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El éxito de la Formación Profesional

Editorial

El éxito de la FP se mide por su capacidad de adaptarse a las necesidades de un mercado de trabajo cambiante y abierto. Su oportunidad pasa por detectar, con la máxima antelación posible, cómo las nuevas demandas sociales van a transformarse en yacimientos de empleo y cómo las grandes apuestas de las políticas públicas pueden generar nuevos puestos de trabajo.


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Enric Renau. Editor
El éxito de la FP se mide por su capacidad de adaptarse a las necesidades de un mercado de trabajo cambiante y abierto.

Cambiante porque las actividades económicas más dinámicas de la economía española en los últimos años, como las vinculadas al mundo de la construcción, por ejemplo, puede que pierdan fuelle.

Abierto, porque, en un mercado laboral europeo, hay importantes movimientos de contingentes de otros territorios continentales que pueden ejercer adecuadamente -y en algunos casos de forma superior- actividades profesionales específicas.

La oportunidad de la FP pasa por detectar, con la máxima antelación posible, cómo las nuevas necesidades sociales van a transformarse en yacimientos de empleo y cómo las grandes apuestas de las políticas públicas pueden generar nuevos puestos de trabajo.

Los yacimientos implican nuevas profesiones. Las grandes apuestas públicas, implican, normalmente, mayor intensidad en actividades tradicionales.

Sin embargo, el éxito de las políticas de FP pasa por comprender la realidad en el ámbito local, es decir, en el microcosmos comercial, industrial, turístico, constructivo o público que pueda haber en cada municipio o comunidad autónoma.

El dinamismo agrícola de determinadas provincias del sur de España que se complementa con una floreciente nueva industria agroalimentaria, convive con el freno de la actividad primaria en las proximidades de las grandes metrópolis del Estado, donde los propietarios piensan más en convertirse en promotores inmobiliarios que en mecanizar las producción agrícola o invertir en I+D para mejorar genéticamente una especie productora.

La actividad turística moviliza los recursos humanos en distintos puntos de la costa mediterránea, pero a su vez, transforma establecimientos obsoletos en equipamientos para la atención de la gente mayor.

Los servicios a las personas crecen como yacimiento de empleo, pero a su vez, incorporan las TIC, lo que exigirá nuevas competencias y no sólo una actitud asistencial.

Los retos energéticos están ya provocando reinversiones públicas y privadas y no sólo cambiarán nuestro paisaje, sino también muchos puestos de trabajo.

El desarrollo de parques científicos y tecnológicos, a su vez, puede reanimar la actividad productiva en las grandes ciudades, cerca de las universidades y de las infraestructuras de movilidad internacional.

Pero, como he señalado antes, ello no sucederá del mismo modo en todas partes, por las características socioeconómicas de cada territorio y por la distinta claridad de ideas de los dirigentes políticos y por las diferentes actitudes de los empresarios y emprendedores locales.

Enric Renau
Editor
editor@educaweb.com





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