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El autoempleo y la iniciativa laboral

Artículo de opinión

  • 09/09/2013

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Joan Domingo Peña; Spartacus Gomáriz Castro. Profesores de l'Escola Universitària d'Enginyeria Tècnica Industrial de Barcelona. Universitat Politècnica de Catalunya
Uno de los sectores más afectados por el desempleo es el de los jóvenes que finalizan sus estudios universitarios. Durante los últimos 30 años el desempleo juvenil en España ha sido un 33% de media, de forma que no es un factor exclusivamente derivado de la crisis actual. Hoy la tasa de desempleo de este colectivo viene a ser el doble de la tasa de desempleo global en España (lo que la sitúa en la media de la OCDE y por debajo de, por ejemplo, Francia, Reino Unido o Noruega), y en estos porcentajes están incluidos los titulados universitarios. Para este colectivo, la OCDE señala que el 44% de los jóvenes titulados universitarios entre 25 y 29 años está sobrecualificado y, por tanto, desempeña una ocupación para la que no haría falta su nivel de formación. El 54% restante, tiene un empleo en el que su nivel de formación ya es el necesario.

En relación a los titulados universitarios que no pueden encontrar empleo en España, una solución, es encontrarlo en el extranjero, en Europa. Es cierto que ello supone un alejamiento del entorno social de la persona al dejar familiares y amigos, pero no debe perderse de vista un elemento clave: el EEES (Espacio Europeo de Educación Superior) plantea, desde su adopción por el sistema universitario español, como consecuencia de los sucesivos acuerdos entre los ministros de educación de los países integrantes de la unión europea y materializado en el caso de España con el denominado "Decreto de Grado",Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre (BOE 30/10/2007), que la movilidad sea un elemento definitorio de un sistema universitario europeo por el que los titulados puedan desenvolverse laboralmente por casi cualquier país de Europa. Otra cosa es que nos creamos más o menos el proyecto que supone Europa, pero uno de los efectos de los planes de estudios actuales es sin duda, la movilidad.Así, una opción para el empleo está en Europa, y frente a esta posibilidad, no es muy productivo hablar del coste de formación de los titulados en un país para que, luego, el país beneficiado sea otro, puesto que en el caso de España, no son pocas las infraestructuras universitarias financiadas con fondos europeos.

Una segunda posibilidad para este colectivo reside en el autoempleo o tener iniciativa laboral autónoma. Una forma de buscar trabajo es enviando currículums. Esta fórmula está actualmente bastante desbordada y el propio concepto de currículum empieza a tener serios competidores al existir iniciativas en las redes sociales por las que se mejora la capacidad que ofrece el contenido estático de un currículum con las posibilidades de elaborar videos promocionales con las capacidades, habilidades, etc. de un candidato. Se tiende cada vez más a hacer un "book", en sentido extenso, que un currículum, ya que se incorporan, entre otros, elementos multimedia al formato clásico. Así, el currículum, no parece ser un elemento clave para encontrar empleo aunque seguirá siendo, seguramente siempre, un clásico que no hay que despreciar. Pero frente al silencio habitual de la parte receptora del currículum o del "gracias, ya le llamaremos", está la capacidad que debe tener un titulado/a para emprender su propia aventura laboral. Descubrir los nichos de mercado y las necesidades del consumidor (o cliente, o paciente, etc.) deben determinar una lista de servicios que el titulado/a dentro de su capacidad técnica, debe poder ofrecer. Buscar los canales de difusión es más importante quizás que disponer de capital para poner en marcha dicho autoempleo puesto que no debería requerir, en la mayoría de casos, una gran inversión. Proveer de aquellos servicios que están por cubrir y que se generan a diario. Una idea: "no tire su teléfono móvil, yo se lo reparo por un coste razonable" o "no deje de saber cómo mejorar el rendimiento de su calefacción" o "revisamos sus escritos comerciales para que sean gramaticalmente más correctos". Etc. No sería prudente hacer un catálogo de posibilidades, puesto que cada desempleado, en cada segmento, debería poder elaborar el suyo.

Una última posibilidad que apuntamos en este artículo es lo que denominamos "oferta laboral inversa", que consiste en dirigirse a un posible empleador y plantearle qué puede ganar si nos contrata. Por ejemplo: "he estado estudiando su (servicio, oferta, equipo, etc.) y creo que ganaría más dinero si (añadiera, cambiara, incorporara, modificara, etc.) tal elemento o aspecto o servicio. Usted me deja que lo probemos por un espacio de tiempo X y si, efectivamente, sus ingresos mejoran, hablamos de contratos." Supóngase que la oferta, salvando todas las distancias, fuese dirigirse a una cafetería y proponerle al responsable que ampliara su oferta con crepes o con bebidas con zumos de frutas naturales. Se le hace la propuesta para un período de prueba de un mes en el que el candidato proporciona el material, no se cobra nada por ello y pasado un mes se hace un balance de si los ingresos han mejorado sustancialmente como para que ello se convierta en un empleo. O supóngase que en un centro de rehabilitación no se hace un determinado servicio: ofrecer dicho servicio al responsable del centro por un período de prueba. O proponer un sistema de rehabilitación a distancia por el que cada paciente pueda realizar ejercicios de motricidad en su casa y enviar determinado parámetros por Internet al centro de rehabilitación para poder dictaminar el avance de la recuperación.

Son tiempos de imaginación más que de currículums. Si el mundo cambia, y no cambiamos con él, estamos condenados a la desaparición o cuanto menos a un cierto desespero laboral. No es nuevo que en la capacidad de adaptación está el éxito. Probablemente el mercado laboral, tal como lo conocíamos, no se reproducirá y sufrirá profundos cambios tanto a nivel legislativo, como en la propia naturaleza contractual o en los formas de relación trabajador-empresa. Descubrir nuevas fórmulas de empleo es clave, más allá de los canales clásicos; aunque algunas de estas fórmulas puedan fallar en el caso de unas personas, pueden ser éxito para otras. Insistir en los usos del pasado para encontrar empleo o en formas de acceso al empleo de años precedentes, no es probable que, en muchos casos conduzcan a una salida laboral. Las web de contactos oferta-demanda son una de tantas salidas, pero las soluciones imaginativas por las que una persona pueda ofrecer sus capacidades y servicios van a ser, cada vez más, fórmulas de éxito. Y cada cual debe dar con ellas. Y los titulados universitarios deberían ser los primeros en tener esta capacidad de imaginación e innovación, para ponerla a su propio servicio y al de los demás.
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