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La diversidad dentro de la diversidad

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Mercè Martínez i Torres. Doctora del Departament de Psicologia Bàsica de la Universitat de Barcelona
¿Consideras que la escuela y/o el sistema educativo están preparados para asumir la formación/atención del alumnado superdotado? Formulada de está forma indudablemente es un No, por el momento. Pero el contexto de la pregunta es importante y debe matizarse para no caer en prejuicios y estereotipos, tan frecuentes en el caso del alumnado con altas capacidades. Otra de las preguntas que propone la revista es un claro reflejo de esta afirmación ¿por qué la escuela debería contribuir a una mejor integración social del alumnado con altas capacidades? ¿Acaso es una característica diferencial de todos los sujetos con altas capacidades? ¿Tal vez otros colectivos o individuos no necesitan esta especial atención, respecto de su inclusión social?

Intentaré desarrollar este "no” en principio argumentado en dos sentidos: por un lado, desde la propuesta de la escuela inclusiva y sus consecuencias en el sistema educativo; y, por otro, el de la diversidad de perfiles del alumnado de altas capacidades.

Mi pregunta es: ¿Está preparado el sistema educativo y/o la escuela para asumir la diversidad y para una escuela inclusiva?

Algunas escuelas y una parte del profesorado si, en otros casos están "desbordados de diversidad” y sin los recursos necesarios para afrontar nuevos cambios. No es extraño escuchar la frase: "creo que sólo tengo uno o dos alumnos "normales”, entre: recién llegados, hiperactivos, con ligero retraso mental, déficit de atención, trastorno de la personalidad,...”. No, no suelen nombrar entre estas categorías a los alumnos de altas capacidades.

Seamos optimistas y pensemos que con tiempo y recursos, atender la diversidad en una escuela inclusiva y de calidad es posible. ¿Qué cambios son necesarios e indispensables?

a) Un despliegue de la LOE que se concrete en cada Comunidad y que ofrezca orientaciones concretas, entre las cuales me parece indispensable la formación de todos los agentes educativos. Algunos de estas regulaciones se han publicado en estas últimas semanas en Cataluña (casi dos años después de la publicación de la LOE).

b) Una mayor autonomía de centro, con proyectos a corto y medio plazo, consensuados y evaluables. En este sentido el equipo directivo debe tener un papel importante en la organización del centro y en la evaluación de objetivos.

c) Los proyectos de centro deben favorecer estrategias más flexibles respecto a la agrupación de alumnos, la diversificación de niveles de concreción de los objetivos de curso y/o etapa y la introducción de trabajo por proyectos (individuales y de grupo). Imposible desarrollar este punto que es sin duda importante en referencia a la diversidad.

d) Incrementar el número de profesores de apoyo, ampliando su formación a nuevas especialidades, entre las que sin duda debería existir la del apoyo al alumnado de altas capacidades.

e) Iniciar campañas de sensibilización y formación respecto a los objetivos generales y específicos previstos en la LOE.

f) Incentivar los proyectos de innovación educativa relacionados con la diversidad, especialmente aquellos en los que participen distintos centros.

g) Incentivar la formación permanente del profesorado.

h) Crear recursos compartidos entre centros y desde la administración. Esto es materiales digitales que se puedan utilizar on-line o imprimir y que faciliten el trabajo del profesor/a, en el sentido de tener tareas preparadas sobre un mismo tópico, con distintos grados de complejidad y profundización.

i) Mejorar los circuitos entre escuela-equipos de soporte a la docencia-equipos psicopedagógicos y administración.

j) Mejorar las relaciones familia-escuela. Si es necesario con figuras que actúen como mediadores.

Podría continuar y concretar más, aunque, sin duda, algunas de mis ideas no serán demasiado bien acogidas por una parte de la comunidad educativa. Pedir flexibilidad -incluso respuestas creativas, en el centro, el ciclo y el aula puede parecer una carga añadida, cuando en realidad bien planificada supondría todo lo contrario. Pero esto lleva a un paso más en la formación del profesorado que es el trabajo de las actitudes y la resistencia al cambio.

No es una crítica, es una constatación de una necesidad que, atendida, beneficiaria el quehacer profesional y también el bienestar personal. Como profesora, yo misma, me siento presionada por el cambio que está sufriendo la Universidad con el llamado "Plan de Bolonia”. Y veo los distintos modos de afrontar estos cambios. Así que siento que los docentes pertenecemos a un mismo colectivo, en cada etapa cambian los condicionantes para desarrollar bien nuestro trabajo, pero todos tenemos dificultades y estamos sometidos a los cambios constantes del sistema en "esta aldea global”.

El segundo aspecto que quería tratar, es el de la diversidad entre los alumnos de altas capacidades y, por tanto, el rechazo a una categoría genérica de "superdotados”. Especialmente, cuando esta categoría se define a partir de una puntuación única en una prueba de CI o de factor G, aspecto ampliamente rechazado por la comunidad científica pero que sigue apareciendo en la prensa y que se sigue utilizando en algunos centros y asociaciones. En este caso utilizaré algunos trabajos anteriores realizados con A. Castelló (1) (1999, 2003) que han servido como marco de referencia en algunas comunidades autónomas y con el cual seguimos trabajando en el grupo de trabajo de "Alumnos con Altas Capacidades Intelectuales” del Departament d'Educació de la Generalitat de Catalunya.

El grupo de alumnos excepcionalmente dotados intelectualmente no es un grupo homogéneo, por tanto, es necesario delimitar las características -intelectuales y no intelectuales- que evaluamos para determinar su perfil de excepcionalidad. Así dentro de cada uno de los perfiles si que encontramos rasgos comunes que permiten una adecuada intervención educativa. Para no extenderme, simplemente acotar una breve definición de:

Superdotación, conceptualizada como un perfil que presenta un nivel elevado de razonamiento lógico y creatividad, una buena gestión de memoria i de entrada de información, estos recursos pueden aplicarse a distintos lenguajes o códigos (lingüísticos, matemáticos, gráficos e incluso socio-emocional). La configuración intelectual del superdotado aporta la posibilidad de una producción eficaz en cualquier área o tarea e implica una diferencia cualitativa por la disposición de recursos múltiples que permiten una acción combinada de los mismos.

Talentos simples y complejos, estas formas de talento muestran una elevada aptitud y competencia en un ámbito específico, como el verbal o el matemático, o en un tipo de procesamiento, como el lógico o el creativo. Las diferencias cuantitativas suelen concretarse en la velocidad de ejecución y la automatización de procesos en su ámbito de talento.

Los talentos complejos están constituidos por la combinación de algunas aptitudes específicas. Queremos hacer especial mención del talento académico, a menudo confundido con la superdotación. Esta forma de talento complejo combina recursos elevados de tipo verbal, lógico y de gestión de memoria, como mínimo. Una de las diferencia con el perfil de superdotado es que no manifiesta un alto nivel en creatividad. Sin embargo, este perfil capacita al talento académico para una gran eficacia para los aprendizajes formales, la obtención de información de cualquier fuente estructurada, presentando un bagaje de conocimientos y vocabulario superior a sus pares de edad.

Pueden señalarse otros talentos como el social, el musical o el deportivo, para la detección de los cuales se precisan pruebas específicas.

De todos modos, la determinación de las habilidades intelectuales es insuficiente para una evaluación cuya finalidad debe ser orientar la intervención, por tanto, faltan elementos que deben ser valorados tanto del sujeto (estilo de aprendizaje, rendimiento, motivación, autoconcepto, habilidades comunicativas, socialización, etc.) como externos o contextuales (recursos del centro, recursos familiares, etc.). Es decir, todo aquello que puede facilitar u obstaculizar el desarrollo educativo y personal del alumno.

Creemos que, una vez identificado, el trabajo con el alumnado de altas capacidades debe considerar el contexto en el cual vive y se desarrolla; y en lo posible, dicha aproximación debiera ser sistémica. Esto es fundamental para el trabajo educativo con cualquier tipo de niños, pero lo es muy especialmente cuando se trabaja con alumnos y alumnas con características excepcionales.

Debemos considerar que el profesor puede sentirse, en algunos casos, cuestionado, falto de recursos para la intervención y añadir que las relaciones con las familias pueden ser difíciles, con desacuerdos importantes entre lo que puede hacer la escuela y lo que la familia considera que deben hacer. Por tanto, planificar actividades de colaboración entre profesores ayudará no sólo a crear materiales que puedan ser utilizados por todo el equipo, sino para reducir los niveles de ansiedad naturales en situaciones de conflicto.

No continuaré ahora con todo un capítulo sobre intervención educativa, sólo he querido destacar en este sentido la importancia de un trabajo en equipo para abordar las necesidades específicas del alumnado con altas capacidades intelectuales. Así que con equipos docentes consolidados, un buen sistema de apoyo y formación a la comunidad educativa (incluida la familia), SI se puede atender a la diversidad y a las necesidades específicas del alumnado con altas capacidades. No sólo es posible, no sólo favorecerá a este tipo de alumnado, probablemente enriquecerá y favorecerá a todo el contexto escolar.

Para terminar con mi aportación querría destacar las palabras de una profesora, Lola Miró (2003) (2), que cuenta como resolvió el reto de tener un alumno superdotado dentro del aula ordinaria, es un ejemplo de como afrontar un reto con entusiasmo y de "saber hacer” como profesional de la educación.

"...¿qué se podía hacer? Lo primero fue buscar información, porque los especialistas de educación especial, evidentemente, entienden más que yo en este tema. Solicitamos información del especialista externo y realizamos dos sesiones.

... el segundo trabajo fue establecer contacto con la familia. Hicimos una reunión en que nos planteamos unos objetivos: ver qué expectativas tenían, respecto al colegio, a su hijo y a la sociedad.

... Tener este diagnóstico me hizo replantear algunas cosas, pero también he de decir que no cambié muchas. Hubo un trabajo de conocimiento del alumno de forma individual, para obtener información sobre cómo se sentía, qué estaba haciendo y qué expectativas y motivaciones tenía.

... Tengo que decir que todavía queda mucho trabajo. Debemos aprender de estas situaciones, porque todo el grupo sale beneficiado; debemos reivindicar más tiempo para formarnos y para trabajar en equipo, y debemos pedir más recursos para poder reflexionar más sobre nuestra práctica docente. Si después de todo lo que he dicho no se ha sobreentendido, os los confieso: ¡mi trabajo me apasiona!”


Concluyendo, tal como se ha expuesto, hay algunos aspectos claves: flexibilidad y recursos personales; conocimiento sobre las características del alumnado de altas capacidades; cambio de un rol centrado en la transmisión de conocimientos a un rol centrado en una mayor madurez y disposición de recursos para acceder a la información y a la elaboración de la misma.

Como educadora de los futuros profesiones de la intervención psicoeducativa, mi deseo es que la formación les prepare para ser: críticos, integradores, autónomos, maduros emocionalmente, abiertos a la novedad, creativos, comprensivos y flexibles. Ya sé que es una posición un tanto idealista, pero como decía Lola, por si no se ha sobreentendido, mi trabajo como docente me apasiona.

Notas al pie:

1. Castelló, A. y Martínez, M. (1999). Alumnat excepcionalment dotat intel.lectualment. Documents d'Educació Especial, 15. Dept. d'Ensenyament. Generalitat de Catalunya

Martínez, M. y Castelló, A. (2003). Los perfiles de la excepcionalidad intelectual. En S. Castañeda (Ed.) Educación, aprendizaje y cognición. Teoría en la práctica. México: Manual Moderno

2. En http://www.ua-ambit.org/libro158-3.htm puede leerse el artículo completo.
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