900 293 573
Encuentra tu curso ideal
9%
¿Qué quieres estudiar?

Prácticas universitarias de calidad: entre la formación real y la responsabilidad compartida

Artículo de opinión

  • 06/05/2025
  • Tiempo de lectura 4 mins

  • Deja tu comentario
  • Valora


Imma Casaramona i Codinach. Directora del Servicio de Carreras Profesionales de la Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya (UVic-UCC)

La línea entre el aprendizaje auténtico que pueden aportar unas prácticas y el riesgo de caer en la explotación laboral es muy fina. En ocasiones, hay entidades que acogen a estudiantes con el único propósito de cubrir una vacante. Es cierto. Sin embargo, afortunadamente, somos mayoría los profesionales, las empresas y los centros formativos que compartimos una visión común: las prácticas deben ser una experiencia formativa de valor para todas las partes implicadas.
 
Cuando están bien planteadas, las prácticas se convierten en una experiencia transformadora que permite aplicar el conocimiento teórico a la realidad del mundo profesional. En ese sentido, es fundamental mantener una mirada crítica y vigilante para evitar que estas se conviertan en trabajo no remunerado disfrazado de formación.
 

¿Qué son unas buenas prácticas?

Las prácticas de calidad, las prácticas en las que creemos firmemente, son aquellas que están bien acompañadas desde el principio por la universidad, las que cuentan con una persona de referencia tanto en la entidad de acogida como en el centro formativo y las que están directamente vinculadas con los estudios cursados. Son aquellas que el alumnado valora como una de las experiencias más enriquecedoras de su etapa universitaria. Son las que conectan con el mercado laboral y las que benefician tanto a estudiantes como a entidades.
 
Este tipo de experiencias refuerzan la motivación de los estudiantes, aclaran sus expectativas profesionales y les facilitan tomar decisiones más informadas sobre su futuro laboral. Por ello, las prácticas no deberían ser una opción adicional, sino una pieza clave en cualquier plan de estudios.

Además, según el Real Decreto 592/2014, tiene que existir un convenio de colaboración entre la empresa y la universidad, en el que se recojan aspectos clave como el plan formativo, los derechos y deberes de cada parte y la protección de datos.

Y no nos olvidemos de algo fundamental: la figura del tutor o tutora en la empresa y la del tutor o tutora en la universidad. El acompañamiento dual es clave para dar sentido a la experiencia, para resolver dudas y para asegurarse de que las prácticas cumplen sus objetivos.

Beneficios para todas las partes

  • Para las empresas

Las prácticas suponen una oportunidad para identificar nuevo talento y observar en acción a futuros profesionales, algo que un currículum o una entrevista no permite. Además, les ofrecen la oportunidad de colaborar activamente en la formación del talento emergente, formando parte incluso de los consejos de estudio y de procesos de acreditación de titulaciones.
 
  • Para las universidades

La gestión de las prácticas permite fortalecer la conexión con el tejido empresarial, estar al día de las necesidades del mercado laboral y generar proyectos conjuntos con las entidades colaboradoras.
 
  • Para los estudiantes

Las prácticas constituyen el primer contacto con el mundo profesional, guiado por expertos en activo, y una excelente oportunidad para descubrir vocaciones, ampliar competencias y empezar a construir una red de contactos. También les ayuda a validar sus intereses y a redefinir su hoja de ruta profesional, especialmente en grados con salidas diversas.
 

Más allá de las competencias técnicas

Las prácticas no solo mejoran las habilidades técnicas, sino que ayudan a desarrollar otras competencias transversales: trabajo en equipo, resolución de conflictos, gestión del tiempo, redacción de correos, adaptación al entorno, etc. Precisamente por ello, siempre que sea posible, deberían realizarse de forma presencial. El aprendizaje que se da en el contacto directo, en el contexto real, es único.
 
Y si hablamos de experiencias interesantes, no podemos pasar por alto las prácticas internacionales, que potencian aún más el desarrollo de competencias del estudiantado. Afrontar trámites documentales, adaptarse a nuevas culturas o desenvolverse en otro idioma multiplica la capacidad de adaptación, la autonomía y la apertura de miras. Cada país tiene su propia manera de entender el trabajo, y conocer esas realidades enriquece mucho, tanto a nivel personal como profesional.

UVic-UCC: un modelo consolidado con prácticas obligatorias en todos los grados

Con la entrada en vigor del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), la UVic-UCC apostó por incluir prácticas obligatorias en todos los grados. No solo en los estudios de salud o de educación, donde ya eran habituales, sino también en el resto. La idea era que todos los estudiantes, como mínimo una vez, pudieran vivir una experiencia laboral tutorizada durante su etapa universitaria.
 
Para hacer posible este modelo, la universidad cuenta con el Servicio de Carreras Profesionales (SCP), que se encarga de gestionar las prácticas -estatales e internacionales- y de acompañar al alumnado en su orientación laboral. El SCP trabaja codo con codo con las facultades y esta es una de las claves del éxito del modelo. A grandes rasgos, negocia las prácticas con las entidades colaboradoras, asume la carga documental y permite que las facultades se puedan centrar en el seguimiento académico. Además, ofrece apoyo en la elaboración de currículums, cartas de motivación y todo aquello que pueda facilitar el salto al mundo profesional.
 

Becas Sí-Sí: estudio y trabajo, una fórmula que funciona

Una iniciativa destacada es el programa de Becas Sí-Sí (sí estudio, sí trabajo), nacido tras la crisis de 2008 y pensado como una alternativa constructiva al fenómeno de los "ninis". Esta modalidad de formación dual permite a los estudiantes financiar sus estudios realizando prácticas remuneradas, en colaboración con empresas del territorio que apuestan por esta fórmula.

Además de facilitar el acceso a los estudios, las Becas Sí-Sí fomentan la autonomía del estudiantado y refuerzan la conexión entre formación y ocupación.

Deja tu comentario