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Universidad = Estrategia TIC

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Joan Francesc Fondevila Gascón, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat Abat Oliba CEU y director del CECABLE (Centro de Estudios sobre el Cable) (Barcelona)
La Universidad es un polo de saber y de innovación que enlaza directamente con el concepto de tecnología. Per definición, ésta es cambiante, adaptativa, flexible, y busca ahorrar tiempo para invertirlo en actividades productivas, talentosas. En esa onda, tanto profesorado como estudiantes pueden obtener réditos diversos.

Una Universidad es una gran organización, tanto en recursos humanos, como en clientes (los estudiantes, principalmente, aunque también empresas que encargan proyectos de investigación), como en carácter esencial de su misión para la sociedad. De hecho, enrolarse en una Universidad lleva inherente una vocación diáfana. Se trata de colaborar con uno de los ejes (el intelectualmente más relevante) del Estado del Bienestar.

Para llevar a buen puerto esa tarea, la adopción de la tecnología de la información y la comunicación (TIC) es esencial en tres sentidos. En primer lugar, la tecnología debe actuar como facilitadora en el aula. Teniendo en cuenta que en el ámbito de la empresa trabajo es sinónimo de TIC, es de obligado cumplimiento forjar a las generaciones del futuro en clave tecnológica. De ahí la incorporación de Moodle y aulas virtuales en la mayor parte de centros universitarios, amén de experiencias innovadoras de compartición de la TIC convencional con las redes sociales. En investigaciones de la Universitat Abat Oliba CEU (UAO CEU) se comprueba la acertada implementación de redes sociales como Facebook o Twitter para desarrollar una clase presencial dinámica, hipertextual, multimedia e interactiva, siempre con el obligado acompañamiento de una red de banda ancha sólida y garantizada.  

Una segunda aplicación se antoja más empresarial, aunque es imprescindible en instituciones académicas. Nos referimos a los sistemas de información para la gestión. Cuando mencionamos ERP, CRM, EIS, SCM, DDS, Business Intelligence y otros conceptos (los acrónimos los dejamos a la curiosidad hipertextual del lector), automáticamente nos proyectamos in mente a la empresa. Pero la Universidad conceptualmente es cada vez más competitiva, en un sentido sano y positivo de la expresión. Públicas entre ellas, privadas entre ellas, públicas y privadas en paralelo, luchan por obtener los mejores resultados en numerosos indicadores. Y las TIC, en toda la gama semántica que aquí planteamos, se erigen en piedra angular. Así como para el sector turístico las prioridades han cambiado (lo primero que pregunta el cliente es la existencia de conectividad), en la Universidad los vientos van en esa misma dirección.

Aterrizamos, pues, en la tercera aplicación TIC. Son los medios sociales. Esa aplicación es transversal a las dos anteriores: se implementa en el aula (la mentada combinación con redes sociales, por ejemplo) y es congénita a uno de los principales programas de gestión, el CRM, devenido SCRM (Social CRM). Mantener una relación fluida con los estudiantes, e incluso entre profesorado e investigadores y personal de administración y servicios es un objetivo angular de toda  institución. Y ello requiere de repositorios de datos y aplicaciones que hay que plantear a largo plazo.

En plena Sociedad de la Banda Ancha, prima la democratización del acceso a Internet, lo que genera oportunidades tutti colori de relación y de negocio. En la empresa o en la entidad, las relaciones en el organigrama se metamorfosean a ritmo de vértigo, el ritmo que presiden los contenidos y la infraestructura. Para el empleado de una Universidad, el contacto con su institución es fundamental para el correcto funcionamiento de la misma.

Algún lector alegará que en el uso de medios sociales se pueden dar situaciones de indefinición. Ello es habitual en ávidos usuarios sociales a título particular que desean trasladar esa tarea al ámbito empresarial. Por ende, es cada vez más habitual la declaración de derechos del empleado en medios sociales, lo que impacta de raíz en el área TIC y puede condicionar el vínculo entre Universidad y estudiante.

En líneas generales, se considera que el empleado cuenta con derecho al acceso digital. La TIC y la banda ancha son imprescindibles. Internet, la red de redes por antonomasia, depende del flujo de datos. Internet, al fin y al cabo, se ha convertido casi en utility, hipérbole auxesis de la interacción virtual. Para personal docente e investigador y para el resto de personal universitario la normativa de uso de Internet es urgente. El personal profesorado debe poder acceder al entorno digital, igual que al agua, al gas, a la electricidad.

Otro derecho fundamental es el de la privacidad digital, aunque alguna sentencia la ha puesto en entredicho en beneficio del uso eficiente en dinámica empresarial. En esta misma senda, se debe proteger el derecho a la dignidad digital. Así, nadie puede acosar al trabajador, igual que ocurre en otros ámbitos. Los medios sociales pueden convertirse en una fuente de ataque que debe ser cauterizada. Igualmente, el empleado debe estar informado sobre posibles revisiones de los contenidos digitales generados.

Para el trabajador de la Universidad que parta de tabula rasa en el uso de los medios sociales, la asociación inicial será en ámbito profesional. No obstante, el trabajador puede actuar al margen de su ocupación. Eso le concede el derecho de uso de medios sociales a título personal. Si individualmente se generan comentarios sobre objetos de estudio que coinciden con los de la Universidad, la prudencia se convertirá en el principal aliado del usuario.

Al efecto de evitar malentendidos, se pueden establecer unas pautas claras sobre el uso de medios sociales en horario laboral. Otro eje de actuación TIC es la descarga de programas determinados que puedan poner en jaque la seguridad de la empresa o incluso el uso de equipos de la empresa. La expansión del bring your own device (BYOD), el fenómeno de utilizar los dispositivos propios (habitualmente móviles) en el entorno laboral, pone aún más de manifiesto la necesidad de aclarar estos conceptos a priori, para naturalizar el uso de TIC y medios sociales.

Por tanto, integrar las TIC en el proyecto educativo de una Universidad implica la participación del profesorado y del resto de personal del centro. Una adecuada incorporación de esos medios sociales implica elaborar propuestas de actividades y metodologías que sigan la planificación estratégica. Esa planificación se articula en tres pivotes: docencia (campus virtual), gestión (sistemas de información) y promoción en un sentido amplio (medios sociales), antagónico a la improvisación. En la UAO CEU, la implementación TIC es satisfactoria en todos esos ámbitos. Y sigue unas pautas meditadas a largo plazo. Porque Universidad = estrategia TIC. 
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