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"La neuroeducación no es una moda, es una necesidad"

Entrevista

  • 15/11/2023
  • Tiempo de lectura 7 mins

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Anna Forés. Directora adjunta de la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU1st, de la Universitat de Barcelona
Anna Forés es Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universitat de Barcelona (UB). Actualmente trabaja como directora adjunta de la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU1st y es investigadora en el Institut de Recerca en Educació en dicha universidad. Asimismo, es una de las principales organizadoras del V Congreso Internacional de Neuroeducación.
 
Forés es experta en los campos de la neuroeducación y la pedagogía, dedicando gran parte de su carrera a la investigación, la enseñanza y la divulgación de estos.
 
Además de su trabajo en el ámbito académico, Forés es autora de numerosos libros y artículos relacionados con la neuroeducación y la pedagogía.

¿Qué es la neuroeducación y que aporta a la mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje de las personas?
 
Neuroeducación es entender realmente qué está pasando en nuestro cerebro cuando estamos aprendiendo, y esos aportes y evidencias trasladarlas al mundo educativo, ya sea en el aula de una escuela o instituto, pero también en la educación no formal.
 
¿La neuroeducación puede ser más útil en unas etapas educativas o tipos de formación que en otras?
 
La neuroeducación es útil para enseñar a personas de cualquier edad, desde los más pequeños, y cuando digo más pequeños sería de 0 a 3 años, hasta las personas más mayores. Porque muchas veces esas creencias limitantes o neuromitos que se tienen sobre que a los adultos mayores les cuesta aprender, hace que las intervenciones educativas o el acompañamiento que hagamos a estas personas pueda ser más limitante. Entonces, aplicar la neuroeducación o los avances de la neurociencia en la educación creo que es útil e interesante en la enseñanza-aprendizaje a cualquier edad.

¿Y cuáles son esos neuromitos más comunes sobre el cerebro y el aprendizaje que se deberían desmitificar en el ámbito educativo?
 
Por ejemplo, uno de los neuromitos más arraigados en los docentes es que tenemos que enseñar según cada estilo de aprendizaje: si un niño es más auditivo, tenemos que enseñar más auditivamente; si un niño es más visual o más cinestésico, tenemos que adaptarnos a esa manera o a ese estilo de aprendizaje. Pero ahora hemos observado con la neurociencia que a nuestro cerebro le gustan cuantas más conexiones mejor. Por tanto, aunque creamos que un niño es más visual o más cinestésico o más auditivo a la hora de aprender, tendríamos que enseñarle con los máximos sentidos e implicaciones, justamente porque lo que nos interesa es impulsar las máximas conexiones cerebrales posibles para que aprenda más y mejor.
 
Hay muchos neuromitos, y hay muchas razones también por las que existen, y es porque en un momento dado la ciencia nos los había explicado así. Eso significa que la ciencia va avanzando y también que debemos tener esa humildad de saber que las cosas que ahora decimos que son así, a lo mejor dentro de unos años veremos también que hay una variante. Entonces también hay que ser muy cuidadosos y humildes siempre respecto a los avances de la misma ciencia.
 
Después hay neuromitos que nos los explicaron así o hay cosas que nosotros solamente habíamos observado y hecho una inferencia. Por ejemplo, los avances tecnológicos nos permiten ver qué está pasando realmente en nuestro cerebro cuando estamos aprendiendo y ahora vemos cosas que creíamos que eran de otra manera, y nos ayudan a entender el por qué hay cosas que realmente funcionan o no en la educación.
 

¿Entonces qué tipo de metodología educativa sería la más recomendable?
 
Con los más pequeños lo tenemos muy claro: aprenden jugando, experimentando, tocando y el cuerpo forma parte del aprendizaje. Cuantos más sentidos implicamos en el aprendizaje mejor aprendemos. Sin embargo, cuando se van haciendo mayores, a los niños los obligamos a estar sentados 6 horas en una silla y eso muy educativo no es.
 
Hay que intentar que en la enseñanza- aprendizaje los estudiantes se muevan más, utilicen más el cuerpo e impliquen más sus sentidos. Y que podamos trabajar con situaciones más reales o más realistas. Cuanto más cercana sea la situación de aprendizaje, el desafío o el reto, mucho más conocimiento van a adquirir los alumnos
 
¿Qué es la plasticidad cerebral y cómo se puede aprovechar en la educación y sobre todo en la formación a lo largo de la vida?
 
Antes se etiquetaba al alumnado diciendo: este niño no sirve para las matemáticas. O los propios alumnos se lo decían a sí mismos: no sirvo para las mates o no sirvo para la historia.  Ahora lo que estamos viendo es que se puede trabajar de esa mentalidad fija, hacia una más de crecimiento, para que el alumno piense: "todavía no sirvo para las mates, pero a lo mejor si me lo enseñas de otra manera o a partir de algún área en la que yo soy muy bueno, como, por ejemplo, cocinando o jugando al baloncesto, o a través de la danza o el ajedrez, a lo mejor descubriré que sí soy bueno para las matemáticas".
 
Entonces la plasticidad cerebral nos da justamente esa lección de cosas que creíamos que iban a ser siempre fijas, y en cambio vemos que nuestro cerebro es mucho más moldeable de lo que creíamos.
 
Las personas adultas, por ejemplo, pueden seguir aprendiendo siempre que tengan curiosidad. Hay gente mayor maravillosa que sigue estudiando e incluso se saca una tesis doctoral. Esa capacidad de aprendizaje la tenemos siempre. Ahora bien, si yo creo que ya no puedo aprender y dejo de hacer ese ejercicio cognitivo, igual que si dejas de hacer un ejercicio físico, después te costará más. Si consigues ejercitar cognitivamente la mente, es más fácil mantenerla en buen estado y adquirir nuevos conocimientos.  
 
¿Qué es el diseño universal para el aprendizaje (DUA) y qué relación tiene esto con la neuroeducación?
 
La neuroeducación explica que cada cerebro es único… Cada uno de nosotros somos diferentes. No obstante, lo que las escuelas han hecho casi siempre en su historia es coger, por ejemplo, a todos los niños de 9 años, y pensaban qué era lo que necesitaban saber en ese momento de desarrollo. Entonces marcaban cuál sería la norma y diseñaban cómo debía aprender ese grupo. Pero no se tenían en cuenta a los dos extremos de alumnos, los de altas capacidades o los que van un poco más lentos.
 
Si nosotros creemos realmente que cada niño y cada niña son únicos no podemos hacer un diseño pedagógico así, el de intentar adaptar a todos los alumnos en una misma norma. Cuando pensamos en educación tenemos que diseñar estrategias pedagógicas para todos y todas, para que cada chico y chica tenga respuesta a sus necesidades educativas.
 
Por tanto, el DUA es un giro total en el paradigma: significa que en la educación estamos pensando en todos y en todas, no en la mayoría.
 
Te voy a poner un ejemplo de una analogía a nivel arquitectónico. Si cuando diseñas un colegio ya lo diseñas con rampas, no solamente con escaleras, no tendrás que adaptar la escuela para un niño que venga con silla de ruedas, sino que esta rampa la podrá subir un niño con silla de ruedas o cualquier otro que no lo necesite, pero ya hemos pensado en todos.
 
La neuroeducación evidencia que cada cerebro es único por tanto tienes que pensar en todos y en todas, no puedes intentar diseñar una metodología o una manera de enseñar a partir del promedio de necesidades educativas de la mayoría de alumnos, que es lo que hacíamos hasta ahora.
   
¿Cómo puede la neuroeducación ayudar a los profesionales de la educación a comprender y mejorar su manera de enseñar?
 
La neuroeducación permite entender la importancia de cómo trabajamos la atención en el aula; conocer cuáles son esos circuitos que están implícitos en la motivación de los estudiantes, y saber cómo jugar con los ritmos, los desafíos o las actividades y situaciones de aprendizaje.
 
Al saber cómo funciona el cerebro de las personas eres mucho más eficiente a la hora de enseñar y esa es la máxima. Si yo sé cómo funciona el cerebro de los estudiantes, enseñaré estrategias que vayan acordes a la manera en la que estos aprenden.
 
La educación a distancia ha experimentado un aumento significativo, especialmente debido a la pandemia. ¿Cómo puede la neuroeducación mejorar la efectividad de la formación online y abordar los desafíos que presenta?
 
Lo que se tiene que hacer en una formación online es crear ese vínculo con las personas y para eso también hay muchas estrategias.
 
Tienes que diseñar las actividades educativas de una manera que se evite que los chicos y las chicas abandonen la sesión, y por tanto no hay que replicar la presencialidad a una formación virtual, sino que hay que rediseñarlas de otra manera.
 
¿Qué consejos les daría a los docentes y centros educativos que deseen incorporar principios de neuroeducación en sus prácticas pedagógicas de manera efectiva y sostenible?
 
En el 2017 la OCDE decía que cualquier maestro o cualquier persona que se dedica a la educación necesita tener cuatro saberes:
  • El primero es conocer la materia de la que estoy enseñando. Por ejemplo, si soy profesor o profesora de música tengo que saber de esta materia.
  • El segundo es el saber pedagógico, es decir, que además de tener conocimientos de música tengo que saber explicarla para que el alumnado pueda aprenderla.
  • El tercer saber es ser competente digitalmente para enseñar música.
  • Y el cuarto es que los docentes necesitamos saber cómo funciona el cerebro porque así seremos mucho más competentes a la hora de enseñar.
 
Por tanto, la neuroeducación no es una moda, la neuroeducación es una necesidad. Es como si en la rama de Medicina se hubiera descubierto un tratamiento o una vacuna y no se pusiera a disposición de toda la comunidad científica. Entonces, ahora que sabemos cómo funciona el cerebro, los profesores tenemos que ser mucho más competentes a la hora de enseñar.
 
¿El profesorado conoce realmente cómo funciona el cerebro del alumnado o le falta todavía más formación al respecto?
 
Estamos empezando. Pero la sensibilidad por conocer cómo funciona el cerebro del alumnado y por aplicar estos conocimientos a la enseñanza ha empezado, aunque todavía falta mucho camino por recorrer.
 
¿Con qué opciones formativas relativas a la neuroeducación cuenta el profesorado?
 
Existe formación de grado y posgrados, así como cursos de especialización. La idea es que los docentes conozcan, lean y profundicen y vayan probando ese camino tan apasionante que es la neuroeducación.
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