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El sistema educativo y las cualificaciones profesionales

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Eugenio Fernández López. Técnico del Área de Investigación y Proyectos. Secretaría de Formación de UGT-CEC
Las competencias profesionales se sitúan en la actualidad como eje vertebrador en la relación entre los sistemas de educación y formación y los requerimientos de cualificación profesional del mercado de trabajo.

Uno de los grandes retos que se deben afrontar con la vinculación de los sistemas de educación y formación con el entorno productivo es conseguir que todos los trabajadores obtengan una cualificación profesional acreditada que les permita el acceso, mantenimiento y mejora del empleo y les sirva de base para posteriores aprendizajes.

El desarrollo de sistemas de educación y formación flexibles y adaptables a la realidad social y productiva, basados en el reconocimiento, acumulación y transferencia de resultados del aprendizaje y competencias adquiridas en diferentes contextos (formales, informales y no formales) es una realidad que se contempla tanto en las políticas, iniciativas y legislación europea como en la normativa española.

En el sistema educativo español las denominadas competencias básicas se integran en el currículo de la Educación Básica (Primaria y ESO) como uno de sus elementos clave. Estas competencias básicas constituyen un conjunto multifuncional y transferible de conocimientos, capacidades y actitudes que todos los individuos necesitan para su realización y desarrollo personal, inclusión y empleo.

Deben haberse desarrollado al finalizar la enseñanza obligatoria y son un prerrequisito para un rendimiento personal adecuado en la vida y en el trabajo. Conviene destacar que hay aspectos en la caracterización de estas competencias cuya adquisición no es específica de esta etapa educativa, en la que se sientan las bases que permiten que ese desarrollo posterior pueda producirse con éxito como parte de un aprendizaje a lo largo de la vida.

De acuerdo con el marco de referencia de la Unión Europea, se definen ocho competencias básicas:
  • Competencia en comunicación lingüística.
  • Competencia matemática.
  • Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico.
  • Tratamiento de la información y competencia digital.
  • Competencia social y ciudadana.
  • Competencia cultural y artística.
  • Competencia para aprender a aprender. 
  • Autonomía e iniciativa personal.
Este enfoque basado en competencias adquiere una indudable dimensión profesional al incorporarse en la educación postobligatoria, particularmente en el ámbito de la Formación Profesional y la Educación Superior.

Con la finalidad de fomentar el aprendizaje permanente y la movilidad, el Marco Europeo de Cualificaciones establece ocho niveles que abarcan toda la gama de cualificaciones, desde la enseñanza obligatoria hasta los niveles académicos y profesionales más altos.

El Marco Español de Cualificaciones, siguiendo esta referencia, definirá en España el conjunto de descriptores que indiquen los resultados del aprendizaje (conocimientos, destrezas y habilidades y competencias) para cada nivel de los sistemas de educación y formación, atendiendo a criterios de conocimientos, iniciativa, autonomía, responsabilidad y complejidad, en función de las actividades que deben desarrollarse en el entorno productivo.

El Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior (MECES) se va a estructurar en los cuatro niveles más altos, del cinco al ocho (Técnico Superior, Grado, Máster y Doctorado), dejando la referencia de los cuatro primeros niveles al espacio de la finalización de la Educación Básica, la Educación Postobligatoria y las ofertas de Formación Profesional, por lo que será necesario adaptar la estructura de niveles del Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales y Formación Profesional.

En el ámbito nacional nos encontramos en estos momentos en una fase de consolidación en el desarrollo de los denominados procesos de Bolonia (Educación Superior) y Copenhague (Educación y Formación Profesional), por lo que quedan todavía varios aspectos pendientes de ajuste. La tendencia en todas las propuestas y reformas que se están sucediendo es la incidencia en facilitar la flexibilidad, adecuación y adaptabilidad de las ofertas formativas a las necesidades del sistema productivo.

En este sentido cobran especial importancia la existencia de elementos como los Centros Integrados de Formación Profesional, concebidos como espacio de cooperación entre el sistema de formación profesional y el entorno productivo sectorial y local, o aspectos como la generación de entornos integrados de educación superior, donde se desarrollen nuevos modelos de relaciones entre el tejido productivo, la universidad, la formación profesional y los organismos agregados, con el fin de crear innovación científica y empresarial.

La estrategia de crecimiento de la Unión Europea para la próxima década (Europa 2020) tiene entre sus objetivos crear condiciones para modernizar los mercados laborales con el objeto de incrementar los niveles de empleo y garantizar la continuidad de nuestros modelos sociales, lo que implica disponer las medidas para que los trabajadores adquieran nuevas cualificaciones para adaptarse a un entorno productivo dinámico y anticipar y gestionar esos potenciales cambios.

Con esta finalidad se dará un fuerte impulso al marco estratégico de cooperación en educación y formación y a la participación de todos los interesados con el objeto de asegurar que las competencias necesarias para participar en el aprendizaje permanente y en el mercado de trabajo se adquieren y son reconocidas en toda la enseñanza general, profesional, superior y en la educación de adultos, incluyendo el aprendizaje no formal e informal. Para desarrollar un lenguaje común y un instrumento operativo para la educación, la formación y el trabajo, se trabaja en la creación de un Marco Europeo de Cualificaciones, Competencias y Ocupaciones.

De este modo, los sistemas de educación y formación basados en competencias clave o en competencias profesionales, y el desarrollo de los procedimientos de evaluación y acreditación de competencias adquiridas mediante experiencia laboral, cuyas primeras convocatorias oficiales se publicarán en breve, facilitarán la vinculación con el entorno productivo y permitirán a los trabajadores alcanzar sus objetivos personales y profesionales y a las empresas afrontar la creación y mantenimiento de empleo cualificado, factor clave en su crecimiento y competitividad.

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