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La comunicación entre familia y escuela, clave para detectar los trastornos de comportamiento

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Para mejorar la detección y el tratamiento, un informe del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona propone más formación continua para el profesorado y la creación de protocolos de actuación


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Redacción de Educaweb
El Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, en colaboración con Laboratorios Ordesa, ha publicado el informe "Adolescentes con trastornos de comportamiento, ¿Cómo podemos detectarlos? ¿Qué se debe hacer?", un estudio que analiza los trastornos de comportamiento de los adolescentes y ofrece pautas a familias y profesionales para su detección.
 
El informe agrupa los trastornos en tres grupos: disocial, con una prevalencia en la población general de entre un 1,5% y un 3,4%, incluye acoso, amenazas, peleas…; Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), que supone la dificultad para mantener la atención e impulsividad y afecta entre un 3% y un 7% de la sociedad; y el Trastorno Negativista Desafiante (TND), que afecta a entre un 3% y un 8% y provoca comportamientos desafiantes, hostiles, desobedientes…
 
Los dos grupos de edad con más prevalencia de problemas de comportamiento son los de 13-14 y los de 15-16 años, en los que se deberían dedicar más recursos.
 
Los expertos consideran que la aparición de estos trastornos de comportamiento suele venir derivada de situaciones de riesgo, que se generan tanto en el entorno personal como en el familiar. Una de estas situaciones son los cambios sociales vividos a partir de la crisis económica y la forma cómo han afectado a las familias, que ha contribuido al incremento de los problemas de conducta que presentan los niños y adolescentes.
 
El 60,5% de las familias encuestadas afirman que han observado síntomas de problemas de conducta en sus hijos, aunque la presencia de un posible trastorno se situó en el 15%. El estudio muestra una descoordinación entre familias y docentes en la detección de los trastornos, ya que más del 50% de las familias afirmaron que en el centro no habían detectado el trastorno. Por otro lado, las familias no habían comunicado los problemas e la escuela por considerar que no eran un problema escolar o por desconfiar de la capacidad del centro para gestionar estos casos.
 
Estos datos chocan con la realidad que los docentes son una pieza clave en el abordaje de los jóvenes con problemas de comportamiento. Cuando se pregunta a los docentes, consideran que en relación a la dinámica familiar, que las familias de los alumnos con problemas de conducta generalmente están desbordadas por los problemas de sus hijos.
 
Entre las propuestas para mejorar la detección y tratamiento destaca el incremento de la formación continua del profesorado, la necesidad de más apoyo por parte del centro educativo y la creación de protocolos de actuación.
 
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