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La mochila de las competencias ocupacionales

Editorial

Un trabajador es como un senderista de gran recorrido. Necesita una mochila y unas botas adecuadas, alimento, una brújula y un mapa. Después tiene que saber leer el mapa y orientarse para conocer donde está el norte y el destino. Finalmente debe saberse adaptar al clima y a las otras circunstancias del entorno.


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Enric Renau. Editor
Siempre que tengo la oportunidad de explicar en público la relación entre la formación y el empleo utilizo el mismo símil. Las competencias son las piezas de ropa y los alimentos que un caminante de un sendero de gran recorrido coloca en su mochila y su técnica para realizar trekking adecuadamente y adaptarse al entorno (clima, etc.)

Esta mochila no es para una excursión de un día sino para toda la vida profesional. Cada excursionista puede escoger su ruta preferida y existen muchas posibilidades a elegir, aunque normalmente hay unas vías más masificadas y comunes y otras más personales y diferenciadas. Unos caminos más llanos y otras rutas más escarpadas.

La mochila de las competencias profesionales debe incluir, al menos, el saco de dormir, unas botas de montaña, unas cerillas, un mapa que marca la ruta y una brújula lo que equivaldría a las competencias básicas relacionadas con los conocimientos teóricos de la profesión que uno ejerza, "el saber".

Durante el largo trayecto, el caminante debe "saber hacer", es decir, debe saber leer el mapa, orientarse con la brújula y encender un fuego para calentarse, si hace frío, con las ramas secas y troncos que pueda. Son las competencias específicas profesionales que permiten a un trabajador ejercer una profesión y cumplir eficazmente unos objetivos para lo que uno ha sido seleccionado y contratado.

Finalmente, existen las competencias y habilidades transversales que permiten relacionarse con los otros, crear equipos de trabajo o negociar con clientes o proveedores, por poner algunos ejemplos. En el caso del excursionista sería el saber convivir en un pequeño refugio con otros montañeros durante dos días de nevada o poder hablar la lengua del guía para entender mejor la ruta a seguir. Se trata de "saber estar".

Para alcanzar con éxito el destino prefijado por el caminante es clave tener una buena mochila, con los bultos necesarios pero no los accesorios, de tener una técnica adecuada de andar por la montaña y saber adaptarse al entorno en función de las circunstancias.

Enric Renau
Editor

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