Esta semana se celebra la tercera edición de ITworldEdu 2010, un congreso de nombre extraño pero rico en aprendizajes sobre la relación entre la tecnología y la educación. Un punto de encuentro entre la industria y los servicios educativos que busca soluciones que permitan potenciar las TIC en la enseñanza. Un espacio donde, en pocos días, se pueden conocer "buenas prácticas" y nuevas realidades y aplicaciones de la tecnología en la educación.Las reflexiones de años anteriores, por ejemplo, ya son útiles para el debate, en un momento donde las TIC están teniendo un protagonismo central en las aulas y en las preocupaciones de familias, docentes y equipos directivos. La tecnología ha aparecido en el aula como una innovación disruptiva, que ha surgido desde el exterior del propio sistema escolar.
Los que menos sacudidos están son los alumnos, probablemente. Ellos, nativos digitales, viven con naturalidad unas herramientas y utilizan unos lenguajes y unos espacios digitales que son propios de su generación. Son las organizaciones que no están del todo preparadas, a nivel de infraestructuras, equipos, contenidos, metodologías, competencias y formación.
Cuando señalo las organizaciones me refiero a los centros educativos, a la administración pública, a los proveedores de éstos. Por ejemplo, al ámbito editorial se le ha acumulado trabajo porque se espera de él que dé una respuesta solvente a las diferentes demandas educativas actuales e intente encontrar el equilibrio entre la personalización del aprendizaje, la interactividad y la dimensión multimedia en este nuevo camino que inician los proyectos EduCAT 1x1 o bien la Escuela 2.0.
Las conclusiones del año anterior indicaban como de necesario era no dejar al mundo editorial solo ante estos nuevos retos y plantear soluciones y proyectos de forma corresponsable y que permitan transitar paulatinamente hacia un modelo de escuela de naturaleza más digital.
Desde la consolidación de una terminología comprensiva tecnológica que no genere confusión y sea de consenso (¿qué es un contenido digital, un libro de texto digital, un libro electrónico?) hasta la creación de espacios en los centros donde profesorado y alumnado puedan experimentar, inventar y hasta equivocarse con el soporte de la tecnología. Trabajando urgentemente las técnicas de estudio y las formas de enseñar.
La necesaria renovación pedagógica puede utilizar la tecnología para atacar algunos de los cambios más profundos en aspectos como la organización escolar, la evaluación, el aprendizaje y el conocimiento, la formación y actualización de los profesionales en ejercicio y, sobre todo, de los equipos directivos y del liderazgo que se ejerce en el centro.
Sin caer en la mitificación o el freakismo debemos avanzar hacia la escuela digital de forma ética, crítica y reflexiva, mejorando continuamente y aprendiendo, con flexibilidad, es decir, rectificando cuando sea necesario.
Enric Renau
Editor
