La crisis causada por la pandemia trae nuevos desafíos al mercado laboral mundial. ¿Cuál será el impacto de COVID-19 en los trabajos y el trabajo? ¿Cómo podemos prepararnos para la evolución inevitable del mercado laboral cuando pasa la crisis?Las competencias técnicas (hard skills), son esenciales para el desempeño de nuestro rol, pero cuando hablamos de trabajar con personas y adversidades, hablamos de habilidades blandas o transversales, es decir, habilidades no técnicas (soft skills). Son ejemplos la comunicación, negociación, resiliencia, creatividad, pensamiento crítico, resolución de problemas, gestión del tiempo, etc. Antes de la pandemia, el Foro Económico Mundial eligió muchas de estas habilidades como esenciales para 2020.
Según Andrade[1], el gran secreto en este momento son las habilidades blandas. "En tiempos de coronavirus, más que nunca, es hora de que las personas se reinventen. Para aquellos que aún no han digitalizado su negocio, por ejemplo, ha llegado el momento de ser estratégico y utilizar herramientas tecnológicas como Whatsapp, Zoom y Skype, entre otras".
Además de tener la capacidad de reinventarse, es necesario mejorar otras habilidades transversales o blandas para enfrentar la crisis y, más que eso, salir de este período difícil con un equilibrio positivo.
En términos de tendencias, muchos especialistas hablan de:
Estrechamente relacionado con el liderazgo está la inteligencia emocional. La capacidad de ser conscientes, expresar y controlar nuestras emociones y tener conciencia de las emociones de los demás es la inteligencia emocional. En momentos en que las personas pueden sentirse inseguras sobre su trabajo y el futuro de su negocio, es esencial conectarse emocionalmente con el resto. Las personas con una fuerte inteligencia emocional serán codiciadas por las organizaciones más diversas.
Por otro lado, también se habla de que habrá un mercado cada vez más digital en el que la aceleración de la robotización del trabajo y la inteligencia artificial se desarrollarán rápidamente, reemplazando gran parte del trabajo de toma de decisiones que aún depende de los humanos. Además, la mayor democratización del acceso a Internet, el aumento de la transmisión, la mayor industrialización digital y el gran aumento de usuarios habituales de la red requerirán un incremento de la inversión de las empresas.
En relación con los trabajadores, especialmente los jóvenes, no podemos permitirnos perder las instituciones de educación superior porque son responsables de la formación de los graduados y de su inserción o reintegración exitosa en los mercados laborales. Esta formación va más allá de las habilidades científicas, técnicas o profesionales específicas de los cursos, sino que también les otorga un conjunto de habilidades transversales, cognitivas, sociales y emocionales, que se valoran cada vez más en un mercado laboral en un escenario de gran incertidumbre.
En conclusión, el autoconocimiento es lo que puede marcar la diferencia para que salgamos de una crisis mejor, profesional y personalmente, sin embargo, el mayor desafío es la capacidad que todos tenemos de adaptarnos a las nuevas exigencias de vivir en una sociedad con más riesgos.
