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"Las necesidades del mercado de trabajo son muy difíciles de prever a medio plazo: gran parte de los jóvenes que entran hoy en la universidad trabajarán en ocupaciones que ni siquiera existen todavía"

Entrevista

  • 01/06/2012

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Entrevista a Xavier Prats Monné. Director General Adjunto de Educación y Cultura en la Comisión Europea
¿Cómo podemos aprovechar la inversión en educación para sacarle el máximo rendimiento?

En un contexto económico tan difícil como el actual, es indispensable aprovechar al máximo la inversión en educación, para mantener la calidad del sistema educativo; desgraciadamente no hay una solución milagrosa, pero la experiencia sugiere que hay tres elementos esenciales. En primer lugar, es importante concentrar los recursos en los sectores y políticas donde las carencias son mayores; en España hay un consenso general, por ejemplo, sobre la necesidad urgente de dar prioridad a la formación profesional. En segundo lugar, las reformas educativas, sobre todo si son difíciles y requieren un esfuerzo colectivo, tienen mejores posibilidades de éxito si son concertadas con el conjunto de los actores del sistema. La mejora de las inversiones en formación profesional, por tomar el ejemplo anterior, depende en gran medida de una buena concertación entre administraciones nacionales y autonómicas, profesionales de la enseñanza y agentes sociales. En tercer lugar, en materia educativa no todo es cuestión de dinero: con niveles similares de inversión en educación, distintos países obtienen resultados muy diferentes: el debate sobre los recursos debe ir de la mano de un debate sobre la estrategia y objetivos del modelo de enseñanza que necesita el país.

¿España logrará los objetivos de la estrategia EU2020?

Todos los países europeos se encuentran en una situación difícil. Pero los dos objetivos principales de la Estrategia 2020 en materia educativa (la reducción del abandono escolar y el aumento de los niveles de participación en la educación superior) siguen estando a nuestro alcance. España naturalmente aportará su contribución; el abandono escolar en España, por ejemplo, sigue estando a niveles muy altos respecto a la media europea pero se está reduciendo, aunque en parte esto se deba a que con la crisis los jóvenes tienen más razones para seguir en la escuela y menos oportunidades de entrar en el mundo del trabajo.

¿Qué importancia tiene la movilidad internacional en el contexto educativo? ¿Cree que las universidades están apostando por la internacionalización?

En términos absolutos, la movilidad internacional todavía representa una pequeña parte de la población universitaria mundial, pero está aumentando de manera exponencial desde principios de este siglo, debido a la globalización, a los cambios tecnológicos, y al auge de las economías emergentes. En el curso pasado, por ejemplo, China representó algo más de un tercio de todos los jóvenes que se matricularon por primera vez en la universidad en el mundo. Este aumento extraordinario de la población universitaria mundial ya se está reflejando en los niveles y distribución de la movilidad.

Hay más de 4000 universidades en la Unión Europea, con tradiciones y objetivos muy distintos, y por lo tanto su nivel de internacionalización es variable. Algunas lo tienen más fácil que otras por su situación geográfica, su nivel de especialización o su idioma. Pero todas las universidades tienen por misión preparar intelectualmente a jóvenes que van a vivir en un mundo donde las fronteras - al menos las fronteras del conocimiento - tienden a desaparecer. Hoy más que nunca, la vocación de la universidad tiene que ser universal.

¿Qué medidas se están llevando a cabo desde Europa para fomentarla?

El programa de movilidad más importante de la UE es sin duda Erasmus, que ya ha contribuido a la movilidad de más de dos millones y medio de jóvenes; España es hoy el país con mayor número de participantes en el programa. Pero la internacionalización no es únicamente movilidad: la UE fomenta también la realización de programas conjuntos, consorcios y otros proyectos de cooperación entre universidades europeas e internacionales para incentivar la internacionalización. Y la propuesta de la Comisión Europea para el futuro programa Erasmus prevé un aumento considerable de estos proyectos.

¿La universidad se está adaptando a las necesidades del mercado laboral? ¿Debería hacerlo?

Naturalmente, la universidad no debe estar al servicio del mercado laboral: su misión  no es formar trabajadores sino ciudadanos. Pero tampoco debe permanecer indiferente al mundo que la rodea, no ya por razones económicas sino porque el deseo natural y legítimo de quien recibe una buena educación es poder utilizarla en su vida laboral y tener acceso a un trabajo creativo. Muchas universidades han logrado a la vez mantener su independencia académica y desarrollar acuerdos estratégicos de colaboración universidad empresa, con resultados a veces espectaculares, por ejemplo en materia de innovación: este es, en mi opinión, el camino a seguir.

Tradicionalmente, existen una serie de estudios que tienen más demanda en el mercado laboral, como por ejemplo los de la rama sanitaria y las ingenierías. Pero, con la situación económica actual, obtener estos títulos no garantiza encontrar un empleo. Hoy en día, ¿debemos tener en cuenta las competencias más demandadas por el mercado laboral en lugar de los estudios?

Es cierto que se han acabado los tiempos en que un buen título universitario era una garantía de estabilidad laboral de por vida. Pero las necesidades del mercado de trabajo son muy difíciles de prever a medio plazo: gran parte de los jóvenes que entran hoy en la universidad trabajarán en ocupaciones que ni siquiera existen todavía. Lo que sabemos es que en Europa, y desde luego en España, hay una demanda no satisfecha y creciente de títulos y de conocimientos en las disciplinas llamadas "STEM": ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; estas materias son muy probablemente una buena apuesta de futuro. Pero en realidad, sólo hay un consejo realmente seguro: estudies lo que estudies, hazlo a fondo y con toda tu energía.

¿Cuáles son estas competencias (¿Tic, idiomas, habilidades de liderazgo, capacidad de trabajar en equipo?)?

Efectivamente: el conocimiento de las tecnologías de la información es cada vez más importante porque las TIC están cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana. Lo mismo ocurre con el inglés, que hoy debe considerarse más como una competencia que como un idioma extranjero. Y las llamadas "competencias transversales" como la capacidad de comunicación y de trabajo en equipo son muy valoradas porque son las que permiten adaptarse a los cambios.

¿Existe una tendencia de perfiles más demandados por el mercado laboral a nivel internacional?

No, las realidades son demasiado distintas. Lo que sí percibimos es que, a nivel mundial, en los próximos años habrá una escasez de profesionales con alto nivel de cualificaciones, simplemente porque la tecnología avanza más rápido que los sistemas educativos.

¿Es necesario fomentar la emprendeduría y la auto-ocupación entre los jóvenes?

Sí: los jóvenes deben ser libres de elegir su trayectoria profesional, pero en nuestras sociedades se valora demasiado poco la emprendeduría y la iniciativa personal. Es muy llamativo, por ejemplo, que a lo largo de toda la enseñanza secundaria la mayoría de los jóvenes no reciban ni siquiera una hora de clase en la que se les enseñe cómo hacer un presupuesto o qué tienen que hacer si quieren crear su propia empresa.

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