De la lectura de los distintos artículos de este monográfico sobre los retos en la formación en prevención de riesgos laborales, se desprende que ésta es una actividad profesional necesaria, compleja y con tendencia al crecimiento y a la especialización.Una actividad necesaria porque responde a una problemática real que afecta, de una manera u otra, a todos los empleados y empresas.
Una actividad profesional compleja porque no se trata sólo de evitar accidentes, la siniestralidad. Se trata de diagnosticar la situación, organizar los lugares de trabajo, diseñar medidas de mejora y evaluar los resultados para anticipar los problemas o, al menos minimizarlos.
Una actividad con tendencia al crecimiento porque, aunque las ocupaciones físicas son cada vez menos relevantes, el sistema laboral y los estilos de vida contemporáneos están generando nuevas enfermedades y consecuencias psicosociales. Porque con el envejecimiento de la población activa, las mismas ocupaciones en las mismas empresas exigen nuevas respuestas y, por lo tanto, adecuaciones de los puestos de trabajo. Con tendencia al crecimiento porque la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales y la inspección también ayudan a que se implante. Una formación que representa el 5,7% de la demanda de formación continua en España.
Una actividad que nació de la propia empresa y de la presión de los trabajadores y sindicatos de una forma casi espontánea y que, en cambio, en estos momentos, tiende a la especialización al tener que resolver aspectos psicosociales, de salud en el trabajo, ergonómicos, tecnológicos, de organización de los recursos humanos lo que exige una formación específica, con distintas competencias y responsabilidades. Una formación que cada disciplina tradicional (psicología, ingeniería, empresariales, medicina, etc) reivindica para si, pero que cada vez más es necesaria que este integrada en un mismo proceso formativo.
Enric Renau
Editor
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