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Juan Luis Sánchez Fernández. Jefe de departamento de Matemáticas y profesor de Secundaria en el I.E.S. Fuentebuena (Arroyo del Ojanco - Jaén)
La información de la que disponen los alumnos de primaria y secundaria sobre Orientación Académica y Profesional es casi insignificante para la importancia que tiene e incluso en muchos centros es nula. En los años que llevo dedicado a la enseñanza he podido encontrar centros donde los alumnos se encontraban perdidos y sin saber qué hacer en el futuro. Un ejemplo de ello ocurrió en una tutoría de tercero de enseñanza secundaria, donde pregunté a mis alumnos sobre qué opción escogerían en cuarto de ESO y si seguirían estudiando después. Tuve varias respuestas muy curiosas, pero una de las que más me llamó la atención fue la de un alumno de los de mejores notas, que respondió que iba a estudiar "la opción difícil de cuarto, después un bachillerato difícil y una carrera muy difícil". Esto me llevó de manera clara a darme cuenta de que estaban muy perdidos y que necesitaban muchas horas de tutoría para poder aclararles las ideas, así como de que disponíamos de poco material y personal que pudiera ayudarles. La única solución que encontré fue, aparte de buscar información donde pude, pedir ayuda a la orientadora que, dentro de sus posibilidades y horario, intentó ayudar. Además, si hablamos con maestros de primaria sobre este tema, todos podemos llegar a la conclusión de que los alumnos no reciben ningún tipo de información en este sentido.

Creo que en centros tanto de primaria como de secundaria debería haber más personal capacitado para poder atender las necesidades de todos los alumnos, ya sea a nivel grupal como individual, algo que hoy en día es casi imposible, ya que los orientadores no tiene horario suficiente, ni tiempo material para cubrir todas estas necesidades. Incluso sería necesaria una persona dedicada exclusivamente a informar sobre este tema y asesorar de manera profesional sobre todas las posibilidades que tienen cuando termine sus estudios.

Muchas veces nos preocupamos de que nuestros alumnos alcancen los objetivos, aprendan los contenidos y superen los criterios de evaluación que nos dictan las programaciones y no de las necesidades que tienen para poder orientar mejor su futuro de manera académica y profesional, lo que realmente debería ser muestro objetivo, ya que de esta forma casi seguro que se produciría un menor fracaso escolar y profesional.

Para terminar quiero señalar que es necesaria una estimulación desde edades tempranas encaminada hacia la orientación profesional. Aunque ello suponga un simple juego para fantasear sobre el futuro profesional (quién de pequeño no quería ser médico, bombero o astronauta…) los estudios deben perseguir ante todo una funcionalidad. Los alumnos deben saber en todo momento el sentido de la obligatoriedad en la escuela, de la importancia del estudio y el conocimiento, de la etapa en la que se encuentran dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje y de la estructura del sistema educativo y, por último, de cuáles son sus metas a largo plazo con el fin de motivarlos a alcanzarlas y así lograr un mayor éxito escolar.

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