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"Hay un cierto desajuste entre el momento en que se suelen detectar los primeros indicios del fracaso escolar y el momento en que éste se visualiza y se aborda en el sistema educativo"

Entrevista


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Entrevista a Xavier Riudor. Director del estudio "El risc de fracàs escolar a Catalunya" elaborado por el Consell de Treball Econòmic i Social de Catalunya (CTESC)
¿Cuál es la situación del riesgo de fracaso escolar en Catalunya?

Antes de responder a esta pregunta, deberíamos ser muy cuidadosos en cómo definimos el concepto de "fracaso escolar". En nuestro informe le dimos el significado de proceso acumulativo: el fracaso escolar se construye a lo largo de la trayectoria escolar del alumnado. En este sentido, dimos por válido los indicadores de fracaso escolar que hacen referencia a la imposibilidad de conseguir las competencias básicas y al abandono escolar en la educación secundaria obligatoria, y también los indicadores de absentismo escolar y las dificultades de aprendizaje que comporta que el alumnado no obtenga el graduado en ESO.

Partiendo de este marco conceptual, no hay duda de que la situación del riesgo de fracaso escolar en Catalunya es muy preocupante, como también sucede en el resto de España. Y es por esta razón que el Departament d’Ensenyament tiene como su principal prioridad la lucha contra el fracaso escolar.

¿Considera que los datos que tenemos actualmente sobre los índices de fracaso escolar y abandono prematuro de los estudios se corresponden con la realidad? ¿Es necesaria una estadística más detallada para poder enfrentarse a los problemas?

Los indicadores estadísticos globales, como los indicadores de abandono prematuro, nos permiten tener una fotografía global bastante fiable de la situación. Pero, en cambio, nos faltan datos para poder construir políticas públicas que puedan atajar con mayor precisión las causas del fracaso escolar. Nos faltan datos de tipo longitudinal pera conocer las trayectorias del alumnado. Tal como ya consta en la ley de educación catalana, es fundamental poner en marcha un historial educativo digital que nos permita, por un lado, disponer de la información de cada estudiante durante toda su trayectoria educativa, lo que facilitaría la detección precoz del riesgo de fracaso escolar, y por otro lado, disponer de datos estadísticos del alumnado en un momento determinado o a lo largo del tiempo. Necesitamos datos para poder actuar con mayor eficiencia.

¿Cuándo aparecen los primeros indicios de riesgo de fracaso escolar? ¿Son necesarias mejores herramientas para la detección precoz?

Los primeros indicios de riesgo de fracaso escolar pueden aparecer en la etapa de educación infantil. El problema es que hay un cierto desajuste entre el momento en que se suelen detectar los primeros indicios del fracaso escolar y el momento en que éste se visualiza y se aborda en el sistema educativo. Por lo tanto, la respuesta a la segunda pregunta sería "sí", es necesario que el sistema educativo se dote de los recursos y de los instrumentos diagnósticos que alerten de manera precoz sobre estos riesgos y orienten sobre las medidas pertinentes, de manera individualizada, y mediante los servicios de orientación psicopedagógicos y la práctica escolar. La potenciación del trabajo en equipo de los profesionales que forman parte de la comunidad educativa y  la disponibilidad de instrumentos como el historial académico son importantes para favorecer este proceso.

¿Cree que las medidas destinadas a reducir el fracaso escolar, a nivel estatal, europeo y autonómico, han sido eficaces hasta ahora?

Es una pregunta que necesitaría un amplio desarrollo para responderla con rigurosidad. Vamos a ver, en el ámbito europeo se debe tener en cuenta que las competencias de la Unión Europea, en este campo,  se rigen por el principio de la subsidiariedad. De todos modos, como se pudo observar en la Estrategia de Lisboa, vigente hasta el 2010 y en la actual nueva Estrategia  Europa 2020, los sistemas educativos y su modernización han sido una de sus  prioridades. En este sentido, la Unión Europea pretende marcar unos objetivos a los países miembros pero desde el punto de vista de la implementación de los mismos, las políticas están en manos de los estados. En el ámbito español y catalán, los resultados son suficientemente explícitos como para considerar que las medidas, hasta la fecha, no han obtenido los resultados esperados. En general, se tiene la percepción que las medidas se diseñan y se aplican con poco debate y reflexión. De hecho, se observa que la evaluación de las medidas es escasa y la mayoría de las veces inexistente. Además, a veces, sin justificación aparente, se interrumpen algunas de las experiencias iniciadas.

A pesar de estas críticas, en mi opinión, la mayoría de las iniciativas y medidas adoptadas en estos tres últimos años pueden tener un cierto impacto en la lucha contra el fracaso escolar, pero no es menos cierto que la fuerte crisis económica que padecemos puede limitar significativamente su aplicación. 

Según el informe "El risc de fracàs escolar a Catalunya" elaborado por el Consell de Treball Econòmic i Social de Catalunya (CTESC), los factores institucionales y los familiares son los aspectos más importantes a la hora de medir el riesgo de fracaso escolar en Catalunya. ¿Es necesaria una mejor planificación estratégica en los centros para hacer frente a los casos de fracaso escolar?

Antes de entrar en la gestión y planificación de los centros, hemos querido insistir en la necesidad de elaborar un plan de alcance general, transversal y a largo plazo sobre este tema. Y para ello es necesaria la participación de todos los agentes. De este plan global deberían concretarse las medidas oportunas dentro de cada proyecto educativo, con las consecuencias estratégicas y tácticas correspondientes.

¿Qué importancia tiene la práctica docente a la hora de prevenir el fracaso escolar?

Es, sin duda, un aspecto que tiene un gran impacto en el fracaso escolar y del que curiosamente sabemos poco desde un punto de vista empírico, sabemos poco de lo que sucede dentro del aula. Es por ello que insistimos en la necesidad de incrementar la investigación sobre las dinámicas educativas y relacionales que se producen dentro del aula.

Lo que sí constatamos es que la metodología de enseñanza  que se utiliza habitualmente sigue siendo excesivamente tradicional, su eficacia no está suficientemente contrastada y no está enfocada a la mejora de resultados.

En nuestro modo de ver, la práctica docente del proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula debería de estar presidida por la adaptación metodológica y curricular hacia la diversidad de necesidades educativas que se manifiestan en el aula (respecto a las capacidades, las motivaciones y los intereses) y hacia los diferentes estilos de aprendizaje.

¿Cree que debería haber cambios en la formación del profesorado y en el sistema de acceso al cuerpo docente?

La percepción es que, a pesar de las últimas mejoras en este campo, como es la sustitución  del certificado de aptitud psicopedagógica por el nuevo máster profesional de secundaria, la formación inicial y profesionalizadora aún es una asignatura que debe mejorar. Existen carencias importantes en la formación continua relacionadas con la falta de relación con las necesidades reales de los centros, con el proceso de selección y con la poca innovación de este tipo de formación. Es necesario que la formación se ajuste a los requerimientos cambiantes de la sociedad actual y debería adecuarse a criterios científicos. Hay que buscar fórmulas alternativas como las estancias en otros centros y la elaboración de materiales y el asesoramiento sobre buenas prácticas existentes. También recomendamos la implantación de procesos de coaching y mentoring que podrían llevar a cabo el profesorado con mayor reconocimiento.

En cuanto al sistema de acceso al cuerpo docente, consideramos que el sistema de ingreso debería garantizar la incorporación de profesionales que, tanto por sus conocimientos como por sus habilidades, dispusieran de un perfil psicoprofesional ajustado a las funciones de su lugar de trabajo.

Por último, ¿qué importancia tiene la orientación académica y profesional en la prevención del fracaso escolar? ¿En qué etapa educativa deberíamos iniciar esta orientación?

En el informe sobre fracaso escolar uno de los ocho ejes de los que consta nuestra propuesta de recomendaciones lleva por título "orientación y personalización", es lo que llamo acompañamiento individualizado del alumnado. Con las posibilidades de las actuales tecnologías y con las mejoras en los procesos de evaluación, ahora es mucho más factible poder acompañar, ayudar y motivar  a cada uno de nuestros alumnos y alumnas. Y el papel de la orientación académica y profesional en este escenario es fundamental. Es por esto que consideramos que la orientación personal, académica y profesional debe estar presente en la práctica educativa desde el primer curso de ESO y en el desarrollo de las distintas unidades didácticas y en la concreción de los contenidos curriculares.

Sin embargo, ante la importancia del papel del orientador en la mejora del rendimiento escolar y del conocimiento de las necesidades del mercado laboral, sería importante reflexionar sobre el contenido, la metodología y las estrategias de la actividad orientadora. Además, se debería hacer un esfuerzo para desarrollar recursos e instrumentos que facilitasen su trabajo.


Conéctate al Twitter de Xavier Riudor: www.twitter.com/Xriudor

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