Encuentra tu curso ideal

9%

¿Qué quieres estudiar?

La familia del alumno de Alta Capacidad Intelectual: El camino para conseguir el diagnóstico. El camino después del diagnóstico

Artículo de opinión


  • Valora

  • Deja tu comentario
Rocío Guerra González. Licenciada en Psicopedagogía y Especialista Educación de Sujetos Excepcionales. Maestra Educación Infantil y Primaria (Sevilla)
En estos últimos años, gracias a que la legislación se ha ido reformando y mejorando y sobre todo, gracias a que padres y madres tanto individualmente como asociados han luchado por la educación de sus hijos e hijas, el tratamiento educativo del alumnado de ACI comienza a tomar otros derroteros. Sin embargo, la formación del profesorado sigue siendo escasa, una de las principales variables que va a condicionar el tratamiento que se le dé al alumno sobredotado, ya que contribuye a que persistan los estereotipos presentes en la sociedad.

Las familias, en más ocasiones de las deseables, se encuentran con muchas trabas cuando reclaman desde el diagnóstico, hasta una educación ajustada a las especiales características de sus hijos. En este artículo detallamos cuáles son los pasos que deben dar y todas las cortapisas que se encuentran por el camino, desconocido incluso para los mismos docentes que forman a estos alumnos. Las circunstancias pueden ser tan distintas como distintos son los sobredotados entre sí. Sin embargo hemos podido encontrar unos patrones que se repiten más frecuentemente.

El diagnóstico de SOB se puede obtener a través de tres vías, principalmente.

Salud Mental:

Son las menos las veces que los diagnósticos de sobredotación parten de estos organismos, pero es notable la repercusión que tanto en el niño como en sus padres tiene esta vía.

Suelen ser derivados por otras circunstancias ajenas a sus ACI; cuando es pequeño, para descartar un posible trastorno por Hiperactividad: el niño SOB normalmente es inquieto; su afán por hacer cosas le lleva a estar en un continuo ir y venir. Quieren acabar pronto la tarea para pasar de inmediato a otra que ya tendrán en mente. Si en el colegio no se están atendiendo sus constantes demandas, puede llegar a aburrirse y su conducta ser muy disruptiva. El maestro percibe un niño extremadamente movido, que no acaba las tareas, que llama la atención y entorpece el ritmo de las clases. Sugiere a los padres que sea evaluado por una posible hiperactividad en los servicios de Salud Mental.

Al pasar las pruebas de inteligencia, saldrán a la luz sus ACI. El alumno de ACI también puede ser un alumno hiperactivo, e incluso un alumno con TDA asociado o no a la Hiperactividad, no derivadas de la ACI, aunque sí coexistiendo con ella. El siguiente paso es informar al colegio de los resultados que, suelen ser acogidos con mucho escepticismo, por uno de los motivos que ya hemos comentado: el docente tiene una visión del alumno de ACI como obediente, tranquilo, opuesto a lo que observa en su alumno en su clase.

El otro caso de asistencia a Salud Mental es un alumno mayor (último ciclo de primaria o secundaria), que asiste por una posible depresión. El alumno de ACI se percibe desde muy pequeño como "distinto”: piensa y siente distinto y tiene otras aficiones, más próximas a alumnos de más edad. Si no sabe el por qué de esta circunstancia, puede llegar a derivar en episodios depresivos y en ocasiones, otras patologías severas.

En ambos casos la solución pasa por un adecuado tratamiento de sus especiales características, a nivel escolar de la manera más acorde (flexibilización, enriquecimiento curricular, adaptaciones…) o con la asistencia a un profesional cualificado que le trate en cualquier otra circunstancia que presente.

Gabinetes privados:

Tampoco hay muchos, por lo tanto el primer problema de los padres es encontrar uno, ya que suele ser condición fundamental para que los resultados sean tenidos en cuenta.

Los padres se dirigen a estos por dos circunstancias:

- que sean ellos mismos los que perciban características en el hijo que les lleve a pensar en una sobredotación, o que observen otras conductas que les produzca una preocupación, recurran al gabinete y finalmente el profesional les ofrezca este diagnóstico.

- que esperando el diagnóstico por parte de los EOEs o del D.O y no llegue (en ocasiones transcurren meses o años, aduciendo que son niños que no tienen problemas), elijan la vía privada.

Este diagnóstico, teniendo la ventaja de ser rápido y normalmente fiable, tiene las desventajas de ser caro y, sobre todo, no válido a la hora de solicitar la atención en el colegio, ya que únicamente se consideran válidos los informes emitidos por el EOE.

Qué se pueden encontrar:

- Que el tutor del niño no esté "de acuerdo” con el diagnóstico y no lo curse. No se duda de otros diagnósticos, pero sí e incluso se obvia una sobredotación. La familia tendría que comenzar una suerte de visitas (a jefes de estudio, inspectores, Delegaciones Educativas…), burocracia y mucho malestar, hasta conseguir que su hijo sean reconocido y atendido.

- Que el EOE sea informado pero no quiera volver a pasar pruebas, alegando "contaminación de los resultados” (por haber realizado pruebas previas) y el alumno tenga que esperar uno o dos años hasta que se curse otra evaluación.

- Que el EOE corrobore los resultados pasando al alumno otras pruebas distintas.

- Que el EOE no corrobore los resultados: el alumno no va a ser considerado de ACI.

- Que el EOE dé por válido los resultados ofrecidos por el gabinete. Hemos de aclarar que, por su condición de "trampa”, no suele ser la vía adoptada.

Las familias de los alumnos con SOB llevan años pidiendo a las autoridades que se admitan los informes de los gabinetes privados, en aras a una agilización del proceso, encontrándose con el rechazo de estas alegando que se pudiesen obtener "falsos positivos” por "ánimo de lucro” del gabinete.

El colegio: EOEs o D.O.

Debería de ser la tónica general, por su supuesta repercusión inmediata en la atención al alumno, por su derecho a que sean atendidas sus necesidades especiales y porque no presenta un desembolso económico para la familia, esto no siempre es así.

La situación "ideal” es que la decisión del diagnóstico parta del tutor: lo deriva al EOE y si el resultado es positivo, se pasaría a tomar las medidas mejor consideradas.

Si es la familia del alumno la que lo solicita, manifiestan en multitud de ocasiones que se les "ha mirado mal”, alegando que no son objetivos. Sin embargo se manejan cifras de hasta un 70% de error en las nominaciones de los profesores y hasta un 70% de acierto, si la hacen los padres. Puede ocurrir que el profesor acceda a la petición de la familia o que no considere esta posible característica de su alumno y deseche la petición.

Si el alumno está escolarizado en un centro concertado y cursa ESO, es el D.O el encargado del diagnóstico, no así del Dictamen de Escolarización, que le sigue correspondiendo al EOE. Se conocen casos en que no han querido tramitarlo y el alumno no es reconocido por la Administración. La única vía posible es que la familia siga los cauces y así pueda acogerse a las medidas que esta ofrece (becas, programas específicos, etc). Si el alumno está en EI o EP, el encargado de la evaluación es el EOE. Las familias e incluso los maestros, dicen sentirse "discriminados” con respecto a la enseñanza pública, puesto que manifiestan que a sus hijos son a los últimos que van a valorar.

En otras ocasiones los padres pueden llegar a desistir cuando chocan con algunos de los impedimentos, en perjuicio de que a su hijo o hija se le ofrezcan las medidas educativas necesarias. La valoración del alumno con posible SOB debería ser rápida y eficaz, evitando incurrir en procesos dilatados y en ocasiones absurdos, en aras a que puedan ser atendidos tempranamente y con calidad.

Dificultades que la familia puede encontrar cuando solicite medidas adaptadas:

- Que el tutor no acepte los resultados. Cabe buscar una vía alternativa para atender al hijo, en programas privados o asociaciones o reclamar a la directiva del colegio y/o servicios de inspección.

- Que el tutor los acepte, pero no considere que el alumno necesita nada distinto. Los padres podrán aceptarlo o no y proceder como en el supuesto anterior.

- Que acepte los resultados, pero alegue que no tiene capacidad para atender al alumno, por tener otras necesidades "más urgentes”.

- Que acepte pero manifieste que no tiene formación. Podría entonces asumir su responsabilidad y empezar a formarse o, como cuentan muchos padres, no hacerlo y dejar así de atender al alumno.

- Que acepte los resultados y se comprometa a atender al niño, pero pase el tiempo y no se haga nada. Las excusas suelen ser de lo más dispares.

- Que acepte los resultados y proceda, en coordinación con otros profesionales, a establecer un plan de actuación para atender a las necesidades del alumno.

Nuestra pretensión es acercar a los profesionales de la educación, el sentir de las familias de este alumnado ante las circunstancias descritas. Si entre los educadores es mucho el desconocimiento de este tema, pongámonos en el lugar de una familia que no sabe cuál es la mejor manera de enfocar la situación. Ellos sólo reclaman una atención adecuada, sin favoritismos pero sin discriminaciones y nosotros debemos de ofrecerlo ya que el talento en una sociedad nunca sobra y estos niños y niñas podrían llegar a ser un bien para ella. La clave está en atenderlos correctamente y depende de nosotros el hacerlo.
Deja tu comentario
Ver comentarios