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¡Feliz Navidad y mejor año nuevo!

Editorial

Pensando ya en 2011, dos deseos: 1. Conseguir que todos los actores que intervienen en la mejora del sistema educativo, en su transformación, alineen sus intereses para dedicar los (pocos) recursos y la fuerza de voluntad a mejorar. Que rememos todos en el mismo sentido y con el timón bien dirigido. 2. Dar a la orientación académica, profesional y laboral el empuje que se merece como respuesta a las incertidumbres de alumnado y familias y como apoyo a los profesionales que quieran mejorar, cambiar de trabajo o encontrarlo.

  • 21/12/2010

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Enric Renau. Editor
Llega Navidad y termina el año 2010.

Estas fechas de reencuentro familiar, de renovación de la fe entre los creyentes y de turrones, cava y regalos para casi todos son también fechas de melancolía en recuerdo de los seres próximos que ya no nos acompañan y de añoranza de tiempos pasados, así como de ilusión, sobre todo entre los más pequeños.

Hace ya más de once años que tengo la oportunidad de felicitar a los lectores de esta publicación el año nuevo y las navidades. Releo las editoriales publicadas en otras ocasiones y me doy cuenta de que ciertos valores y determinadas percepciones relacionadas con el mundo educativo y el de la formación se mantienen constantes. Hay otros aspectos coyunturales que han pasado de moda y nuevos fenómenos que aparecen. Y también hay grandes tendencias que van tomando fuerza.

Cuando escribía en 1998, reclamaba mayor atención a la educación por parte de la sociedad, de los responsables políticos y de las instituciones públicas y privadas. Ahora, en 2010, la educación está en la agenda política, social, mediática y empresarial.

Hace una década, el diagnóstico educativo estaba encima de la mesa, pero no era una prioridad. Primaban más las inversiones inmobiliarias, las "stock options" de las empresas puntocom y la revolución de la telefonía móvil.

Hoy, no hay receta política, ni gurú, ni think tank que se precie que no quiera reducir el fracaso y el abandono escolar, fomentar el talento y la apuesta por la economía del conocimiento y el acercamiento de la formación profesional y la universidad al mundo laboral y la sociedad.

Pero ésta ha sido, en parte, una década perdida.

No lo digo tirando la toalla. Soy consciente que el crecimiento económico acaecido hasta 2007, el consiguiente crecimiento de la población infantil y juvenil basado en el aumento de la natalidad y, por encima de todo, en la inmigración y la incorporación de la mujer en el mercado de trabajo han cambiado por completo esta sociedad.

En este 2010, con la crisis, con el record de paro y la destrucción de empresas, la formación ha cobrado un protagonismo como excusa de los problemas o como solución.

La educación y la formación han pasado de tener un papel secundario a un protagonismo principal en nuestra sociedad y en las políticas públicas.

Pensando ya en el 2011 me atrevo a expresar públicamente dos deseos.

El primero sería conseguir que todos los actores que puedan intervenir en la mejora del sistema educativo, en su transformación en los aspectos deficitarios que hemos ido señalando a lo largo del año, alineen sus intereses para dedicar los (pocos) recursos y la fuerza de voluntad a la mejora. Que rememos todos en el mismo sentido y con el timón bien dirigido.

El segundo deseo pasaría por dar a la orientación académica, profesional y laboral el empuje que se merece como respuesta a las incertidumbres de alumnado y familias y como apoyo a cualquier persona que en el ámbito profesional quiera mejorar, cambiar de trabajo o encontrarlo.


Enric Renau
Editor





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