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Madres y padres. ¡No os desconectéis!

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Sandra Sánchez Palacios, Madre. Presidenta del AMPA y representante de padres del consejo escolar del Instituto Mundet (Barcelona)
Me llamo Sandra y quisiera contaros mi experiencia como madre. Tengo tres hijos, de los cuales dos están en edad escolar obligatoria. Concretamente tengo uno en tercero de primaria, otro en tercero de ESO y otro en primero de bachillerato artístico. Mientras mis hijos cursaban la primaria tenia una sensación de unificación con el centro educativo. Iba a llevarlos o a recogerlos; tenia contacto directo con los profesores cada día; los niños me explicaban como les había ido el día; me relacionaba con la familias en la puerta del colegio; etc. Por supuesto, para implicarme más, me apunte al AMPA, al consejo escolar, a la comisión de fiesta de graduación,...para así poder tener contacto más directo con profesores, otras familias y dirección. De esta manera conseguí tener menos tiempo libre para mi a cambio de la satisfacción de implicarme mucho más en lo que concierne a la educación de mis hijos. Hasta aquí todo correcto. Pero llega el buen día en que uno de ellos acaba la primaria y se va al instituto. (¡Horror!, como crecen y como envejezco yo). Desde ese momento mi sensación es de perdida de control (van y vienen solos), de desinformación: (no tengo una relación día a día con los profesores, tienen prácticamente un profesor por asignatura, hay circulares que se pierden de camino a casa,…) y si para colmo tu hijo es de los que no hablan, ni cuentan nada o contestan con monosílabos, todo eso sumado a la adolescencia (donde los padres pasamos a un plano secundario o terciario, aunque no por eso menos importante).
 
Cuando mi segundo hijo entro en la secundaria, me dije a mi misma: "Eso si que no, uno pasa, pero dos no". Decidí implicarme todo lo que pude con el instituto (AMPA, consejo escolar) De esta manera y muy discretamente comencé a conocer a los profesores implicados en la educación de mis hijos, a la dirección del centro y su filosofía, a otras familias de la escuela y a padres de compañeros de mis hijos y hasta al cocinero y monitores de comedor. El cambio fue brutal. Ya no tenía esa sensación de desconexión o de perdida. Me enteraba de casi todas las actividades que tenían que ver con ellos,  en ocasiones  algunas anticipadamente e incluso había colaborado en su diseño. Mis hijos también tienen la sensación de que instituto y familia vamos a la una y de que compartimos criterios. La comunicación con mis hijos es más fluida: ya no hablamos del "profe de matemáticas", ahora hablamos de Enric, porque lo conocemos los dos.
 
Desde aquí quiero animar a todos los padres y madres que tienen esas sensaciones cuando sus hijos pasan a la secundaria, a que traten de integrarse y de colaborar el máximo posible con el centro. Tiene sus inconvenientes, no os voy a engañar (reuniones, preparar material desde casa,…), pero compensa.
 
También me gustaría invitar a los centros de secundaria a que realicen o propongan mas actividades que impliquen a las familias. Se que es una edad complicada, en que se sienten mayores e independientes, pero aunque no lo digan directamente necesitan que los padres estén allí, participando y opinando. Para ejercer una influencia benéfica entre los niños y adolescentes, es indispensable participar de sus alegrías y desilusiones. Y que mejor forma de hacerlo que colaborando con las personas adultas, con las que pasan casi 6 horas diarias, 5 días a la semana.
 
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