Encuentra tu curso ideal

9%

¿Qué quieres estudiar?

Formación académica vs. formación práctica: la eterna disputa

Artículo de opinión


  • Valora

  • Deja tu comentario
Jorge Isaac Álvarez Rateike. Responsable del área de investigación de FUNDESEM Business School (Alicante)
Las universidades siempre han sido consideradas templos consagrados no solo a la transmisión del conocimiento, sino también a la creación del mismo. Desde sus orígenes, el concepto de universidad ha tenido ese objetivo principal, el de fomentar las investigaciones para aumentar el acervo cultural del ser humano. Una parte importante de los avances en diversas áreas del conocimiento se han obtenido a través de estudios e investigaciones realizadas por universidades de todo el mundo. Sin embargo, son pocos los países y/o regiones que realmente invierten lo suficiente para contribuir a la generación del conocimiento a nivel mundial. Aun así, hoy en día existe una tendencia a revertir esto último. Son cada vez más los países que tienen en sus planes de acción a corto, mediano y largo plazo el denominado I+D+i; y para lograr esto se ha primado la formación de investigadores en los centros universitarios y científicos mediante la ampliación de partidas presupuestarias que apoyen sus diversas líneas de investigación.

A pesar de esto, son pocas las personas que realmente se involucran en la realización de investigaciones empíricas que promuevan la creación de corrientes de pensamiento. La gran indiferencia que impera en el tema científico es de suma preocupación, sobre todo por la falta de iniciativa de las nuevas generaciones por implicarse en este tipo de actividades (Rojas, 2009).

La educación universitaria, a pesar de estar en aumento (por el número de estudiantes hoy en día en las aulas), no ha logrado el cometido de fomentar la investigación. Incluso en muchas áreas de las ciencias económicas, concretamente de la rama empresarial, se ha fomentado y se ha dado más importancia a la educación práctica en comparación con la formación académica. Esto último, es el principal cometido de las denominadas escuelas de negocio o Business School, las cuales, basándose en las aportaciones teóricas, han logrado crear una tipología de educación basada en la práctica, la cual contribuye a una incorporación mucho más fácil en el mercado laboral.

Esto último es muy positivo para aquellas personas que quieren desempeñarse en su carrera profesional y aplicar de manera correcta y eficaz sus conocimientos; de hecho, este tipo de educación es la más fomentada y más demandada hoy en día, esto en gran parte por los grandes beneficios que conlleva (una inserción laboral mucho más rápida y una mejor aplicación de los conocimientos debido a su enfoque). Todo esto, con las repercusiones positivas en el contexto empresarial.

Sin embargo, no hay que olvidar que la educación práctica, debe estar (y de hecho lo está) basada en el conocimiento teórico o formación académica. Todas las aplicaciones y herramientas que hoy en día se utilizan para una correcta gestión han tenido sus orígenes en postulados teóricos propuestos por grandes pensadores e investigadores. Hay que dejar claro que para que la educación práctica exista, antes se tuvo que crear conocimiento teórico. Las diversas corrientes de pensamientos son el punto de partida para cualquier tipo de aplicación teórica que se pueda dar en un futuro.

Debido a lo anterior, se debe de promover la excelencia universitaria en todas sus áreas. Programas académicos de calidad, certificados y en constante revisión, serán una base sólida para la creación de correctas aplicaciones y herramientas que promuevan la eficiencia en el trabajo. La formación académica y la formación práctica más que estar en disputa, deben de estar en armonía; ser complementarias y retroalimentarse de manera continua. Ya que una no puede existir sin la otra; la formación práctica necesita de los supuestos teóricos para poder sustentarse y aplicarse; y la formación académica depende del éxito de la aplicación práctica para comprobar sus postulados. La fusión de ambas en una correcta sintonía, dará como resultado la denominada excelencia, la cual puede ser aplicada a todas las áreas tanto del conocimiento como de la empresa. Y es ésta última, la empresa, la que mayor beneficio obtendrá de éste proceso, pues la conjunción de ambas, dará como resultado la excelencia empresarial.

Bibliografía:

Rojas, H. (2009). Formar investigadores e investigadoras en la universidad: optimismo e indiferencia juvenil en temas científicos. Revista latinoamericana de ciencias sociales, niñez y juventud, Vol. 7, No. 2, pp. 1595 – 1618.
Deja tu comentario