que si algo ha conseguido Bolonia, es precisamente eso, suscitar el debate.

Pero más allá de su dimensión polémica, Bolonia ha traído también, en mi opinión, aires renovadores al panorama universitario español. Y aunque no cabe duda de que las cosas se podrían haber hecho mejor (todo es mejorable en esta vida), ha servido para ayudar a corregir un viejo y endémico mal de la Universidad española. Y es que, en efecto, a mi modo de ver. Una de las principales aportaciones del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) ha sido acercar la Universidad a la empresa y al mercado laboral.

"Una cosa es lo que te enseñan en la Universidad y otra muy distinta el trabajo…". "Cuando empiezas a trabajar es cuando te das cuenta de que lo que has aprendido en la Universidad no sirve de mucho en la vida real…". Todos hemos escuchado alguna vez (si no dicho) sentencias por el estilo en boca de recién licenciados una vez que toman su primer contacto con el mercado laboral. En efecto, desde siempre se le ha reprochado a la Universidad tradicional que no ha sabido salvar el enorme GAP que mediaba entre el aula y la oficina, entre el mundo académico y el mundo real. Se le ha acusado de actuar con excesivo rigor académico, incluso con soberbia, mirando con cierta superioridad o de soslayo al mundo empresarial, y olvidando, hasta cierto punto, que las enseñanzas adquiridas en la Universidad están llamadas a tener una aplicación práctica en el futuro, cuando los alumnos se incorporan al mercado laboral. Era como si Universidad y empresa fueran mundos aparte, planetas alejados por millones de años luz de distancia y sin posibilidad alguna de comunicación entre sí.

Bolonia ha hecho una tentativa seria y valiente para restablecer esas comunicaciones entre Universidad y Empresa que nunca han terminado de funcionar bien. Los nuevos planes de estudio, además de preocuparse de proveer a los alumnos de un poderoso compendio de conocimientos teóricos, también ha destinado un espacio muy importante para dotarles de una serie de competencias y habilidades que más tarde les permitirán desenvolverse en el mundo laboral. Los nuevos planteamientos no sólo no miran por encima del hombro a la empresa, sino que se meten hasta la cocina de sus entrañas para que los estudiantes conozcan, ya desde la Universidad, lo que se cuece en esos fogones en los que están llamados a trabajar cuando se gradúen.

Así, trabajo en equipo, comunicación interpersonal oral y escrita, liderazgo, gestión de equipos, capacidad de adaptación o flexibilidad son algunas de las habilidades que se enseñan junto a las asignaturas tradicionales, o mejor, dicho, que impregnan y acompañan el estudio de esas asignaturas, "engrasando" los conocimientos teóricos en un determinado modo de aplicarlos y de sacarles provecho desde el punto de vista práctico. De este modo, la Universidad se erige, además de como lugar de transmisión de conocimiento, en un banco de pruebas o centro de entrenamiento para el mercado laboral.

Y como el movimiento se demuestra andando, baste como ejemplo de esa proximidad entre mundo universitario y mundo laboral, una iniciativa que hemos llevado a cabo en la Universidad a Distancia de Madrid. Los alumnos del Grado de Derecho realizan una actividad consistente en un juicio virtual en el entorno virtual Second Life. En ella, los alumnos simulan un juicio real aplicando en el mismo los conocimientos previamente adquiridos en las asignaturas de Derecho Civil y Derecho Procesal. Se trata de recrear una vista donde están presentes los roles de juez y letrados de las partes demandante y demandada, representados todos ellos por sus correspondientes "avatares". Esta actividad académica permite recrear con gran veracidad las condiciones que rodean a un juicio de la vida real, y el hecho de que todo se produzca en tiempo real facilita que los alumnos de Derecho se pongan en la piel de los distintos profesionales que participan en una vista.
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