Ariadna Puig Engel es ingeniera industrial con una sólida trayectoria en el ámbito de la tecnología, el desarrollo de producto y la gestión de alianzas estratégicas.
Se graduó en Ingeniería en Tecnologías Industriales y completó dos másteres: uno en Ingeniería Industrial y otro en Desarrollo y Gestión Global de Producto. Este último en Reino Unido, donde además fue galardonada con el premio Sukhjit Ghatora Memorial.
Actualmente es socia ejecutiva en una empresa tecnológica de Barcelona especializada en el diseño de chips avanzados, utilizados en inteligencia artificial y computación de alto rendimiento.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería, que se celebra cada 23 de junio, entrevistamos a Ariadna Puig Engel.
1. ¿Qué aplicaciones directas tiene la Ingeniería en Tecnologías Industriales en la vida diaria de las personas?
La Ingeniería en Tecnologías Industriales está muy presente en nuestro día a día, aunque a veces no seamos conscientes de ello. Es una carrera técnica y multidisciplinar que abarca desde materias muy científicas como física, química, cálculo o fluidodinámica, hasta otras más orientadas a la gestión como estadística, gestión de proyectos o emprendimiento. Esta combinación te forma para abordar problemas desde distintos ángulos, con una visión más holística.
Gracias a esta base tan amplia, los ingenieros e ingenieras en tecnologías industriales participamos en el diseño y mejora de productos, servicios y procesos que usamos a diario: desde cómo se fabrica un electrodoméstico o se optimiza una red de transporte, hasta cómo se gestiona la energía en un edificio o se automatiza una cadena de producción.
Además de optimizar y mejorar procesos, esta formación te prepara para diseñar, crear e innovar nuevos productos y servicios que responden a las necesidades reales de las personas y del mercado. Al final, se trata de aplicar el conocimiento técnico para mejorar la eficiencia, la sostenibilidad y la funcionalidad de aquello que nos rodea.
2. ¿Por qué elegiste cursar una ingeniería? ¿Qué te atrajo personalmente de esta especialidad?
Siempre he sido una persona curiosa; desde pequeña quería entender cómo funcionaban las cosas a mi alrededor. La ingeniería no me dio todas las respuestas, pero sí me proporcionó las herramientas necesarias para aprender a descubrirlas por mí misma. Esa capacidad de análisis, de resolución de problemas y de aprendizaje continuo es algo que valoro muchísimo.
Elegí específicamente la Ingeniería en Tecnologías Industriales porque es una carrera muy generalista. No quería cerrarme a una sola especialidad, sino mantener abiertas varias opciones profesionales. Y efectivamente, esa visión global me ha abierto muchas puertas.
Empecé mi carrera en la gestión y estrategia de producto, más adelante hice la transición hacia el área comercial como desarrolladora de negocio, y actualmente formo parte del equipo ejecutivo como socia del CEO, centrada en la organización y estrategia empresarial.
Gracias a esta formación he podido adaptarme a distintos roles dentro del sector tecnológico, con una base técnica sólida y una mentalidad flexible.
Se graduó en Ingeniería en Tecnologías Industriales y completó dos másteres: uno en Ingeniería Industrial y otro en Desarrollo y Gestión Global de Producto. Este último en Reino Unido, donde además fue galardonada con el premio Sukhjit Ghatora Memorial.
Actualmente es socia ejecutiva en una empresa tecnológica de Barcelona especializada en el diseño de chips avanzados, utilizados en inteligencia artificial y computación de alto rendimiento.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería, que se celebra cada 23 de junio, entrevistamos a Ariadna Puig Engel.
1. ¿Qué aplicaciones directas tiene la Ingeniería en Tecnologías Industriales en la vida diaria de las personas?
La Ingeniería en Tecnologías Industriales está muy presente en nuestro día a día, aunque a veces no seamos conscientes de ello. Es una carrera técnica y multidisciplinar que abarca desde materias muy científicas como física, química, cálculo o fluidodinámica, hasta otras más orientadas a la gestión como estadística, gestión de proyectos o emprendimiento. Esta combinación te forma para abordar problemas desde distintos ángulos, con una visión más holística.
Gracias a esta base tan amplia, los ingenieros e ingenieras en tecnologías industriales participamos en el diseño y mejora de productos, servicios y procesos que usamos a diario: desde cómo se fabrica un electrodoméstico o se optimiza una red de transporte, hasta cómo se gestiona la energía en un edificio o se automatiza una cadena de producción.
Además de optimizar y mejorar procesos, esta formación te prepara para diseñar, crear e innovar nuevos productos y servicios que responden a las necesidades reales de las personas y del mercado. Al final, se trata de aplicar el conocimiento técnico para mejorar la eficiencia, la sostenibilidad y la funcionalidad de aquello que nos rodea.
2. ¿Por qué elegiste cursar una ingeniería? ¿Qué te atrajo personalmente de esta especialidad?
Siempre he sido una persona curiosa; desde pequeña quería entender cómo funcionaban las cosas a mi alrededor. La ingeniería no me dio todas las respuestas, pero sí me proporcionó las herramientas necesarias para aprender a descubrirlas por mí misma. Esa capacidad de análisis, de resolución de problemas y de aprendizaje continuo es algo que valoro muchísimo.
Elegí específicamente la Ingeniería en Tecnologías Industriales porque es una carrera muy generalista. No quería cerrarme a una sola especialidad, sino mantener abiertas varias opciones profesionales. Y efectivamente, esa visión global me ha abierto muchas puertas.
Empecé mi carrera en la gestión y estrategia de producto, más adelante hice la transición hacia el área comercial como desarrolladora de negocio, y actualmente formo parte del equipo ejecutivo como socia del CEO, centrada en la organización y estrategia empresarial.
Gracias a esta formación he podido adaptarme a distintos roles dentro del sector tecnológico, con una base técnica sólida y una mentalidad flexible.
"Cuando los equipos que desarrollan tecnologías no son diversos, existe el riesgo de que los avances no sean inclusivos".
3. Solo el 26% de los titulados en Ingeniería en Tecnologías Industriales son mujeres. ¿Qué podría ayudar a despertar el interés o a romper los condicionantes de género en las carreras científico-tecnológicas?
La representación de género en las carreras STEM sigue siendo un gran reto, y no es solo una cuestión de equidad: tiene un impacto real en la sociedad. Cuando los equipos que desarrollan tecnologías clave no son diversos, existe el riesgo de que los avances no sean inclusivos o no respondan a las necesidades de toda la población. No creo tener una única respuesta a este desafío tan complejo, pero sí veo varias vías que pueden ayudar a acercar más a las mujeres a este tipo de carreras.
Por un lado, es fundamental invertir en formación tecnológica desde etapas tempranas, especialmente en las escuelas, y hacerlo mostrando el impacto social que puede tener la tecnología. Muchas veces, esto conecta más con motivaciones que se alinean con el pensamiento femenino. También es clave visibilizar referentes femeninos en ciencia y tecnología: si no puedes imaginarte en un rol, es mucho más difícil aspirar a él.
Desde el ámbito empresarial, es necesario seguir apostando por grupos de EDI (Equidad, Diversidad e Inclusión), que impulsen cambios reales en las organizaciones y trabajen por una cultura más inclusiva en todos los aspectos, no solo el de género.
Y algo que me preocupa especialmente es la retención del talento femenino. Hace poco leí una estadística que decía que el 50% de las mujeres que comienzan su carrera en el sector tecnológico como especialistas TIC abandonan la industria antes de los 35 años[1]. Esto es muy preocupante. Necesitamos crear espacios seguros y de apoyo dentro de las empresas, donde las mujeres se sientan escuchadas, cómodas y empoderadas para seguir desarrollándose profesionalmente. En este camino, el rol de los male allies —hombres comprometidos activamente con la equidad de género— es fundamental. No se trata solo de sumar mujeres, sino de transformar las dinámicas desde dentro, con la colaboración de todos.
"Los ingenieros e ingenieras en tecnologías industriales participamos en el diseño y mejora de productos, servicios y procesos que usamos a diario".
4. ¿Qué habilidades y competencias son clave para desenvolverse en el campo de la ingeniería en la actualidad, especialmente para las nuevas generaciones de mujeres?
Diría que lo más importante hoy es ser curiosa y tener muchas ganas de aprender, porque todo cambia muy rápido. La ingeniería ya no va solo de aplicar lo que sabes, sino de estar en constante evolución. Parte de esa curiosidad implica mantenerse al día de las nuevas tecnologías y avances. Ahora mismo, por ejemplo, es clave entender cómo funciona la inteligencia artificial, saber hacer buenos prompts o cómo usar herramientas que nos ayuden a automatizar tareas y ser más eficientes.
También es importante tener flexibilidad y capacidad de adaptación, así como saber colaborar con otras personas. Cada vez más trabajamos en equipos diversos, con perfiles muy distintos, de culturas y disciplinas variadas. Tener buenas habilidades de comunicación y saber trabajar en equipo marca una gran diferencia. Los mejores resultados suelen venir de equipos donde se escucha y se valora lo que cada persona aporta.
Y, por último, algo que a veces se pasa por alto: saber poner límites. Muchas mujeres tendemos a decir que sí a todo, lo cual puede ser muy positivo al principio porque te abre muchas oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Pero si no aprendemos a poner límites adecuados y a reservar espacios para el descanso y el autocuidado, ese ritmo puede volverse insostenible. Cuidarse también forma parte de una carrera profesional sana y duradera.
5. ¿Qué mensaje te gustaría transmitir a las jóvenes que dudan si la ingeniería puede ser un camino profesional para ellas?
Les diría que se animen a dar el paso. Trabajar en tecnología y estar cerca de los avances e innovaciones más importantes del momento no solo es súper estimulante, también es empoderador y, sinceramente, muy divertido.
Es cierto que todavía hay barreras, pero no están solas: cada vez hay más comunidades y redes de apoyo que acompañan en este camino. En mi caso, participar en iniciativas como el programa de mentoría M2m de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) o formar parte de Women@Tech cuando trabajaba en Londres ha sido clave. Rodearte de otras mujeres que comparten experiencias, consejos y ganas de crecer te da muchísima fuerza.
No hace falta tenerlo todo claro desde el principio. La ingeniería te puede llevar por caminos muy distintos y abrirte muchas puertas, y muchas veces vas descubriendo lo que te gusta sobre la marcha.
Si te pica la curiosidad, escúchala. ¡El sector necesita más voces y miradas diversas!
Referencias bibliográficas