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Una buena orientación: una asignatura pendiente

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Núria Montmany Álvarez, Directora adjunta de Formació Professional de Jesuïtes Educació a Sant Ignasi (Barcelona)
La orientación profesional de los jóvenes en edad de formación constituye un aspecto clave en su proyecto vital. La Enseñanza Secundaria Obligatoria nos da las bases para poder escoger un itinerario de formación que irá orientado hacia la formación profesional inicial o hacia el bachillerato. Tradicionalmente, la sociedad, no exenta de prejuicios, guía a sus jóvenes hacia el bachillerato y la universidad como factores de éxito profesional y social. No obstante, la sociedad del siglo XXI ya no es una sociedad en la que la formación universitaria sea la clave del éxito.
 
Actualmente nos movemos en entornos muy cambiantes en los que las empresas piden clamorosamente formación en valores y competencias. Las especificidades de formación cada sector empresarial vendrán asumidas por las propias empresas para con sus futuros colaboradores.
 
¿Cómo podemos, pues, orientar profesionalmente a nuestros jóvenes? En primer lugar deberemos formar a los orientadores: todos aquellos profesores y tutores que deberán conocer todas las alternativas de formación. La formación profesional es una excelente opción de formación, no un lugar para acoger estudiantes desorientados por sus profesores. Existe la creencia de que la formación profesional no exige un nivel de esfuerzo paralelo al del bachillerato o al de los estudios universitarios. Nada más lejos de la realidad.
 
La formación profesional es una opción de itinerario de formación que está muy actualizada porque trabaja codo con codo con el tejido empresarial. Orientar a un joven hacia un ciclo formativo de grado medio (post ESO) significa empezar una formación que le puede llevar al mundo laboral con una titulación de técnico medio o que, en muchos de los casos, le puede formar técnica y humanamente y ayudarlo a escoger un itinerario que seguirá con un grado superior y estudios universitarios, si ése es su interés.
 
Por otro lado, los ciclos formativos de grado superior son una oferta de formación que están al mismo nivel que los estudios universitarios (post bachillerato) y que ofrecen una formación técnica muy práctica. Muchos son los jóvenes que iniciando una formación profesional de grado superior van construyendo un itinerario formativo y profesional de gran valía.
 
¿Qué es lo más importante en el momento de orientar a un joven? Sin duda alguna saber detectar cuáles son sus intereses, cuáles son los ámbitos de conocimiento en los que se siente cómodo, cuáles son sus ilusiones, su pasión. Difícilmente hay éxito sin pasión. Y entenderemos el éxito en un sentido amplio. Del latín exitus: término, salida, fin. La finalidad de sus estudios debe ser la de saber más y obtener una buena formación sobre aquella área de interés que le fascina. En última instancia su profesión será ésta para la que se está preparando u otra. No lo sabemos en el momento inicial de su formación. En todo caso sí podemos decir que la formación será un proceso que le acompañará a lo largo de toda su vida.
 
¿Cuántos biólogos, por citar un ejemplo, conocemos que se dedican a profesiones que poco o nada tienen que ver con su preparación universitaria? ¿Son infelices? No tiene por qué. Cada uno encuentra su lugar, se reinventa profesionalmente.
 
Ya para acabar esta reflexión, me gustaría hacer hincapié en qué debemos orientar a nuestros jóvenes en aquello que les guste y, si en el momento de escoger no aciertan orientarlos bien para que vuelvan a probar y seguir formándose. El sistema educativo está preparado para dar cabida a muchísimos intereses y profesiones incluso aquellas que actualmente no podemos ni imaginar. ¿Cómo? Formando a la persona de un modo integral: valores y competencias.
 
 
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