¿Quién no conoce a alguien con una larga experiencia laboral y con capacidad para hacer bien su trabajo, pero sin ningún título que lo así acredite?
Esta es precisamente la situación que intenta resolver la acreditación de competencias; un proceso que permite a trabajadores y trabajadoras considerados "no cualificados" poner en valor habilidades y conocimientos adquiridos a lo largo de los años y que están quedando invisibilizados.
En un momento en que el mercado laboral evoluciona rápidamente, este mecanismo no solo mejora la empleabilidad, sino que también amplía las oportunidades de desarrollo profesional, ya que facilita el acceso a itinerarios formativos reglados y a promociones o movilidades hacia nuevas posiciones. Pero si tiene un impacto especialmente positivo, más allá de la amplificación de oportunidades laborales, es el empoderamiento, el refuerzo de la confianza y la mejora de la autoestima en aquellas personas que logran el reconocimiento de su trayectoria vital y profesional.
La acreditación de competencias ha facilitado la revalorización y profesionalización de sectores como el comercio, la hostelería, la restauración o la economía de los cuidados.
Por un lado, impacta positivamente en una dignificación profesional y en el abordaje de estigmas; por el otro, permite corregir desequilibrios del mercado laboral en cuanto a oferta y demanda gracias a un catálogo exhaustivo de competencias que cubre una amplia demanda de perfiles profesionales.
Esto se realiza a partir de la identificación de competencias clave, y ahora acreditables, que permiten configurar equipos de manera más eficiente: facilitan la definición de perfiles y puestos de trabajo, el mapa de talento de las empresas, los procesos de selección e intermediación laboral, o los planes de carrera, entre otros.
Otra ventaja destacable es la posibilidad que ofrece a las personas de mirar más allá de las fronteras territoriales. Contar con unas competencias acreditadas potencia la movilidad y la transparencia de calificaciones a nivel europeo, un objetivo de la misma Comisión Europea para el impulso del talento. Del mismo modo, este instrumento garantiza que las personas migrantes que llegan a nuestro país sin estudios homologados tengan una vía para oficializar sus conocimientos y competencias.
Más agilidad y reconocimiento para tener mayor impacto
Aunque el sistema tiene una puerta de entrada accesible, con un trámite sencillo para las personas poco familiarizadas con los procesos administrativos, todavía es necesaria una evolución para que se considere un proceso inclusivo y ágil.A medida que se avanza en el procedimiento de acreditación, aumentan los requerimientos de documentos y se añaden fechas máximas de respuesta para las comunicaciones. Esto es una muestra de la complejidad burocrática que existe todavía y que hace patente la brecha digital que puede llegar a dificultar el acceso a las personas con unas competencias TIC limitadas.
Aunque el proceso está abierto de manera permanente, su implementación puede requerir un tiempo de espera largo. Se da especialmente en familias profesionales con alta demanda, como en la agricultura; las artes gráficas; la edificación y obra civil; la energía y el agua; la instalación y mantenimiento; madera, mueble y corcho; la química; y la confección textil.
En estos ámbitos, no hay suficientes profesionales que puedan ejercer las funciones de asesoramiento y evaluación, hecho que ralentiza el proceso.
Otro de los puntos de mejora es el catálogo de competencias: se ofrecen casi 400 disponibles, pero hace falta más exhaustividad, ya que no todas están representadas; como lo serían bailarín, entrenador de gimnasia o instructor de surf.
Pese a que la acreditación de competencias aporta múltiples beneficios y es una medida atractiva, todavía existe un gran desconocimiento por parte de la ciudadanía y las empresas, que podrían sacar mayor rendimiento de este instrumento con una mayor difusión y sensibilización sobre el valor añadido que aporta.
Algunas propuestas para lograrlo serían desplegar campañas comunicativas accesibles, atractivas y adaptadas a colectivos de baja cualificación con materiales visuales, testimonios reales y ejemplos de éxito; incluir las redes sociales, los espacios públicos y las entidades comunitarias y frecuentadas por la ciudadanía, como centros de formación de adultos o bibliotecas; e incluir los sindicatos y patronales como actores clave en la difusión de este sistema que beneficia personas trabajadoras y empresas.
Los gremios profesionales, los colegios profesionales y los clústeres son también actores que pueden y deben participar para dar a conocer la medida, y para tener un papel activo en el despliegue del modelo facilitando profesionales que colaboren en los procesos de acreditación.
Un ejemplo de buena iniciativa sería ofrecer programas de acompañamiento a personas que ya forman parte de las empresas y necesiten acreditación para consolidar su puesto o para acceder a mejoras profesionales y mantenerse actualizados en sus posiciones laborales.
Ciudades más competitivas, inclusivas y justas
El impulso a la formación y el talento forma parte del plan estratégico de la ciudad de Barcelona para garantizar la igualdad de oportunidades y el empleo de calidad entre las personas.
Uno de los principales mecanismos del Ayuntamiento para conseguirlo es el Acuerdo Barcelona para la Ocupación de Calidad 2021-2030 (ABOQ), el cual prevé el despliegue de políticas de empleo de calidad en la ciudad con el objetivo de promover la mejora económica y la justicia social.
Se trata de un acuerdo con los principales actores sociales y económicos de la ciudad y que incluye el impulso al proceso de acreditación de competencias como una de sus líneas estratégicas. En este sentido, se ha constituido un grupo de trabajo con la participación de la Agencia FPCAT, los sindicatos, las patronales, el Consejo de Gremios, el Servicio de Ocupación de Cataluña y el Consorcio de Educación de Barcelona, junto con Barcelona Activa, para lanzar una prueba piloto de acreditación de competencias de carácter masivo en un sector estratégico para la ciudad.
Además, Barcelona Activa está reconocida como punto de información y asesoramiento para la acreditación de competencias y ofrece el servicio en varios centros de atención en la ciudad. Estos puntos, juntos a los ofrecidos por otras entidades y organismos, Barcelona cuenta con 56 puntos de información de los 296 que se ofrecen en toda Cataluña que ya han acreditado más de 2.600 personas entre 2022 y 2024.
La acreditación de competencias se presenta como una palanca transformadora que reconoce el valor del saber hacer acumulado a lo largo de los años, dignificando trayectorias profesionales tradicionalmente invisibilizadas.
Más allá de mejorar la empleabilidad, permite avanzar hacia un modelo de mercado laboral más justo, inclusivo y adaptado a las necesidades reales de personas y empresas. No obstante, para alcanzar todo su potencial, es necesario simplificar procesos, ampliar el catálogo de competencias y fortalecer su difusión. Solo así podrá convertirse en un derecho plenamente accesible que impulse tanto la equidad social como la competitividad de nuestras ciudades.