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Jóvenes competentes en la escuela, incompetentes en el trabajo

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Efraín Soto Bañuelos, Docente Investigador de la Unidad Académica Preparatoria de la Universidad Autónoma de Zacatecas, en Zacatecas, México. Delegado en Zacatecas de la Asociación Mexicana de Profesionales de la Orientación (AMPO)
Independientemente de las posibles reformas a las leyes relacionadas con el empleo, el mercado laboral y con la seguridad social, el desempleo sigue siendo un problema que acusa a la población mundial, seguramente potenciada por la recesión económica iniciada un año atrás en los Estados Unidos de América.

Como en todas las situaciones, hay perdedores y perdidos, los primeros, personas que de quedan sin empleo pero tienen altas probabilidades de emplearse pronto nuevamente; por otro lado, los perdidos son aquellos que por su situación particularidad quedan fuera del mercado laboral sin una posibilidad real de retomar el camino laboral en un corto plazo.

Generalmente son las minorías étnicas, las personas mayores y los jóvenes quienes quedan "perdidos” y fuera del engranaje social relacionado con el mundo del trabajo. Para los jóvenes quedar sin trabajo produce una sensación de frustración y, seguramente, de impotencia, pues aunque la escuela le ofreció la posibilidad de brindarle las herramientas necesarias para trabajar en lo que estudió, dándole un currículum basado en competencias e, incluso, certificando su calidad como estudiante, ahora está perdido en un mar de información relacionada con la escasa oferta de empleos.

Lo que para algunos podría significar perderlo todo al quedarse sin empleo, para la mayoría debería ser la posibilidad de retomar el camino del aprendizaje y la adaptación.

En la escuela debe haber un espacio para darle al estudiante las "armas” que le permitan moverse a otro empleo lo antes posible antes de perder el ánimo por continuar preparándose y trabajando.

Los orientadores educativos debemos ofrecer al estudiante herramientas como las que se enumeran a continuación para que el cambio y la búsqueda de un nuevo empleo se hagan con mayor optimismo.

- Preparar un CV llamativo y discreto. Será llamativo pues contendrá información relacionada con las capacidades que es solicitante tenga y puedan llevar a la empresa a crecimientos que sin esta presencia se perderían. Es discreto en tanto no está saturado con información irrelevante, fuera de contexto y poco seria, por ejemplo, mencionar premios deportivos ganados en el equipo de la escuela, decir que se conoce a gente famosa o mencionar el sobrenombre por el que te llamaban tus compañeros y maestros en la universidad.

- Continua y permanente capacitación y formación. Todos podemos saber muchas cosas de nuestro trabajo y conformarnos con hacer bien lo que nos toca, pero si las miras son de altura es bueno aprender cosas nuevas relacionadas con otras áreas de la empresa, en busca de ascensos o la posibilidad de cubrir espacios creados por recortes de personal. El manejo de otros paquetes computacionales, de otro idioma, la resolución de problemas, comunicación asertiva, liderazgo y otros temas que enriquecen la formación y abren el panorama para no sólo no perder el empleo sino posiblemente ascender en la empresa, pero si el caso es que no se tiene empleo, estar preparado en otras áreas permite ampliar el espectro de empleabilidad.

- Adaptabilidad. Unido al punto anterior en el sentido de que al saber hacer cosas distintas a lo que es el trabajo directo, las oportunidades para ejercer en otro puesto de mayor o menor envergadura que el original, se debe mostrar que se cuenta con las herramientas necesarias para desempeñarse en otros espacios. En ocasiones la tarea encomendada esta por debajo de las capacidades, pero hay que recordar que en ocasiones se trata de pruebas para medir tu serenidad, o en todo caso es mejor eso que perder el empleo, pero es bueno recordar que habrá quién se fije con gratitud y eventual recompensa de todo lo que haces por la empresa.

- Serenidad. Estar tranquilo y mantener la ecuanimidad en todo momento es de suma importancia para mantener centrada la atención en un objetivo, ya sea subir en el organigrama de la empresa, o bien, pensar el siguiente paso a dar después de quedar sin empleo.

- Trabajo colaborativo (tolerancia). Sigue siendo la piedra en el zapato el hecho de tener problemas para cohesionar con los compañeros de trabajo e ir juntos tras un sólo objetivo. Generalmente es por un choque de liderazgos, o bien, la intolerancia que se tiene hacia los demás.

- Socialización pertinente y eficaz. Entender que cada persona con la que nos relacionamos es un potencial apoyo para conseguir o mejorar el empleo es fundamental en el desarrollo profesional. Dejar una buena impresión mostrando siempre la convicción de querer mejorar, hablar bien de los jefes anteriores y actuales a pesar de cualquier maltrato que hayan tenido hacia ti, es realmente trascendente en cómo los demás percibirán tu disposición a subir en la escalera laboral siempre con respeto a las personas que te rodean.

- Redes sociales virtuales. En esta época es fundamental mantener relaciones estrechas con posibles empleadores por medios de las redes sociales de Internet. Mantener información relevante en tu perfil, mostrar tus áreas de interés, así como mencionar tus habilidades para el trabajo resulta de gran importancia para que te vean personas que se interesen por tu perfil.

- Flexibilidad. De vez en cuando el empleo que se tiene no es el que quisiéramos, ni el más lindo, ni el mejor remunerado, pero de absolutamente todos los espacios que te toque ocupar se puede aprender mucho, incluso es necesario conocer a fondo la estructura jerárquica en la que te encuentras, así conocerás mejor a la empresa y las áreas que podrías mejorar con tus habilidades.

Todas las anteriores son habilidades o competencias que se pueden explicar en un aula o en un laboratorio escolar, pero es mediante la práctica que los estudiantes irán desarrollando formas para mejorarlas y aplicarlas a distintas situaciones, la tarea de la universidad es únicamente dotarle de las herramientas, el uso y provecho que cada quien le pueda sacar depende, precisamente, de su propia competencia para hacerlo.
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