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"Los trabajadores a los que se les permite conciliar su vida personal, familiar y laboral están más motivados y responden a esos beneficios personales con una mayor implicación en la empresa y una mayor ilusión con su tarea"

Entrevista


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Entrevista a Ignacio Buqueras y Bach. Presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles y de ARHOE
¿En qué consiste la racionalización de los horarios españoles? ¿Cuál es el principal problema que tenemos?

Racionalizar los horarios españoles supone hacerlos más razonables, más sensatos; en definitiva, humanizarlos. Sufrimos unas jornadas que, a menudo, se prolongan hasta la noche, de manera que llegamos a casa muy tarde y agotados; dormimos poco y mal; nos falta tiempo para nosotros mismos y para compartirlo con nuestra pareja y nuestros hijos, con otros familiares, con amigos... Son unos horarios singulares en comparación con los de otros países europeos y, en mi opinión, manifiestamente mejorables.

Considero que los principales problemas son la rutina, la inercia, la pasividad. Debemos ser conscientes de que nuestros horarios nos perjudican gravemente y luchar por cambiarlos. Por eso, desde la Comisión Nacional que presido incitamos continuamente a la acción. Es muy importante la presión que pueden ejercer las personas que se sienten insatisfechas con los horarios actuales. ¿Cómo? Escribiendo cartas al director en periódicos y revistas en las que reclamemos unas jornadas laborales más humanas; enviando comentarios por Internet; opinando en programas radiofónicos... todo ello es muy positivo. No nos conformemos.

¿Qué pasos deben seguir las empresas para racionalizar los horarios laborales? ¿Qué repercusión puede tener estos cambios en el funcionamiento y el rendimiento de la empresa?

Las empresas han de sustituir las jornadas partidas, con una pausa excesiva para comer (dos horas, dos y media, tres…, cuando bastaría con 45 o 60 minutos), por la flexibilidad de horarios y la jornada continua; apostar por la cultura de la eficiencia en lugar de la cultura de la presencia; tender a una dirección por objetivos, en la que se prime el rendimiento y no el número de horas; aplicar fórmulas de teletrabajo...

La repercusión de todas estas medidas sobre la productividad será notable; lo es ya en las empresas que han flexibilizado y racionalizado sus jornadas. Los trabajadores a los que se les permite conciliar su vida personal, familiar y laboral están más motivados y responden a esos beneficios personales con una mayor implicación en la empresa y una mayor ilusión con su tarea; en consecuencia, rendirán más.

¿Considera que unas mejores estrategias de conciliación de la vida personal y laboral contribuirían a reducir el absentismo laboral?

Sin duda. No es sólo una convicción personal, sino que, además, viene refrendada por diversos estudios. Citaré dos muy recientes: un informe del Departamento de Trabajo de la Generalitat de Cataluña y de la escuela de negocios IESE, según el cual las empresas que aplican políticas de conciliación disminuyen hasta el 30% el absentismo de sus trabajadores; otro del ‘Observatorio efr' (Fundación Más Familia, EOI Escuela de Negocios y la consultora Tatum), por el cual las empresas que concilian ven reducida su tasa de absentismo del 5'3 al 3%, lo que equivale a un ahorro global de 5.000 millones de euros al año.

Cuantas más horas tienen que pasar las personas en su puesto, más absentismo se produce. Curiosamente, el presentismo genera absentismo. Es ésta una triste paradoja de la tradicional jornada laboral española, en la que hay demasiadas horas no productivas, lo que supone un derroche injustificado que merma la competitividad de nuestra economía.

El hecho de que los trabajadores tengan habitualmente una o varias personas dependientes a su cargo -niños o mayores que no se valen por sí mismos -, unido a la plena incorporación laboral de la mujer, aumenta el absentismo por motivos familiares en las empresas que no concilian lo suficiente. Asimismo, el agotamiento y el insomnio producido por jornadas interminables de trabajo, que no nos dejan disfrutar del descanso, causan al año millones de horas perdidas por enfermedades y estrés, así como miles de accidentes laborales y de tráfico, con su secuela de muertos, heridos e incapacitados que para sus familias conllevan una situación crítica de por vida...

A este absentismo físico se le une el mental, en el que la persona está en su lugar de trabajo, pero no produce. Se manifiesta en conversaciones prolongadas, tanto telefónicas como con los compañeros, y, sobre todo, en el ordenador, donde se pierde mucho tiempo leyendo y contestando e mail, navegando por páginas web, reservando viajes o espectáculos, efectuando transacciones económicas... Por el momento, ninguna empresa evalúa en sus cuentas de resultados el coste de este segundo tipo de absentismo, difícilmente cuantificable, pero me parece evidente que dicho coste se reduce cuando se sustituye la cultura de la presencia por otra basada en la conciliación, la flexibilización y racionalización de horarios y la dirección por objetivos.

¿Cree que es necesaria una mayor legislación en cuanto a derechos de conciliación de la vida laboral y personal?

Se ha avanzado mucho en los últimos años, tanto en el ámbito estatal como en el de las Comunidades Autónomas, y este esfuerzo deberá proseguir en los próximos años. Indudablemente, la legislación ayuda, pero no lo resuelve todo. Es necesario, sobre todo, un cambio de mentalidad, lo que nunca es fácil y, además, conlleva su tiempo.

¿En qué países deberíamos fijarnos para facilitar la conciliación y la racionalización de los horarios?

En cualquiera de nuestro entorno occidental y europeo, donde los trabajadores finalizan sus trabajos a las cinco o las seis de la tarde y les queda tiempo suficiente para estar con su pareja, con sus hijos, descansar, practicar algún hobby, efectuar algún curso de formación, hacer deporte, etc.

¿Qué acciones están llevando a cabo desde la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles?

Fundamentalmente, la Comisión Nacional desarrolla acciones dirigidas a sensibilizar a la sociedad española sobre la necesidad y las ventajas de conseguir unos horarios más racionales y flexibles: promovemos jornadas y ciclos de conferencias; editamos publicaciones impresas y digitales; mantenemos conversaciones con dirigentes empresariales y sindicales, representantes de asociaciones; hacemos oír nuestra voz en los medios de comunicación… Con todo ello tratamos de movilizar a la ciudadanía, de ilusionarla, de hacerla ver que el cambio en nuestros horarios y en nuestro estilo de vida es factible, y que nos permitirá a todos disfrutar de una mayor calidad de vida.
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