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Una aproximación a la superdotación en el aula

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Taíssa Queizán Angell. Maestra y Psicopedagoga. Profesora de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid)
En los últimos tiempos, la superdotación ha sido objeto de gran interés por parte de la comunidad de maestros y profesores. Este interés se debe, en gran medida, al enorme desconocimiento que ha existido en nuestro país sobre el tema. Lo que antes parecía entenderse como una ventaja, ahora se comprende como una situación de riesgo, ya que muchos de estos niños pueden encontrar dificultades a lo largo de su vida escolar. Suele sorprender que haya un porcentaje muy elevado en fracaso escolar dentro de los niños superdotados, pero no debe extrañarnos teniendo en cuenta que es uno de los grupos de escolares que quizá estén menos cuidados y, debido a la controversia que suscita el tema, se encuentren en una situación frágil y que no siempre cuida su desarrollo integral.

Cuando un maestro en el aula cree que uno de sus alumnos posee una superdotación, lo primero que debe preguntarse es si es un niño superdotado o un niño talentoso. La gran diferencia entre estas dos situaciones es la amplitud de áreas en las que destaca. Mientras que el niño talentoso parece tener una disposición especial para un área concreta en la que consigue resultados muy por encima de la media, el niño superdotado es aquel que posee una capacidad intelectual mayor de 130. Según el Dr. Joseph Renzulli, en la escuela los niños superdotados suelen mostrar inteligencia, creatividad y dedicación por el trabajo. Son niños que desde su más tierna infancia poseen una comprensión del lenguaje mayor de la de su edad cronológica, muestran interés por numerosas aficiones y profundizan en sus conocimientos, tienen una habilidad especial para resolver problemas y suelen ser persistentes, constantes, sensibles, miedosos y críticos consigo mismos.

La definición de superdotado varía según los países y según la cultura. El Departamento americano de la educación y de la salud incluye seis criterios en su definición nacional de la infancia superdotada:

1. Excelencia académica general
2. Aptitudes específicas
3. Pensamiento productor
4. Liderazgo
5. Talento en las artes visuales y físicas
6. Habilidad psicomotriz

Sin embargo, en las últimas aproximaciones que se han llevado a cabo en este campo, encontramos que la superdotación no se da siempre de la misma forma ni de manera homogénea. Algunos niños muestran disincronías que deben ser tratadas de una manera especial. Podemos encontrar disincronías internas y externas.  Las disincronías internas más comunes son las que se dan entre la capacidad intelectual y la psicomotora (por lo que suelen ser capaces de leer precozmente, pero no de escribir debido a su coordinación motora fina), entre la capacidad de razonamiento y el uso del lenguaje (por lo que pueden tener una mayor comprensión que expresión) y entre la capacidad intelectual y el desarrollo afectivo (debido a su capacidad intelectual en ocasiones son capaces de comprender situaciones que no pueden procesar emocionalmente).Las disincronías externas, implican una falta de sincronización en el desarrollo social del niño y del mundo que les rodea, en especial con sus compañeros de clase y su familia.

Estas disincronías se darán en mayor o menor medida según el coeficiente intelectual que presente el niño. Según los estudios, un superdotado que posee un CI por debajo de 150, no suele tener problemas sociales, se relaciona bien y es capaz de adaptarse a los diferentes ámbitos que se le presentan. Son niños líderes, bien integrados y queridos por los que le rodean. Sin embargo, un niño con un CI mayor de 150, posee un desfase con respecto a su edad cronológica lo suficientemente grande como para no poder integrarse y desarrollar comportamientos nocivos para él y para los que le rodean.

En cualquier caso y más allá de la capacidad intelectual, cada niño es un caso particular en el que hay que estudiar sus características personales como el sexo, el nivel de precocidad y de creatividad y el medio en el que viven. Son muchos los factores que ayudarán o perjudicarán a un niño de estas características, por lo que su educación debe siempre plantearse desde su unicidad y la individualidad.

Para identificar a un niño superdotado, tendremos que contar con un equipo interdisciplinar y hacer un estudio completo que incluya no sólo al niño, sino también a su familia y a sus educadores. Este estudio debe constar de entrevistas personales, cuestionarios e inventarios que valoren su comportamiento, su motivación, su lenguaje y sus habilidades motrices. Además, deben llevarse a cabo pruebas psicométricas que evalúen la inteligencia, el rendimiento y la creatividad.

La educación de un niño superdotado no debe estar segregada de la de los otros niños de su edad. La experiencia de años anteriores ha demostrado la importancia del desarrollo de todos los ámbitos de la persona por igual, por lo que la tan utilizada"aceleración" parece ahora ser una fórmula caduca. El hecho de que el alumno adelante cursos, no sólo dificulta su integración social y produce situaciones complicadas y difíciles de manejar para el alumno, sino que además no asegura que el alumno reciba una educación adecuada, ya que, además crear "lagunas" en algunas áreas al realizar saltos en el sistema educativo, no deja de ser una educación general y no individualizada como necesitaría. Por tanto, parece que la mejor opción para estos niños es la escolarización en el aula habitual con un aula de apoyo o una adecuada ampliación del currículum que proporcione actividades estimuladoras, según sus capacidades, sus áreas de interés y su estilo de aprendizaje.

La escolarización de un niño superdotado siempre es compleja y debe incluir a los padres, que son la fuente más fidedigna que tenemos para el conocimiento completo del niño. Los profesores deben entender que las altas capacidades son una necesidad educativa especial que reclama numerosas atenciones y comprensión. Deben aprender a conocer sus talentos y habilidades, para orientarlos adecuadamente y dotarlos de las ayudas educativas necesarias que propicien el correcto desarrollo de sus capacidades excepcionales.

Bibliografía:

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