La orientación profesional es un proceso continuo a lo largo de toda la vida del individuo. Esta afirmación la tenemos muy clara los orientadores y los profesionales del sector, pero, ¿la tienen también clara todos los ciudadanos y ciudadanas? Es imprescindible remarcar la importancia que tiene que el Consejo de la Unión Europea iniciara un proyecto de resolución (18/05/2004) entorno a este tema, ya que demuestra la importancia de este sector, y lo que es más importante, se le reconoce.
Son muchos los cambios que han incidido en la vida de las personas y su relación con el mundo laboral y/o formativo en los últimos años:
La revolución tecnológica ha introducido muchos cambios en la forma de entender tanto el trabajo como la formación.
La realidad sociolaboral basada en el neoliberalismo ha arrastrado un aumento de la precariedad laboral y la temporalidad e inestabilidad de los contratos.
Nuevas relaciones en el seno de la Unión Europea.
Aumento de la diversidad cultural de la sociedad.
Estos cambios se traducen en retos para los orientadores y otros profesionales de la educación, que les exige por una parte, actualizarse y seguir formándose para no quedarse fuera de lugar, y por otra acercarse a la realidad cotidiana y observar, analizar y comprender cómo están viviendo esta situación los ciudadanos y las ciudadanas. Es en este segundo punto donde se va a centrar la atención del presente texto.
El desafío consiste en dar respuesta a las demandas de las personas para que puedan acceder a una orientación adecuada en los distintos momentos que la necesiten durante su carrera profesional, en esta sociedad cambiante y diversa.
De los cuatro cambios (entre otros) antes señalados, voy a resaltar la revolución tecnológica cómo uno de los más significativos por dos razones:
La primera es el gran potencial que nos ofrecen las TIC. A las personas orientadoras nos facilita tener a un clic, toda la información que necesitemos en un momento concreto. Nos permite estar en contacto con colegas y compartir experiencias y seguir bien de cerca todo lo que rodea la formación a distancia, por ejemplo.
Pero también ofrece un gran potencial a las personas usuarias, que bien guiadas, pueden encontrar toda la información en cuanto a formación, mundo laboral, seguir actividades de formación continua, comunicarse con orientadores, mantenerse actualizadas y conectadas a redes de contactos, etc.
Hay muchas experiencias que fomentan o utilizan las TIC para orientar, asesorar, guiar, informar,... y muchos recursos disponibles a través de Internet.
Por lo tanto es un gran reto conocer y utilizar estas herramientas para dar respuesta a esas necesidades y demandas de orientación que van en aumento en este mundo cambiante.
La segunda razón por la que la revolución tecnológica es uno de los cambios más significativos a razón del autor, es por la facilidad con la que estas herramientas pueden convertirse en un muro infranqueable para ciertos colectivos que no han ido adaptándose a estas tecnologías, pero que necesitan (igual o aún más) nuestra orientación y soporte.
En este sentido, nuestra tarea debe incluir la transmisión del espíritu crítico, la motivación, y el interés para acercarse a los servicios de orientación, a las tecnologías y transmitir la importancia de la formación continua, a la población.
Se han venido haciendo muchas acciones en esta dirección, incluso utilizando las TIC. En estos colectivos con dificultades para acceder a las tecnologías debemos proponernos fomentar aún más las aptitudes y habilidades para la toma de decisiones a nivel individual, fomentar las actitudes positivas y el autoestima de las personas, que conozcan sus habilidades y competencias, y un largo etcétera.
En conclusión, afirmativamente estamos enfrente de un reto. Un gran reto para nosotros. Seguir actualizándonos y adaptándonos a los nuevos cambios, pero a la vez mantener el contacto con la realidad, bajar un poco de la tercera ola para comprobar que realmente estamos llegando a todas aquellas personas que de verdad necesitan nuestros servicios.
