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El reto de aprender emprendiendo

Artículo de opinión

  • 07/04/2014

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Jorge Juan Fernández, Director Académico de Moebio y Director de Área E-Health y Salud 2.0 del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona)
Nunca ha sido más fácil. Nunca ha habido un mejor momento para ser emprendedor que ahora porque nunca en la historia el acceso a la financiación ha sido más sencillo y el camino al mercado más rápido que en la actualidad. Hoy en día, un grupo de emprendedores puede hacer lo que antiguamente sólo estaba al alcance de los gobiernos y las grandes empresas.

Durante los últimos años las palabras "emprender" e "innovación" han ido penetrando, poco a poco, como elementos imprescindibles en muchos sectores muy diversos. Ser emprendedor, emprender, significa comenzar algo con la idea de que tenga éxito y es más fácil lograr que las cosas tengan un efecto positivo y duradero si lo que se emprende es innovador. Se puede obtener un éxito puntual con una cosa que sea "copiar y pegar" algo ya existente pero si se quiere que las cosas duren, que tengan un impacto positivo en una empresa o en la sociedad, es imprescindible ser innovador. Pero más imprescindible todavía para innovar con éxito es resolver un problema real de la gente y ésto se puede conseguir de dos maneras.

La primera de ellas es estudiando las tendencias del sector en el que nos movemos porque entonces aumentamos las posibilidades de ser los primeros en algo. Ahora mismo, el sector de la salud es el que ofrece más opciones de éxito para emprendedores que quieran poner en marcha un negocio. La sanidad siempre ha sido uno de los motores de la investigación científica a lo que se añade que el ciudadano del siglo XXI está apostando, cada vez más, por el cuidado de su salud mediante el uso de dispositivos que monitorizan el funcionamiento del cuerpo humano. El Big Data, la capacidad de conectar la gran cantidad de datos que ya existen y los que se van generando para obtener patrones que nos permitan prevenir y tratar enfermedades, es una de las grandes tendencias actuales en el mercado médico. La tecnología aplicada a la salud también se encuentra en plena fase de expansión. La impresión 3D tiene más aplicaciones en la sanidad que en ningún otro sector de la economía y las tecnologías móviles están impulsando nuevas formas de atención no-presenciales. Las previsiones son que, en los próximos cinco años, las interacciones médico-paciente a través del teléfono móvil, las tabletas y el correo electrónico superarán a las visitas presenciales.

La segunda forma de innovar con éxito es la que utilizan los alumnos del programa Design Health Barcelona en los hospitales: observando las necesidades de primera mano, los problemas de la gente en entornos concretos. Un emprendedor que sepa identificar muy bien un problema concreto de la gente y que tenga la iniciativa, la creatividad y la constancia necesarias para diseñar e implementar una solución al mismo, tiene muchas probabilidades de éxito.

No hace falta ser un superhéroe para ser emprendedor. Una de las grandes falacias de la Sociedad de la Información y el Conocimiento es que lo que importa es el conocimiento, el título académico. No es verdad. El principal activo son las aptitudes y las competencias porque son éstas las que transforman el conocimiento en algo de valor. Hoy en día, la vida media de los conocimientos es de tres a cinco años. En cambio las habilidades duran toda la vida. En entornos complejos e inciertos como los actuales, aquellas personas que piensan mejor y más claramente tienen una ventaja competitiva sobre aquellos que no lo hacen. Hoy, más que nunca, lo que diferencia a un profesional de otro son sus habilidades más que sus conocimientos.

Éste no es el único mito existente en relación con el emprendimiento. Otro muy extendido es el de que el emprendedor nace. Es posible que un porcentaje de emprendedores tenga influencias en su entorno familiar. Pero el emprendedor, mayoritariamente, se hace. A innovar se puede aprender. Existen métodos que hacen que los procesos de innovación tengan mayor éxito. El problema es que, tradicionalmente, la innovación y  el emprendimiento se han enseñado como una asignatura, como quien imparte clases de contabilidad. Algo muy teórico. La enseñanza de la innovación y el emprendimiento tendría que ser más parecido a cómo la gente aprender a andar en bici: haciéndolo. Es conocido que los estudiantes aprenden mejor cuando trabajan sobre desafíos reales porque esto ayuda a que las personas crezcan y les proporciona un conocimiento de las limitaciones y de los diferentes escenarios que se encontrarán en su camino como emprendedores.

Emprender significa comprometerse con un aprendizaje personal y constante a lo largo de la vida. La educación de nuestro tiempo debería estar muy comprometida con la generación de actitudes y aptitudes emprendedoras. Concebir e impulsar nuevos desarrollos empresariales resulta una tarea compleja pero ilusionante y que necesita de un clima propicio, educativo y social. Es importante promover una cultura que favorezca la iniciativa emprendedora porque permitirá a las personas enfrentarse de forma creativa a un nuevo entorno cada vez más  cambiante y globalizado y encarar desafíos que aún no hemos conseguido resolver.
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