Como se señala en alguno de los magníficos artículos de este monográfico, es necesario aclarar la terminología y diferenciar los distintos colectivos, ya que entre un 15% y un 20 % de los alumnos podrían incluirse dentro de este perfil.
La distinción entre alumnos talentosos, superdotados y precoces es imprescindible.
A partir de la lectura de estos artículos se me ocurren varias ideas a resaltar:
La primera es el interés que puede tener para los alumnos, las familias y los profesionales de este colectivo la creación de una comunidad de interés y apoyo a los alumnos con altas capacidades, que pueda aprovechar las tecnologías de la información y comunicación para compartir problemas y soluciones, respuestas concretas y buenas prácticas y fomentar la relación entre ellos. Las comunidades virtuales en este tipo de colectivos tienen todo su sentido y posibilidad de consolidarse.
La otra consideración es la importancia de dar al alumno la oportunidad de ser el protagonista de su propio proceso de aprendizaje.
Esta receta, en realidad, sirve o debería servir para todo el sistema educativo. Un sistema que ha privilegiado la igualdad reglada de métodos y ritmos, ante la adecuación de la organización a las necesidades a cada persona. Un sistema que se dirige de arriba a abajo, muy regulado y poco flexible.
Enric Renau
Editor
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