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El estudio-trabajo como principio pedagógico en la formación de profesionales

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José Manuel Ruiz Calleja. Profesor Titular e Investigador del Centro de Estudios de Ciencias de la Educación Superior de la Universidad "Hnos. Saíz Montes de Oca” de Pinar del Río (Cuba)
La vinculación del estudio con el trabajo, ha sido tratada en innumerables ocasiones por autores diversos y desde diferentes puntos de vista; la retomamos ahora como principio pedagógico aplicado en la Educación Superior, para la formación integral de profesionales de perfil amplio.

La interacción de la universidad con la producción y los servicios ha sido comunmente denominada como vínculo universidad-empresa, pero consideramos que actualmente es más amplio y abarcador, extendiéndose como una necesidad de la formación profesional a todo tipo de organización.

Según Álvarez de Zayas (1) la esencia social de la escuela cubana se concreta en el ideario pedagógico de José Martí, en dos ideas básicas de carácter instructivo: aprender a trabajar durante su permanencia en la escuela y utilizar el método de la ciencia, como método fundamental de enseñanza y aprendizaje, y de trabajo. A estas se le suma una tercera, de carácter educativo, reconociendo que los rasgos más estables de la personalidad del educando: sentimientos y valores, se forman y consolidan mejor cuando el proceso de formación se desarrolla adecuadamente en el contexto del trabajo.

El proceso de formación profesional puede clasificarse atendiendo a tres tipos fundamentales de formas de organización como: Académico, Laboral e Investigativo.

La forma organizativa de carácter académico se corresponde con las actividades más tradicionales que en forma de clases permiten asimilar los contenidos básicos para apropiarse del modo de actuación del egresado, y que no necesariamente se identifican de forma directa con el mismo.

La forma organizativa de carácter investigativo, es aquella en que los estudiantes desarrollan los métodos y técnicas propios de la actividad científico-investigativa. Considerada también como uno de los modos fundamentales de su actuación y por sus características, puede analizarse también con un carácter laboral, pero por su connotación en la formación profesional se asume con cierta "personalidad” propia.

La forma organizativa de carácter laboral, se desarrolla propiamente en las condiciones y escenarios específicos de su futuro ejercicio profesional, donde los estudiantes pueden desarrollar y consolidar mejor las habilidades y competencias que manifiestan su lógica de pensar y actuar y se basa fundamentalmente en el principio de la vinculación del estudio con el trabajo. No se trata apenas de potenciar el vínculo entre la teoría y la práctica, la diferencia esencial estriba en colocar al estudiante en las condiciones reales de su futuro ejercicio profesional, eso es lo que caracteriza fundamentalmente el vínculo del estudio con el trabajo.

Desde un enfoque de sistema, lo académico, lo laboral e investigativo interactúan contribuyendo al logro de los objetivos del sistema de orden mayor al que pertenecen: el proceso de formación del profesional. En este proceso la profesión ha de apoyarse en la ciencia, pero la ciencia ha de tener una intención profesional.

El carácter principal de la vinculación del estudio con el trabajo, se aprecia en la dinámica propia del diseño curricular de la siguiente manera: siguiendo la lógica propia de una profesión a partir de establecer el objeto de trabajo profesional del egresado, se pueden precisar los problemas presentes en este, de tal manera que, conociendo estos en su generalización, se delimitan entonces las tareas que debe realizar el egresado para resolver tales problemas. La generalización de estas tareas, mediante las cuales se resuelven problemas profesionales, representan las habilidades y competencias que aparecen en los objetivos generales instructivos del modelo o perfil del egresado y constituyen sus modos de actuación.

El modo de actuación como concepto ha sido definido por varios autores cubanos (GARCÍA R. L. 1996; ÁLVAREZ, C. 1999; FUENTES, H. 2000; GARCÉS C. W. 2003). El Ministerio de la Educación Superior cubano lo ha definido como: "los métodos más generales que caracterizan esencialmente la actuación del profesional, con independencia de con qué trabaja y dónde trabaja”.

Para lograr el vuelco de las universidades a la práctica social, en lo que respecta a la formación de profesionales, una experiencia generalizada en Cuba es la del establecimiento de las denominadas "Unidades Docentes”, que por razones obvias apenas analizaremos de manera muy general. Digamos entonces que una Unidad Docente se puede definir como una prolongación de la universidad, que se instala de mutuo acuerdo en una entidad laboral de producción o servicios, integrándose a ella con un carácter estable, para desarrollar parte del proceso formativo, básicamente de carácter laboral profesional, en las condiciones del objeto real de la profesión.

La práctica laboral profesional, realizada como un entrenamiento en el puesto de trabajo, es más eferctiva si contempla la rotación del estudiante por diferentes puestos y entidades laborales para garantizar que la misma abarque lo más posible los campos de acción y esferas de actuación del futuro profesional.

Deteniéndonos ahora brevemente en el análisis de algunos aspectos más concretos de la experiencia de vinculación estudio-trabajo, evaluaremos críticamente un conjunto de factores claves.

Puede suceder que la organización metodológica del proceso formativo, no favorezca la interrelación de la universidad con las entidades laborales, para lo cual es necesario un ajuste organizativo que coloque a la universidad en condiciones de integrarse con las entidades profesionales. Esto resulta clave para revertir el rechazo y elevar el nivel de aceptación e interés de los futuros empleadores en recibir y atender a los estudiantes universitarios. Así, para cualquier intento de vinculación efectiva con las entidades laborales la preparación previa tiene que comenzar por la propia Universidad.

Otro aspecto clave radica en la selección de las entidades laborales en las que se insertarán los estudiantes. No basta que existan las mejores condiciones materiales, es necesario que exista la posibilidad comprobada de desarrollar las habilidades y competencias en función de los objetivos del plan de estudios.

Para algunas carreras específicas puede ser necesario modificar sus Planes de Estudio y gráficos de organización, procurando un mejor ajuste a las condiciones y características de la actividad productiva o de servicios. Ha sido el caso de la carrera de Agronomía, donde determinados cultivos básicos en la preparación profesional, son cíclicos y presentan diferentes estadios de su proceso productivo en épocas determinadas.

Una condición clave se debe cumplir, la preparación del claustro de profesores y de los profesionales de la producción y los servicios que atenderán a los estudiantes en las entidades laborales. A los profesores universitarios hay que actualizarlos en las condiciones de vinculación directa con el proceso de producción y los servicios que se trate, y a los profesionales de las entidades laborales se les debe preparar en los aspectos metodológicos y pedagógicos básicos que les faciliten su función asesora de los estudiantes.

De otra parte no necesariamente los métodos de enseñanza que se utilizan en las aulas de la universidad rendirán los mejores resultados en las condiciones de la práctica laboral profesional. Para resolver esto es necesario que los profesores y colectivos pedagógicos desarrollen un profundo trabajo didáctico especializado en las asignaturas.

La evaluación del aprendizaje es otro aspecto clave que debe perfeccionarse. Evitar la tendencia tradicional de evaluar solamente el "saber”, en detrimento del "saber hacer”, algo frecuente cuando se pretende evaluar los contenidos mediante la presentación por el estudiante de un informe descriptivo de las actividades realizadas, que por lo general no se discute y en ocasiones ni siquiera es suficientemente valorado por el profesor. Las habilidades y competencias que debe dominar el futuro profesional, tienen que ser demostradas en la práctica.

La mejor atención a las prácticas profesionales se alcanza cuando la relación profesor-estudiante no rebasa ciertos limites. No se puede plantear una fórmula universal, es una apreciación básicamante particular para cada caso, sin perder de vista que la mejor atención a las diferencias individuales aconsejará siempre cifras pequeñas.

Hemos sintetizado lo fundamental de una experiencia en la formación profesional bajo los preceptos del principio del estudio-trabajo. Evidentemente, no resulta posible ni se corresponde con los propósitos de este trabajo, abarcar en profundidad todos los aspectos de un proceso tan complejo, por lo que en un intento de generalización, se ha pretendido caracterizar sus elementos esenciales en lo pedagógico y organizacional.

A modo de conclusiones:

La experiencia referida nos lleva a la conclusión del carácter rector del principio del estudio-trabajo en el proceso de formación de profesionales, concibiéndolo tanto como vehículo de instrucción como de educación y asumiendo la existencia de tres formas organizativas denominadas componentes: Académico, Laboral e Investigativo. Estos se integran en aras de la formación integral de un profesional de perfil amplio y cuando se logra adecuadamente, la actividad laboral, basada en el principio del estudio-trabajo, se convierte en el eje central del proceso. Lograr en la vinculación con la práctica social, un egresado capaz de resolver problemas complejos siguiendo la vía y el método de la ciencia.

Como se puede apreciar, no se ofrecen "fórmulas mágicas” o "recetas universales”; se trata de una experiencia que puede no ser única, pero que sus particularidades y sobre todo resultados satisfactorios. El balance es positivo y sus perspectivas, prometedoras; consideramos que mucho puede alcanzarse por esta vía en el perfeccionamiento de la formación profesinal mediante la vinculación del estudio con el trabajo.

Notas al pie:

Alvarez de Zayas, C. La Escuela en la Vida, Ed. Felix Varela. La Habana. 1992, p. 25.

Bibliografía:

ALVAREZ de Zayas, C., Pedagogía como ciencia. Editorial Félix Varela, La Habana, Cuba. 1998.

CASTELLANOS, B. et. al. La gestión de la actividad de ciencia e innovación tecnológica y la competencia investigativa del profesional de la educación. Trabajo presentado en el Congreso Pedagogía' 2003, Ciudad de la Habana, Cuba. 2003.

CHAVEZ, J. A. Aproximación a la teoría pedagógica cubana. Trabajo presentado en el Congreso Pedagogía' 2003, Ciudad de la Habana, Cuba. 2003.

FUENTES, H. Didáctica de la educación superior. CEES "Manuel F. Gran", Santiago de Cuba. 2000.

MENESES, A. y BARROS, R. L. Discurso didático: do tradicional ao contemporâneo. Revista Iberoamericana de Educación, No. 39-6, agosto del 2006

RUIZ CALLEJA, J. M. Dirección y gestión educativa. Editora ESUMER. Medellín, Colombia. 2004.

Os professores diante os desafios do Terceiro Milênio. Revista da faculdade de Educação/Universidade de mato Grosso. Jan. - Jun. 2004. Ano II. No. 2. Unemat Editora, Brasil. pp. 132 - 152. (2004)
El estudio-trabajo como principio pedagógico en la formación de profesionales. Memorias del XI Congreso Nacional de Pedagogía de México, Colima, Col. 18, 19 y 20 de octubre de 2006, México.

VALLE, I. Sobre competencias laborales. www.gestiopolis.com Consulta en diciembre del 2004.
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