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El módulo de Formación en Centros de Trabajo y la inserción laboral de los técnicos y técnicos superiores de Formación Profesional

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Marcelo Pascual Faura, Doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, y Gregorio Escalera Izquierdo, Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y profesor de la Universidad Nacional Educación a Distancia
Actualmente los estudios de Formación Profesional, ya sean los conducentes a la obtención del título de Técnico de Formación Profesional, a través de los ciclos formativos de Grado Medio; a la obtención del Título de Técnico Superior, en la profesión correspondiente, en función de la familia profesional escogida, a través de los ciclos formativos de Grado Superior; se han convertido en una de las vías más rápidas, quizás la más rápida, para incorporarse al mundo laboral.

Esto se debe a la concurrencia de diversas circunstancias, entre las que bajo nuestro punto de vista, cabe destacar: que la formación recibida está muy adaptada a las necesidades específicas del ámbito empresarial, y el periodo de prácticas en empresa de carácter obligatorio a través del Módulo de Formación en Centros de Trabajo -FCT-. Esta situación, posiciona a los que cursan este tipo de estudios, de forma muy ventajosa a la hora de su inserción en el mercado de trabajo frente a los que cursan otro tipo de estudios.

En lo que respecta al primer aspecto indicado, formación muy específica a las necesidades del ámbito empresarial destinada a dotar a los futuros trabajadores de mayores competencias(1) y habilidades para el desempeño de su trabajo; como consecuencia de la creación de la figura del Instituto Nacional de Cualificaciones -INCUAL-, organismo dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes -MECD- y que es el órgano técnico de apoyo al Consejo General de la Formación Profesional responsable de definir, elaborar y mantener actualizado el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales y el correspondiente Catálogo Modular de Formación Profesional; encargado de recopilar los datos del mercado laboral, en lo relativo a la oferta/demanda de profesiones, ocupaciones y perfiles profesionales así como de analizar la evolución y cambios estructurales de las necesidades del sistema productivo y a las demandas sociales, actualizándose el contenido de las cualificaciones cuando sea necesario; en coordinación con el FORCEM, el INEM y las Comunidades Autónomas; lo que a su vez permite identificar los nuevos perfiles profesionales demandados por las empresas, en base a los cuales se diseña la formación necesaria para poder desempeñarlos con las competencias adecuadas. Además las modificaciones se adaptarán también a lo establecido en las normas comunitarias, hecho este que permitiría que tanto nuestro sistema educativo como los títulos de Formación Profesional sean homologados en la Unión Europea, lo que a su vez facilitaría la movilidad de alumnos y profesionales en todo el espacio europeo.

Por otra parte, el otro elemento que señalábamos, como clave para la inserción laboral son las prácticas en empresa a través del Módulo de Formación en Centros de Trabajo -FCT-. Éstas son de carácter obligatorio y se desarrollan en el ámbito productivo, en las instalaciones de la empresa, lo que permitirá a los estudiantes, no sólo poner en práctica los conocimientos adquiridos en los respectivos centros sino que además conocerán "in situ”, de forma real y en primera persona, la realidad empresarial.

Cabe destacar, que este Módulo de Formación en el Centro de Trabajo, es un módulo común a todos los ciclos formativos y que, independientemente de que cada ciclo formativo tenga sus módulos propios en función de sus características específicas, éste, el FCT, está presente en todos los ciclos formativos. En los ciclos formativos de Grado Medio, cuya duración total está comprendida entre un mínimo de 1.300 horas y un máximo de 2.000 horas, entre horas lectivas destinadas a la formación en el Centro Educativo y horas destinadas a la formación práctica en Centros de Trabajo y cuya duración varía según los ciclos entre un mínimo de 300 horas y un máximo de 720, lo que representa entre un 23 % y un 36 % del tiempo dedicado a su formación.

En los ciclos formativos de Grado Superior, cuya duración total es de un máximo de 2.000 horas de formación entre horas lectivas en el Centro Educativo y horas destinadas a formación práctica en el Centro de Trabajo, cuya duración varía según los ciclos, situándose entre las 300 y las 720 horas, es decir, en el caso más favorable un 36 % del tiempo dedicado a su formación. En ambos casos, ciclos formativos de Grado Superior y de Grado Medio, la dedicación en horas a este Módulo de Formación en Centros de Trabajo manifiesta claramente su importancia.

Las prácticas en empresas tienen como principal objetivo: "Generar valor añadido a los alumnos, a las empresas y a los Centros Educativos"

A los alumnos, ya que contribuyen a:

Su formación y desarrollo:

 Complementan la formación académica recibida a través de la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos a lo largo de sus estudios. La experiencia nos indica "que cuando realmente aprendemos es cuando algo nos importa, cuando algo es realmente útil para nuestro trabajo, es en esos momentos de necesidad de saber en los que se produce un estado de consciencia sobre la necesidad que provoca a su vez un estado motivacional muy potente que facilita extraordinariamente el aprendizaje” (Folk, 2001)

 Obtienen nuevos conocimientos y desarrollan sus competencias personales y profesionales al entrar en contacto con el mundo real de las empresas y realizar actividades directamente vinculadas a sus estudios. Según Rafael Folk, 2001, entre las competencias profesionales exigibles en el futuro y las filosofías y técnicas de la calidad total en los nuevos modelos organizativos para empleados, puesto de trabajo inicialmente a desempeñar por un Técnico e Formación Profesional, caben destacar : la flexibilidad, motivación para buscar información y capacidad para aprender, orientación hacia el logro, motivación para el trabajo bajo presión del tiempo, colaboración y trabajo en equipo y, orientación al cliente; competencias que tienen más que ver con el campo de las cualidades humanas, las actitudes, que con los saberes profesionales. Es por tanto, y bajo nuestro punto de vista, donde la figura de las prácticas de empresa, el elemento que va a poder permitir desarrollar al estudiante estas competencias que en un futuro próximo le van a ser requeridas por el mercado de trabajo.

Incrementan su ventaja competitiva(2), ya que estas estancias les aportan un valor diferencial frente a sus competidores a la hora de buscar y obtener empleo, puesto que estas experiencias profesionales son valoradas muy positivamente en los procesos de selección de personal. Así, entre las principales conclusiones del informe de la Organización Internacional del Trabajo, sobre el empleo en el mundo 2001: "La economía mundial tendrá que mantener, como mínimo, su ritmo actual de expansión para generar los 500 millones de nuevos puestos de trabajo que se requieren en la próxima década para atender las necesidades de las personas que buscan su primer empleo y reducir el número actual de desempleados”. Pues bien, parte de estos empleos irán dirigidos a Técnicos y Técnicos Superiores de Formación Profesional, y los que ya han adquirido experiencia profesional , a través de la realización de prácticas en empresas, tendrán una gran ventaja inicial sobre sus competidores que no hayan realizado éstas.

Aumenta su red de contactos personales, ampliando sus oportunidades profesionales al abrir el mundo de sus relaciones a técnicos y directivos, lo que puede contribuir muy eficazmente a la obtención de un empleo, ya que el uso de éste tipo de redes es una de las estrategias más efectivas para incorporarse al mercado laboral; entendiendo por tal: "Situación de las principales variables laborales en un territorio dado, así como su interrelación, incluyendo los posibles desajustes entre oferta y demanda de trabajo. Tales variables son entre otras, las relativas al tamaño y características de la población potencialmente activa, de la población activa, de la población ocupada, de la población parada, etcétera”. (Domínguez, 1999)


A las empresas,

que progresivamente van integrando éstas actividades, no sólo como parte de su política social, sino también de su política de recursos humanos, ya que además de ser una alternativa a las fuentes de reclutamiento tradicionales les permite realizar procesos de selección en condiciones muy ventajosas, valorando "in situ", no sólo las competencias profesionales del posible candidato sino además su capacidad de adaptación al puesto de trabajo y su integración en la cultura y valores de la empresa.

Murray, 2001, señala: "Los principios y prácticas del modelado profesional y la tutoría han sido elementos clave en la continuidad de los negocios y el comercio desde la antigüedad. En los gremios de artes y oficios, una persona joven era aprendiz hasta que llegaba a ser maestro, lo cual era condición sine qua non de excelencia en el comercio o la profesión. El maestro enseñaba, entrenaba y guiaba la práctica y daba consejos al aprendiz para reforzar el desarrollo de sus habilidades en el comercio o la manufactura. Para convertirse en maestro, las cualidades del aprendiz se juzgaban a partir de una muestra de su trabajo, que podía ser una pieza de orfebrería, una pintura o incluso una herradura. La expresión "obra maestra" parte de este ejemplo de trabajo cualificado. Hoy día podemos denominar a este criterio "prueba de maestría de la habilidad".
Actualmente, las habilidades requeridas para los nuevos maestros en muchos negocios y profesiones son diferentes de las de los aprendices del pasado debido a las condiciones que crea la alta tecnología. Y, sin embargo, los procesos mediante los cuales se aprenden las habilidades son, en gran parte, similares. Realmente, la consecución de una maestría en artes o profesiones incrementa la calidad profesional de cada empleado en los diversos Centros de Trabajo. Esta flexibilidad es esencial en un mundo en el que los trabajadores estadounidenses tienen una media de siete trabajos diferentes en su vida laboral”
. Pues bien, hoy día, esta situación es totalmente extrapolable al mercado de trabajo en España. En definitiva, las prácticas se han convertido en una forma más de seleccionar personal.
"A la hora de contratar, pues, a las empresas prefieren siempre quedarse con personas que ya han estado allí como becarios, en lugar de coger a alguien simplemente por su expediente académico”.

En lo que respecta a la tradicional figura de Tutor, fundamentalmente por parte de la empresa, que se recoge en los convenios de colaboración; ésta, debería ser potenciada por parte de las empresas, de forma similar al actual concepto de "mentoring”, como herramienta que permite desarrollar las capacidades técnicas y profesionales de los empleados, en base a la identificación y potenciación de las competencias clave requeridas para mantener la competitividad de las organizaciones en función de su sector y actividad (Murray, 2001). Lo que en nuestro caso en concreto, prácticas en empresa, se convertiría en una valiosa herramienta de selección de futuros candidatos con las competencias clave requeridas por la empresa, pero además, ya integradas en su filosofía, cultura y valores, punto más débil de los procesos de selección, que acarrean o puede acarrear en su caso, unos elevados costes de sustitución.

Por último, los Centros Educativos al fomentar los canales de comunicación directa con el mundo empresarial, a través del Módulo de Formación en Centros de Trabajo, obtienen:

Un mayor acercamiento a la realidad empresarial permitiéndole disponer de fuentes de información directa y actualizada de las necesidades empresariales, pudiendo así ajustar permanentemente su oferta formativa a las demandas del entorno empresarial.

La permanente puesta al día de su equipo docente, a través de la figura del Monitor-Tutor y su implicación en las prácticas realizadas por los estudiantes.

El desarrollo de proyectos conjuntos mediante la promoción de vínculos estables y sistemáticos, desarrollando las competencias profesionales de profesores y alumnos.




REFERENCIAS

DOMÍNGUEZ, Mª E. (1999). CIEN CONCEPTOS CLAVE DE 100 AÑOS DE GESTIÓN DE RECURSOS HUMANOS. CAPITAL HUMANO 128, 26-72.

FOLK, R. (2001). APRENDER HACIENDO. CAPITAL HUMANO 145. Localizador 145/2001

GARCÍA, J. (1995). LAS ESTANCIAS DE PRÁCTICAS EN EMPRESAS EN LA FORMACIÓN DE LOS INGENIEROS SUPERIORES. EVALUACIÓN DEL PROGRAMA DE "PRÁCTICAS DE RESIDENCIA” DE LA ETS DE INGENIEROS DE MINAS DE MADRID. Tesis doctoral leída en la Facultad de educación. Universidad Complutense de Madrid.

MURRAY, M. (2001). COMO REVALORIZAR A LOS EMPLEADOS A TRAVÉS DEL MENTORING. CAPITAL HUMANO 147, 66-72.

ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO. (2001). INFORME DE LA O.I.T. SOBRE EL EMPLEO EN EL MUNDO 2001.

PUCHOL, L. (1997). LA VERDAD DE SÍ MISMO. Madrid, Editorial Díaz de Santos.

(1) Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española el término competencia: (del lat. Competentia, cf.competente). 1. incumbencia || 2. Pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado.

(2) PUCHOL, L. (1999) y GARCÍA, J. (1995), identifican y describen las aportaciones específicas de la realización de prácticas en empresas al currículo del universitario.
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