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¿Son los estudios STEM para mujeres?

Artículo de opinión

  • 11/05/2020

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Sandra Suárez, Orientadora educativa en la Conselleria d'Educació, Recerca i Universitat de las Illes Balears
De los estudios realizados en cuanto a formación STEM y mujeres, llama la atención que se considere la falta de orientación académica y profesional efectiva como una de las razones principales por las que ellas descartan formarse en estudios STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) (Digitales. El desafío de las vocaciones STEM. Asociación Española para la Digitalización. DigitalES, 2019), y que éste sea uno de los motivos por los que solo el 35 % de las personas que estudian carreras científico-tecnológicas son mujeres (Descifrar el código: La educación de las niñas y las mujeres en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM). UNESCO, 2019).
 
Así mismo, que se considere la falta de presencia femenina en los trabajos emergentes como el mayor obstáculo para cerrar la brecha de género económica que existe actualmente a nivel mundial (Global Gender Gap Report. Foro Económico Mundial, 2020), no hace sino responsabilizar, por un lado, a las y los profesionales de la orientación educativa, cuestionando nuestro trabajo, y por otro, poner todo el peso de la brecha de género económica en los estudios STEM y en las mujeres que no eligen estos estudios para su carrera profesional. Hay pues, un error en la conceptualización de esta situación.
 
Vayamos a la base. Lo primero que debemos tener en cuenta es que, a pesar de los avances sociales en diferentes ámbitos, continuamos dando una educación diferenciada a los niños y a las niñas en función de su sexo, perpetuando los roles de género. Así, los niños son más curiosos, quieren conocer el funcionamiento y el mecanismo de los objetos, son alumnos de ciencias y tecnología, etc.; mientras que las niñas son más tranquilas, observadoras, sentimentales, y son alumnas de humanidades, artes, etc. Ya de entrada, y a causa de la educación recibida, ellas rechazan, aunque sea de manera inconsciente, las ciencias y la tecnología. Basta con analizar el porcentaje de hombres y mujeres de cada modalidad de Bachillerato y/o en las optativas de la ESO.
 
Este hecho, nos lleva irremediablemente a lo que conocemos como "segregación horizontal", esto es, la concentración de hombres y mujeres que hay en diferentes sectores de ocupación laboral. En el sector servicios (educación, ciencias sociales, ciencias de la salud, etc.) hay más mujeres, mientras en el sector industrial (las vocaciones STEM) hay más hombres, en una visión general.
 
¿Qué sucede entonces? Que, a la hora de ofrecer orientación en Secundaria y Bachillerato, nos basamos en las elecciones de nuestro alumnado, y si tenemos un alto porcentaje de mujeres en Bachillerato de artes y humanidades y ciencias sociales, la orientación académica y profesional se encaminará hacia estos sectores vocacionales. No es cierto pues, que la falta de orientación académica y profesional efectiva sea una de las razones principales por las que las mujeres descartan formarse en estudios STEM.
 
 
"Más que intentar lograr a toda costa aumentar el porcentaje de mujeres en los estudios STEM y/o en las profesiones emergentes, habría que plantear una educación en igualdad para los niños y las niñas, dándoles oportunidades para desarrollarse plenamente y conocer los propios gustos y talentos".

Un segundo factor que también influye en estas decisiones es la falta de referentes femeninos en las ciencias y tecnología. ¿Cuántas mujeres científicas aparecen en los materiales didácticos? ¿Y en los medios de comunicación? La invisibilización de la mujer en ciertos sectores de la sociedad no hace sino hacerlas desaparecer, y además, contribuye a fomentar la segregación horizontal antes mencionada, a la vez que limita a las mujeres que tengan vocación STEM por falta de ejemplos en los que reflejarse.
 
Por último, achacar la brecha de género económica a la falta de mujeres en los estudios STEM, me parece, cuanto menos, muy osado. Muy osado porque, por un lado, la brecha salarial no es un concepto nuevo, sino que lleva presente en nuestra sociedad desde el momento en que la mujer se incorporó al mercado laboral, por un salario inferior al que recibían sus homólogos masculinos, dicho sea de paso. Por otro lado, porque con esta afirmación se responsabiliza a la mujer de dicha diferencia, y se da a entender que, si ellas no quieren estudiar alguna carrera STEM, lo que les espera es tener un menor reconocimiento económico (y profesional). Habría que analizar si, del 35% de mujeres que estudian carreras científico-tecnológicas, todas ellas se dedican profesionalmente al campo de conocimiento STEM, si han logrado alcanzar puestos directivos (por las situaciones conocidas como segregación vertical y techo de cristal), y si perciben el mismo salario que sus compañeros.
 

¿Qué podemos hacer como profesionales de la orientación académica y profesional?

 
En primer lugar, más que intentar lograr a toda costa aumentar el porcentaje de mujeres en los estudios STEM y/o en las profesiones emergentes, habría que plantear una educación en igualdad para los niños y las niñas, dándoles oportunidades para desarrollarse plenamente y conocer los propios gustos y talentos, sin presuponer que, en base a su sexo, ya tendrá predisposición por unas capacidades concretas. En este punto es esencial buscar alianzas entre el profesorado, desde Infantil hasta Bachillerato, para poder desmontar los roles de género y los mitos de "cerebros rosas y azules" con los que se nos bombardea desde todos los ángulos de la sociedad, y que inevitablemente, acabamos repitiendo.
 
En segundo lugar, habría que ofrecer, en los materiales didácticos, referentes femeninos en todas las áreas, pero especialmente en los ámbitos de conocimiento STEM, para que las niñas y las jóvenes puedan identificarse con ellas. Si se invisibiliza una parte de la realidad, ésta deja de existir para el imaginario colectivo. Para ello, será importante hacer una revisión del material didáctico que utilizamos, muy especialmente, el profesorado encargado de impartir las áreas de ciencias y tecnología.

Por último, como profesionales de la orientación, también tenemos nuestra responsabilidad. Debemos estar en constante formación y actualización para conocer los estudios STEM y las nuevas profesiones relacionadas con éstos.
 
Para ello, es importante que conozcamos nuestra realidad académica, social y las demandas del mercado laboral en el que nos movemos, sobre todo por lo que respecta a los estudios y profesiones emergentes. Para ello, es clave contar con una red de empresas que trabajan en profesiones STEM con las que coordinarse para poder hacer visitas, recibir charlas de profesionales, etc.
 
Del mismo modo, debemos conocer las leyes de educación vigentes y el funcionamiento de nuestro sistema educativo, así como de los estudios que ofrecen las diferentes instituciones educativas, sus perfiles profesionales, salidas laborales, etc. Será necesario pues, poder asistir a congresos, reuniones, charlas, etc. que nos den información actualizada del orden de las cosas. Sólo conociendo la realidad social, educativa y laboral, se podrán ofrecer correctamente los estudios STEM como opción para el futuro académico y profesional.
 
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