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La importancia de las prácticas en la Formación Profesional

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Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb.com
En los últimos años, la Formación Profesional (FP) ha dejado de ser considerada como una formación para los que no llegan a la universidad a formar parte de los proyectos e iniciativas más importantes en educación. Este cambio es debido a una voluntad de dignificación de estos estudios y a que el mercado laboral, cada vez más, exige personal cualificado para puestos de trabajo concretos.

La Formación Profesional responde a demandas reales de empleo y la prueba está en el aumento de titulaciones y la adaptación de éstas a las necesidades del mercado de trabajo. Educaweb no es ajeno a la importancia de la FP, por eso como cada año, hemos elaborado el Monográfico sobre Formación Profesional, centrándonos en dos temas de actualidad: las prácticas y la inserción laboral y el acceso a la universidad.

La importancia de la FP en el contexto actual


En el año 2000 el Consejo Europeo de Lisboa marcó el reto a los estados miembros de la Unión Europea de fomentar el desarrollo de la FP para 2010, a partir de la consecución de tres objetivos: mejorar la calidad de la enseñanza de FP, procurar la transparencia en las cualificaciones profesionales para que sean homologables en cualquier país y facilitar la movilidad a partir de un sistema de créditos.

Actualmente, el auge de la FP es remarcable en España pero todavía no ha alcanzado el desarrollo de países europeos como Finlandia, Italia o Países Bajos donde el índice de titulados en FP supera el 60%.

Según datos del informe Panorama de la Educación 2010, elaborado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), en España sólo el 38% de los jóvenes se gradúan en programas de Formación Profesional, mientras que en la OCDE dicho porcentaje se sitúa en el 44% y la media de los países de la Unión Europea asciende al 52%.

En este contexto europeo, España se encuentra todavía lejos de lograr los niveles de graduados medios necesarios. Centro Europeo de Desarrollo de la Formación Profesional (CEDEFOP) considera que estamos a 42 puntos por debajo de la proporción estimada de población activa con el título de FP de Grado Medio. Además, en 2020, el 50% de los puestos de trabajo europeos requerirán cualificaciones de grado medio, tal y como muestran los datos de CEDEFOP.

Para mejorar esta situación, una de las prioridades del gobierno es conseguir un mayor número de titulados en Ciclos formativos de Grado Medio.

Pero para lograrlo, no sólo es necesario un impulso de la imagen de la Formación Profesional, sino también una mayor adaptación a las necesidades del mercado laboral. Para ello, las prácticas cumplen un papel destacado, ya que se constituyen como la forma de evaluar las competencias reales del alumnado de FP y comprobar su utilidad real en un entorno laboral.

La implicación de las empresas en las prácticas


La utilidad de las prácticas es innegable. Las empresas e instituciones que han de contratar a los trabajadores buscan una serie de perfiles profesionales, con capacidades, habilidades y competencias que les permitan cubrir sus necesidades. Estas necesidades cada vez son más concretas y la Formación Profesional cada vez está más estructurada y dirigida a determinados puestos de trabajo.

En este contexto, las prácticas laborales son el primer contacto entre el alumnado y el mercado laboral, el encuentro que permitirá que los estudiantes adquieran las competencias necesarias para enfrentarse a los problemas reales de su profesión. Las prácticas adecuadas son las que vinculan los conocimientos teóricos impartidos en el aula, con el mercado laboral y las exigencias de las empresas.

De hecho, según la OCDE, la UNESCO y La Unión Europea (UE), un buen ajuste del nivel instructivo a las necesidades del mercado laboral y al tejido productivo condiciona los resultados individuales y el desarrollo económico de la sociedad.

Los centros de estudios no deben ser ajenos a la importancia de estas prácticas sino que, al contrario, tienen que facilitarlas y potenciarlas. Para Juan José Azcárate, Director General de CCC, el centro debe procurar que la coordinación y tutoría de los estudios se oriente y vincule a la empresa, así como velar porque las prácticas que el alumno realice estén estrechamente relacionadas con los estudios que ha cursado. Hay que tener siempre presente que las prácticas son muy importantes para encontrar trabajo: muchos estudiantes acaban trabajando en esa empresa.

Pero el peso de la coordinación no sólo recae en los centros educativos: los expertos coinciden en que el papel de las empresas en los estudios de Formación Profesional es imprescindible. Las empresas deben evaluar correctamente al alumnado, a través de un tutor de prácticas, de la misma manera que el centro educativo también asigna un tutor que se encarga de hacer el seguimiento. Además, la empresa debe contribuir a fomentar la importancia de la FP en el mercado laboral, favorecer que su imagen vaya mejorando. Es necesario transmitir a los estudiantes que eligen esta opción que se trata de unos estudios prácticos y académicamente consistentes.

También es necesario hacer visibles las necesidades de las empresas en cuanto a competencias y habilidades, para adaptar esta formación y no ofrecer unos estudios desfasados y sin contacto con la realidad. Para Soledad Iglesias Jiménez, Subdirectora General de Orientación y Formación Profesional del Ministerio de Educación, la formación debe estar al servicio del modelo económico y, por tanto, de los requerimientos del mercado de trabajo, y para ello es necesario observar de forma permanente su evolución para dar la respuesta adecuada.

En esta línea, muchas empresas e instituciones ya colaboran de forma activa con las escuelas, pero los expertos reconocen que sería necesario que cada vez fuesen más y que, a la vez, se implicaran en la definición de los perfiles profesionales.

Desde el punto de las empresas e instituciones también se reclaman mejoras en la coordinación de las prácticas. Las empresas reconocen que existen dificultades a la hora de vincular la formación que ofrecen los centros con la realidad laboral. Así pues, instituciones y centros coinciden en que es necesaria la mejora en la coordinación de las prácticas y una mayor coincidencia entre los conocimientos impartidos y el ejercicio profesional.


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