Encuentra tu curso ideal

9%

¿Qué quieres estudiar?

Sigue el abandono

Editorial

Modificar la pirámide educativa reduciendo la desproporción en los extremos - jóvenes sin ESO y demasiados universitarios - y fomentar políticas de formación profesional, combinando educación y trabajo serían de gran ayuda para combatir el abandono escolar. Como lo sería invertir más recursos públicos y privados en educación, para conseguir, por ejemplo, una media de 15 alumnos por aula.


  • Valora

  • Deja tu comentario
Enric Renau. Editor
El abandono escolar en La Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) en España sigue siendo, seguramente, el punto más negro del sistema educativo. 3 de cada 10 alumnos no acaban la ESO a pesar que sea obligatoria la escolarización hasta los 16 años y otro 30% finalizan el Bachillerato o la FP antes de tiempo, es decir, sin aprobarlo.

La situación sigue siendo grave y no parece que se le haya encontrado la terapia de choque.

Veamos algunas posibles causas.

La primera, es la inversión económica en educación. Mientras que España dedica el 4,7% del PIB, en la OCDE estamos en un 5,8%. Uno puede decir… sólo son décimas. Pero la realidad significa que, por ejemplo, en los países nórdicos hay 15 alumnos por clase y sólo un 16% de población activa sin estudios de ESO finalizados.

Otra razón es la mala estructuración del sistema educativo. En el estado español, la pirámide educativa es como un "diábolo”. Una base ancha de personas sin estudios de ESO finalizados, un área relativamente reducida de estudios medios (especialmente de formación profesional) y, otra vez, una sobre-representación de 8 puntos de estudiantes universitarios, llegando al 40% de los jóvenes de 25 a 44 años.

Este desequilibrio piramidal provoca el dilema sobre qué modelo pedagógico debe imperar. Aquél modelo que piensa en los que no llegan o aquél modelo que prioriza la llegada de los mejores a la universidad en las mejores condiciones. Los dos modelos tienen su propia lógica y, seguramente, no se les debe pedir a padres y madres y centros que renuncien a las máximas cotas académicas para los jóvenes, si el sistema así está estructurado.

El prestigio de la FP, que ha crecido substancialmente en los últimos años, debe venir acompañado de políticas laborales y educativas que permitan compaginar empleo y formación, primando a aquellas empresas que comprendan que esta opción es buena para sus respectivos trabajadores y negocios.

Normalmente, quien abandona la escuela o el instituto lo hace porqué el entorno familiar y socioeconómico no permiten apostar por la formación y sí por el ingreso económico inmediato a costa de una carrera profesional duradera. Por ello, si el entorno no ayuda, que ayude la legislación y políticas laborales. Recordemos el fracaso de las políticas públicas de formación continua.

Seguro que existen más posibilidades de mejorar las tasas de abandono escolar, pero sólo que fuésemos capaces de solventar las acciones que he propuesto, daríamos un paso de gigante.






Opina sobre este tema en nuestro Foro





Enric Renau
Editor

editor@educaweb.com
Deja tu comentario