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La orientación académica y profesional creativa: un nuevo paradigma

Artículo de opinión

  • 21/12/2020

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Elías Amor. Presidente de la Asociación Española para el Fomento de las Políticas Activas de Empleo y las Cualificaciones (Comunitat Valenciana)
La pandemia ha sorprendido a las instituciones, los gobiernos y las grandes organizaciones sociales, inmersas en un proceso de transformación dentro de un entorno de rápida evolución tecnológica y social, que se encuentra dominado por más amenazas que oportunidades. Algunas de ellas se han venido poniendo de manifiesto durante casi una larga década. Este proceso ha sido denominado Cuarta revolución industrial[1], asociado a una serie de tecnologías disruptivas que están cambiando a toda velocidad los procesos de producción, consumo, ahorro, en definitiva, la forma de vivir.
 
Es por ello, que los expertos sostienen que, en un entorno de crisis, como el actual, caracterizado por la aceleración tecnológica, la orientación académica y profesional tiene que hacer de la innovación la base de los procesos[2]. Este es el principal reto y por ello, se tiene que abordar con ideas claras que permitan obtener instrumentos eficaces para conseguir resultados óptimos. Solo así la orientación podrá afrontar las amenazas del entorno y adaptar los métodos de trabajo y los procedimientos a la nueva realidad emergente. En materia de orientación, es preciso aprender de los modelos existentes, gestionar mejor los recursos disponibles, promover el ajuste de las distintas perspectivas y, sobre todo, acelerar todo lo posible los cambios.
 
El nuevo modelo de orientación académica y profesional debe estar preparado para dar respuesta a tres retos principales:
  1. Apoyar el esfuerzo que realizan las personas a lo largo de la vida por permanecer empleables y adaptar sus cualificaciones a las necesidades del tejido productivo
  2. Incorporar los avances tecnológicos de la digitalización y de la inteligencia artificial a los procesos de trabajo
  3.  Mantener una investigación continua y análisis de las demandas de empleo de las empresas en el marco de ese nuevo entorno de cambio acelerado.
 
En suma, se necesita desarrollar un modelo de innovación que tendrá que apoyarse, sobre todo, en la creatividad. En ese sentido, si se pretende orientar a las personas que han perdido su empleo y las que quieren mejorar su empleabilidad, sería muy conveniente abandonar los esquemas cerrados y predeterminados con los que se trabaja actualmente.
 
De ese modo, se podría conseguir que los orientadores y las orientadoras pudieran desplegar su máxima creatividad en la atención a los usuarios. Lo que se puede denominar como "orientación creativa" es un procedimiento que no admite la estandarización en los métodos de trabajo, ni tampoco los formatos cerrados, que se debe adaptar al entorno y, sobre todo, a las características específicas de las personas que reciben el servicio. Las personas podrán participar activamente de los procesos, y poner a disposición de los profesionales de la orientación su experiencia, sin duda valiosa. Del intercambio continuo y dinámico orientador-orientado surgirán las recetas más efectivas para conseguir los objetivos deseados.
 
Así, en vez de utilizar los actuales procedimientos estandarizados y predeterminados, en muchos casos, establecidos de manera reglamentaria por las administraciones competentes, la orientación debería desplegar sus actividades en el ámbito de un ecosistema de orientación[3]. Este, como cualquier otro ecosistema, se basa en la interacción de redes complejas que, gracias a las nuevas tecnologías, pueden multiplicar la conectividad entre productores y usuarios. Y gracias a ello, incrementar la especialización hacia dentro de la red, a la vez que se aumenta el potencial hacia fuera. Las soluciones que se proporcionan a determinadas personas en cada caso pueden así, optimizarse a partir de este entorno compartido en el que las nuevas tecnologías sirven de apoyo para ajustar las recomendaciones a los candidatos.
 
Este ecosistema de orientación profesional y educativa debería estrechar y reducir las distancias entre los participantes y los orientadores, al tiempo que se favorezcan mediante el diálogo y el intercambio entre ambos, visiones compartidas que faciliten la sincronía de los procesos y la calidad y cantidad de información que se utiliza para la toma de decisiones. Esto es fundamental en entornos tecnológicos de cambios acelerados y disruptivos, como el que viene definido por la cuarta revolución industrial y que incide directamente en la orientación. Por último, y no menos relevante, el ecosistema debería contribuir al diseño de itinerarios transversales, que acabarían provocando un aumento de la productividad del diálogo y las conversaciones entre orientador y orientado.
 
"Si se pretende orientar a las personas que han perdido su empleo y las que quieren mejorar su empleabilidad, sería muy conveniente abandonar los esquemas cerrados y predeterminados con los que se trabaja actualmente".

Si este modelo de ecosistema de orientación pudiera ser implementado de manera efectiva, entonces los procedimientos tradicionales (estandarizados, jerárquicos, cerrados) darían paso a un nuevo modelo de prestación del servicio apoyado en la información de las redes (abiertas, interactivas, transversales) muy distinto al que se presta actualmente.
 
De lo expuesto, se sigue que aquellas personas que, como consecuencia de la crisis, han perdido su empleo, las que buscan mejorar su empleabilidad, y/o las que desean mantener su puesto de trabajo podrán beneficiarse de la orientación creativa, apoyada en las nuevas tecnologías, adaptada a sus circunstancias personales, alimentada con sus experiencias, a la vez que mantiene unos lazos estrechos con el entorno y la actividad de las empresas que ofertan los empleos. Del intercambio de experiencias e información entre los orientadores en red, así como de la información fundamental con origen en las empresas, saldrían las mejores experiencias y soluciones para cada caso, que, a su vez, irían alimentando el material acumulado. Una gestión integral del conocimiento en materia de orientación creativa supondría una mejora muy importante en las oportunidades de la gente con relación al ámbito del empleo y la formación.
 
Durante la pandemia, y por las circunstancias provocadas por la misma, muchas actividades de orientación han dejado de ser presenciales y grupales, para desarrollarse prácticamente en su totalidad, por medio de las tecnologías de la información y comunicación digitales, centrándose en los individuos. Es importante destacar que, a pesar de las dificultades de una rápida adaptación al nuevo entorno, no se ha dejado de prestar el servicio de orientación, sobre todo la profesional, a cargo de los servicios de empleo y entidades colaboradoras, y la educativa ha seguido pautas similares. Incluso, el acceso más fácil a las videoconferencias y la extensión del teletrabajo y la formación online y la tele orientación ha debido ir asociado a un incremento de los servicios prestados, sobre todo en cuestiones novedosas relativas a la situación laboral en los ERTE o los cambios sectoriales en los empleos ofertados.
 
La orientación online ha experimentado un avance notable, y con ello, se sientan las bases para el nuevo ecosistema que se propone en este trabajo. Tendencias que, sin duda, se mantendrán e incluso reforzarán ante un retorno a la normalidad tras los efectos de la pandemia, y que tiene en las bases del ecosistema de orientación profesional una referencia fundamental para el futuro.
 
[1]     Sobre este concepto ver "The Fourth Industrial Revolution", Klaus Schwab, World Economic Forum, 2016
[3]     Idea basada en "Las reglas del juego en el ecosistema digital_level playing field" de Jorge Pérez Martínez y Zoraida Frías Barroso, Fundación Telefónica, 2016. Ver  https://www.fundaciontelefonica.com/cultura-digital/publicaciones/501/#openModal
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