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"El reto del diseñador de hoy es abarcar la visión global de la empresa y saber expresarla desde el trabajo en equipos multidisciplinares"

Entrevista


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Xènia Viladàs. Economista y MBA en gestión de diseño. Ha dirigido la Sociedad Estatal DDI (entidad dependiente del Ministerio de Industria) y actualmente ejerce como consultora independiente en gestión de diseño
¿Cree que existe un prototipo de profesional que se dedique al diseño? ¿Qué competencias y habilidades son imprescindibles para desarrollar esta profesión?

La idea que yo me hago de un diseñador es una persona eminentemente curiosa, intuitiva, que cuestiona todo a su alrededor, pero no desde la inocencia sino desde la voluntad de empujar los límites para mejorar su entorno. Además, y como cualquier otro profesional, el diseñador deberá ser perseverante, esforzarse en entender la organización en la que se encuentra y saber relacionarse con los demás.

El prototipo de diseñador vestido de negro de pies a cabeza, con pose de artista y actitud arrogante, ha pasado a la historia.

¿Existe un perfil de diseñador especialmente demandado en la actualidad? ¿Qué ámbito del diseño (gráfico, industrial, de moda, etc.) requiere una mayor especialización?

El diseño está en auge en estos momentos y la función diseño se introduce poco a poco en todo tipo de actividades.

Una especialidad emergente es el diseño de servicios, que consiste en aplicar la metodología del diseño de producto a la concepción de servicios; por su parte, el diseño "centrado en el usuario”, que dispone de una serie de herramientas específicas para comprender las necesidades latentes de las personas para mejorar los productos y hacerlo a tiempo, se está utilizando en un número creciente de campos; y finalmente, destacaría la gestión de diseño (la parte del management que trata de la integración eficiente y rentable del diseño en la empresa) que está encontrado cada vez un mayor interés entre profesionales del diseño y de la gestión.

Sin embargo, no hay una disciplina que requiera una mayor especialización que otra hoy día, sino que existe una gran exigencia en todos los ámbitos; además las fronteras entre las distintas especialidades se van diluyendo y hablamos de diseño global o diseño integral; en efecto, a la empresa no le basta un producto bueno: tiene que envasarlo correctamente, comunicarlo de manera eficaz y venderlo en el entorno adecuado: todos los "vectores de visibilidad” de la empresa, los soportes mediante los cuales se da a conocer al mercado, tienen que responder a una determinada estrategia que está definida previamente. El reto del diseñador de hoy es abarcar la visión global de la empresa y saber expresarla desde el trabajo en equipos multidisciplinares de conocimientos y procedencias diversos.

¿Considera que la formación que se imparte relacionada con el diseño (bachillerato, Ciclos Formativos, formación no reglada, etc.) se adapta a las necesidades del sector?

A mi modo de ver, el primer problema con el que se tienen que enfrentar los estudiantes que en muchos casos llegan a la enseñanza superior sin disponer de las herramientas mínimas necesarias para enfrentarse a una etapa de formación más compleja: desde poca capacidad de análisis hasta carencias graves en gramática y ortografía, pasando por dificultades de expresión oral o de representación visual de los conceptos y falta de hábito de lectura.

A su vez, el cuadro de profesores que los acoge en ciertas escuelas a veces adolece de una escasa formación pedagógica. La introducción de profesionales en activo dentro del cuadro de profesores es muy interesante, pero hay que garantizar un mínimo de docentes full time que se ocupen de los estudiantes en el día a día. Un porcentaje demasiado alto de estos diseñadores independientes en relación a docentes a tiempo completo también contribuye a falsear la imagen que los estudiantes se hacen de la profesión y fomenta un sistema endogámico y autocomplaciente.

Así las cosas, lo de menos es lo confuso de los planes de estudio, lo largo de las reformas y el cambio constante de criterio por parte de las autoridades.

Yo soy de la opinión que el diseño tiene que estar en la universidad, porque en nuestro sistema educativo ésta es la única vía para realizar investigación y para hacer que avance la disciplina de manera científica. La demás oferta, bienvenida sea -y cuanta más mejor- el problema no es de cantidad sino de calidad; y otra cuestión está en que las empresas demandantes de diseño sepan qué es lo que les hace falta y que tengan criterio a la hora de contratar a profesionales para poder exigir el nivel de conocimiento y de profesionalidad que corresponda a sus necesidades.

Además, creo que hay un hueco en el mercado para una formación muy exigente y de mucho nivel, que prepare a profesionales para ocupar puestos clave en empresas y organizaciones en lo que se ha dado en llamar "diseño estratégico”: esto es algo que se está empezando a consolidar en los Estados Unidos y en el norte de Europa, y es una oportunidad de crecimiento a tener en cuenta, tanto para el sector del diseño como para el tejido productivo español en general.

¿Cuáles son las principales desventajas o problemas a los que deben hacer frente los profesionales del sector? ¿Y las empresas a la hora de contratar a un diseñador?

A mi entender, la falta de conocimientos en temas de gestión perjudica a los profesionales: ni pueden entender a su cliente ni pueden gestionar su propia empresa; otra carencia grave es el desconocimiento de los idiomas vehiculares de nuestro tiempo, con lo que se pierden las oportunidades de conocimiento que ofrece de un mundo global.

Para las empresas, el diseño comporta todavía mucho riesgo porque no se ha aprendido a gestionar: todavía son muy pocas las escuelas de negocios que se atreven a tratar de la gestión de la creatividad, todavía impera en el establishment la idea decimonónica de que la parte izquierda del cerebro es incompatible con la derecha, de que todo lo que no se puede cuantificar no se puede gestionar, de que la creatividad es sensibilidad y que ésta a su vez es cosa de mujeres, etc. El mundo, y el mercado, se empeña en desmentir estos a prioris cada día, pero el cambio en el sistema se realiza muy despacio (o al menos así parece para los que estamos asistiendo a él…).

Si comparamos la situación del diseño en nuestro país con el resto de Europa, ¿qué balance puede hacernos?

En cuanto a creatividad y a talento, nuestros profesionales son de primera línea.

En cuanto a la utilización del diseño, ha quedado demostrado por estudios efectuados que las diferencias no son relevantes.

Y en líneas generales, el nivel del diseño de un país está en correspondencia al nivel de la industria de ese país. Por lo tanto, el diseño español refleja lo que es el tejido productivo español, con sus fortalezas y sus carencias. Esto se nota por ejemplo en la evolución que hemos visto en estos últimos años: al hilo del desarrollo de la economía española, la demanda de diseño en España se ha consolidado y se ha sofisticado.

El diseño influye de forma crítica la calidad de los productos y servicios que utilizamos cada día; así, no solo mejora nuestra calidad de vida sino que influye decisivamente en el valor de la producción en la que interviene. Muchos de nuestros países vecinos ya lo han identificado como potente motor de crecimiento y desarrollo tanto por su propio volumen de facturación como por las externalidades positivas que genera en la economía. En España esta no se tiene todavía esta visión.
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