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La conciliación de la vida profesional, la vida personal y la preparación de oposiciones

Artículo de opinión

  • 20/10/2008

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Francisco Javier Martín Serrato. Profesor de Organización Industrial y Legislación, en el Centro Escuela de Arte de Sevilla; María del Carmen Martín Serrato. Orientadora del IES Francisco Rodríguez Marín de Osuna (Andalucía)
Si difícil es conciliar la vida laboral y familiar, mayor dificultad presenta combinar estas dos con la preparación de unas oposiciones. La decisión firme de preparar en un año unas oposiciones con el objetivo firme de obtener plaza en esa convocatoria conlleva una seria colaboración del entorno familiar y principalmente del cónyuge. Dicha colaboración supone negociar ciertos aspectos de las responsabilidades familiares de la persona que oposita, para delegar en otros miembros de la familia, permitiendo dedicar todo el tiempo extra-laboral, como inversión, al estudio. Sin ello, el arduo esfuerzo del opositor u opositora puede mantenerse durante un tiempo, pero tarde o temprano, decaerá por la sobrecarga de responsabilidades y la presión social.

El primer y más elemental requisito en la preparación de unas oposiciones es la automotivación, creer en uno mismo, confiar en querer y poder llegar hasta la meta marcada. Pero el opositor u opositora debe percibir que la familia apuesta por él o ella, que confía y que tiene fe ciega en la consecución del objetivo marcado, pensando en que esta preparación dura unos meses y que después vendrá la recompensa y la felicidad para todos y todas.

La ventaja de las personas que trabajan y opositan es aprovechar la práctica o experiencia en la labor que desempeñan, la madurez y la constancia diaria en el desarrollo de su profesión. El inconveniente de estar en activo es la poca disponibilidad de tiempo para el estudio, por lo que se hace imprescindible una buena organización del poco tiempo del que disponen. Prácticamente la totalidad de las personas que desarrollan tareas profesionales y opositan, reducen su horario de estudio a algunas tardes y las noches. En estos casos, se pueden dedicar unas cuatro o cinco horas, como mucho, al estudio diario, ampliadas con un mayor esfuerzo los fines de semana.

Estudiar oposiciones requiere crear un hábito de trabajo diario y constante, no dejando nada a la improvisación. Para ello es indispensable analizar el número de temas de la especialidad que preparamos y los meses que falten hasta el comienzo de los exámenes o pruebas de las oposiciones. Lo ideal sería plantearse, como mínimo, dos temas por semana. Este análisis previo debe llevar a plantear una adecuada organización del tiempo diario de estudio para llegar a los plazos establecidos sin forzar mucho la máquina. La preparación de este tipo de pruebas conlleva una fuerte carga mental y en muchos casos llega a ocasionar fatiga crónica y desgaste físico, por lo que se deben introducir espacios de descanso, hacer estiramientos musculares, movimientos de cuello y nuca y si podemos sacar un tiempo extra a la semana, practicar algún tipo de deporte para liberar tensiones.

Antes de realizar la primera sesión de estudio, el opositor u opositora tiene que haber decidido con qué temario preparar las oposiciones, no siendo aconsejable confeccionar temas el año que decidimos obtener plaza, ya que se pierde mucho tiempo consultando, recopilando y estructurando información. Decidido el temario, se deben agrupar los temas por bloques temáticos donde se incluyan aquellos que estén relacionados y donde planteemos una introducción, justificación y bibliografía comunes a todos ellos. Por otra parte, el opositor u opositora que trabaja ha de comenzar por aquellos temas más relacionados con su día a día y dejar para más tarde aquellos más alejados de su práctica diaria o más monótonos, ésto le animará en el duro principio de este proceso y le ayudará a contrastar que puede y que avanza. Cada sesión de estudio debe recoger: título del tema que servirá para plantear el índice y facilitar el recuerdo de los epígrafes de cada tema, lectura, subrayado, resumen, memorización y repaso. Cuando comencemos a avanzar en el número de temas, debemos plantearnos el repaso de lo estudiado anteriormente, para afianzar los contenidos.

La cumplimentación de una plantilla de planificación donde se recoja lo que hacemos, cuándo lo hacemos, cómo lo hacemos nos ayudará a tener constancia escrita de cómo y por dónde vamos y, lo que es más importante, qué debemos modificar, mejorar y/o mantener.

Las pruebas orales de las oposiciones las tenemos que preparar de igual forma, hay que ensayarlas y cantarlas cuantas veces sean necesarias, hasta que, presentándosela a otros compañeros o compañeras, a nuestra pareja o a algún miembro de nuestra familia, la dominemos y nuestra exposición sea perfecta.

Para concluir, destacar que todo es compatible en esta vida, ya que está demostrado estadísticamente que muchas personas trabajan, estudian oposiciones y obtienen plaza, pero muchas veces debemos plantearnos ¿a costa de qué? … Cada cual que saque sus conclusiones personales.
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