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Educación para todos

Editorial

Sea por sensibilidad con los desfavorecidos, sea por egoísmo social, todo nos lleva a invertir en cooperación internacional y en luchar contra la exclusión. El fenómeno de la inmigración, el crecimiento sostenible de los países en vías de desarrollo o la erradicación de la pobreza y de la explotación de la población juvenil tienen mucho que ver con el cumplimiento del compromiso de la Educación para Todos, firmado en el año 2000 en Dakar.


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El Nuevo Informe de Seguimiento de la Educación para Todos 2006 de la UNESCO señala que las políticas nacionales e internacionales descuidan demasiado la alfabetización, lo cual deja a millones de adultos al margen de la sociedad y frena las posibilidades de cumplir los seis objetivos de la Educación para Todos y de reducir la pobreza. El informe destaca que 771 millones de adultos no poseen conocimientos mínimos de alfabetización y subraya que, aunque el desafío se plantea sobre todo en las regiones en desarrollo, un número significativo de jóvenes y adultos de países muy desarrollados poseen a su vez competencias muy limitadas, lo que a su vez impide su inserción en el mercado de trabajo.

Por otro lado, para asegurar la enseñanza básica en todo el mundo son necesarios 18 millones de profesores nuevos y cualificados, algo que no se soluciona de un año al otro, sobre todo si las condiciones laborales y su motivación no son precisamente fantásticas.

La comunidad internacional, en el año 2000, celebró en Dakar el Foro Mundial de la Educación y fijó seis objetivos para conquistar la Educación para Todos y especialmente la universalización de la educación primaria. Según el Informe, estos seis objetivos son todavía realizables. Pero, para alcanzarlos, sería necesario que los países en desarrollo acelerasen sus acciones y que la ayuda internacional para la educación de base se duplicara, hasta alcanzar niveles más elevados que los prometidos.

Sea por egoísmo social de occidente, sea por sensibilidad con los desfavorecidos, todo nos lleva a invertir en cooperación internacional y en luchar contra la exclusión. El fenómeno de la inmigración, el crecimiento sostenible de los países en vías de desarrollo o la erradicación de la pobreza y de la explotación de la población juvenil tienen mucho que ver con la educación.

La movilización social que se produce en el caso de grandes desgracias naturales, importante aunque puntual, demuestra que los ciudadanos del mundo rico tenemos sensibilidad.

El reto es conseguir que exista una presión internacional permanente y no esporádica ante los responsables políticos que favorezca que los habitantes del tercer mundo -y también del primero- adquieran un nivel mínimo de competencias básicas y la posibilidad de progresar individual y colectivamente.

Enric Renau
Editor
editor@educaweb.com
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