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El currículo por competencias
Artículo de opinión
En la actualidad escolar de nuestro país encontramos plenamente instaurado el currículo por competencias. Este nos llega por encargo de Europa con la necesidad de formular y desarrollar las competencias claves, después de entender que los cambios sociales que se están dando requieren también cambios educativos de calado porque aparecen nuevas necesidades educativas.
La OCDE en su proyecto DeSeCo consideran competencias fundamentales, aquellas competencias imprescindibles que necesitan todos los seres humanos para hacer frente a las exigencias de los diferentes contextos de su vida como ciudadanos. Concretamente define tres grandes grupos de competencias clave: Usar herramientas interactivamente, Interactuar en grupos heterogéneos, Actuar de forma autónoma. En realidad constituyen un "saber hacer", es decir, un saber que se aplica, que se puede aplicar a una diversidad de contextos y tiene un carácter integrador, abarcando conocimientos, procedimientos y actitudes. Estas competencias clave se concretan en ocho de transversales en nuestro currículo: Competencia comunicativa lingüística, Competencia matemática, Competencia en el conocimiento e interacción con el mundo físico, Tratamiento de la información y competencia digital, Competencia para aprender a aprender, Competencia social y ciudadana, Competencia de autonomía e iniciativa personal y Competencia cultural y artística
Si concedemos una mirada en profundidad al currículo por competencias nos daremos cuenta de la dificultad en anudar las competencias transversales con la gran cantidad de contenidos ubicados en cada bloque de cada área. Esta aglomeración también nos evidencia una visión estática de los conocimientos y la negación a poder construir un currículo dinámico, plural y propio de cada aula; en definitiva, de cada centro y de su contexto social. A pesar de ello debemos construir puentes con el proyecto educativo de centro, para poder desarrollar las competencias básicas en el alumnado.
Un currículo como el actual, prescriptivo y vertical no tiene una conexión coherente con las competencias transversales, pero el proyecto educativo del centro puede concederle esta coherencia estableciendo una relación pedagógica entre actividades de aprendizaje y necesidades de su alumnado. Organizando un programa más general y ligero, consensuado mediante el diálogo.
Las ocho competencias transversales con las mismas para todas las etapas obligatorias de la educación y pretende poner el acento en los aprendizajes situados del alumnado (contextualizados) y no en la enseñanza de los mismos. De esta forma las actividades de aprendizaje ayudaran a los y las estudiantes a interpretar el mundo que les rodea y les dotará de instrumentos para intervenir y transformar la realidad en la construcción de una sociedad más justa.
La evaluación de estas competencias básicas es necesaria, pero el diseño de las actividades de evaluación deben respetar la fundamentación pedagógica de las competencias, porque de no cumplir con este requisito podemos encontrarnos con la paradoja de que no las evalúe realmente. Por ello será necesario que reflejen que los o las estudiantes identifican los motivos y los objetivos de las actividades, que los o las estudiantes saben anticipar y planificar las operaciones que deben de llevar acabo para resolver con éxito una determinada tarea. Además estas actividades de evaluación competencial deben evidenciar si nuestr@s estudiantes identifican los criterios de evaluación y, por lo tanto saben decidir si una tarea la realizan adecuadamente. En definitiva poder examinar el proceso y no solamente el resultado final.
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