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Belén Casal Casas, Orientadora educativa de la Escuela Universitaria Exitae. Grupo MasterD (Zaragoza)
Tras 15 años de desarrollo profesional en una empresa de "formación no formal", si algo sé es que lo primero que hay que hacer cuando llega un nuevo alumno al centro es dejarle claro conceptos muy importantes que, aunque parecen obvios, no se diferencian bien. Y un ejemplo es el de la enseñanza "formal, no formal e informal".
 
Yo suelo empezar explicando qué es la enseñanza formal y suelo decir que es la oficial, la que desemboca en la obtención de un título emitido por el Ministerio de Educación. Para que quede más claro todavía, menciono los títulos de la ESO, Bachillerato, Formación Profesional y Grados Universitarios, porque este itinerario es el que conocen bien y entonces, sí se ubican. Suelo decirles que estos son, en líneas generales, los títulos "formales", los oficiales, los que hay que estudiar en el tiempo indicado, en las modalidades previstas, y  en un centro oficial, público o privado, y autorizado para impartirlos.
 
El segundo paso es explicarles dónde se ubica el curso que ellos van a iniciar con nosotros, el curso de "formación no formal". Y aquí es cuando hablamos de adquirir conocimientos que no se corresponden con ningún título oficial bien porque son conocimientos específicos que buscan la especialización, bien porque se trata de contenidos que pertenecen a sectores no regulados.
 
Y lo entienden perfectamente, y saben perfectamente qué van a aprender, a eso vienen. 
 
Hoy en día nadie es tan necio como para creer que el aprendizaje finaliza al salir de las aulas oficiales. Porque la enseñanza no formal e informal complementa y completa a la formal y también es necesaria y útil.
 
Por supuesto que es imprescindible contar con itinerarios educativos oficiales, reglados y nacionales, nadie lo duda, pues permiten recoger de forma oficial todos los conocimientos que un buen profesional de un área determinada debe saber para ejercer eficazmente una profesión u oficio. Son útiles y necesarios, ya que de alguna manera hay que regular los contenidos, así como el acceso y el ejercicio de cada profesión.
 
Es importante regular los sectores pero no olvidemos que los itinerarios educativos son un invento de los hombres, útil, pero invento, y que estos límites no existen cuando hablamos de aprendizaje. Por suerte el cerebro no entiende de enseñanza formal, no formal e informal, solo se dedica a  ampliar sus conexiones neuronales y a transformarse cada vez que aprende. Es la maravillosa plasticidad que nos permite aprender durante toda nuestra vida.
 
Actualmente esta obviedad de que el aprendizaje tiene muchas formas también es reconocida por la Administración y, en determinados sectores profesionales, existen desde hace años procedimientos de acreditación de competencias con el objetivo de acreditar oficialmente a esas personas que se formaron en centros de formación no formal o, directamente, trabajando. Porque su aprendizaje también es valioso y así se les reconoce. A estos procedimientos llegan nuestros alumnos, los de la enseñanza no formal, los que abandonaron el itinerario oficial pero siguieron aprendiendo por otras vías, o  los que entraron directamente en un sector que no conocían y aprendieron a trabajar, trabajando. A estos procesos los alumnos acceden con nuestros diplomas y con su experiencia profesional, porque todo suma, y ellos son capaces de demostrarlo… y los procedimientos oficiales de reconocerlo.
 
Incluso se reconoce el aprendizaje informal, ese que hemos adquirido porque somos curiosos, porque hay una tarea o actividad que nos encanta y nos hemos preocupado de aprender por nuestra cuenta leyendo, entrando en Internet, practicando, etc.
 
Para muchos la duda, la "pega" es saber cómo demuestran estos alumnos de la enseñanza no formal e informal sus competencias, porque generalmente necesitamos títulos y demostraciones.
 
Creo que muchos entrevistadores sonreirán al leer esta pregunta, porque ellos no necesitan esta demostración, pues son capaces de reconocer enseguida las competencias de las personas leyendo su trayectoria personal y profesional. Generalmente los candidatos que han preparado cursos de oposiciones suelen ser personas muy organizadas y metódicas, con una gran fuerza de voluntad y capacidad de sacrificio, porque su objetivo no es fácil; además son capaces de demorar sus recompensas y controlar sus impulsos, porque su objetivo es lejano; por no hablar de la soltura con la que manejan los contenidos de su oposición, ya que se han preparado para superar pruebas muy variadas que exigen una gran resistencia psicológica.
 
Los entrevistadores también valoran a esos candidatos que han hecho cursos de formación no oficial, nada más verlos saben que están ante persona curiosas, inquietas, que no se han quedado "en lo obligatorio", que han querido seguir aprendiendo, perfeccionándose.
 
Además, los especialistas en recursos humanos saben identificar muchas competencias solo con leer cuáles son los gustos o preferencias de una persona, aquí suelen ubicarse los de la "enseñanza informal", esos que leyendo libros o tutoriales y viendo programas especializados son capaces de reparar un ordenador o de cocinar grandes manjares, son los que se han pasado media vida aprendiendo por su cuenta.
 
En fin, estemos tranquilos, a veces no es necesaria tanta demostración, porque la formación y las competencias que una persona adquiere en los diferentes tipos de enseñanza se muestran por sí solas, se evidencian, además de quedar acreditadas por medio de diplomas y títulos oficiales, dependiendo de su procedencia.
 
Afortunadamente hoy en día las distintas enseñanzas luchan por darse la mano y alinearse con el objetivo de que las personas puedan alcanzar sus metas por diferentes caminos y en diferentes contextos de aprendizaje.
 
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