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La formación virtual -entre la satisfacción y la frustración-

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Dra. Nuria Arís Redó, Departamento de Educación de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC); Lda. Maite Fuertes, Departamento de Educación de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC)
Uno de los fenómenos educativos de mayor impacto de los últimos años es el de la formación "on-line”. El acceso generalizado a Internet por parte de la mayoría de la población ha propiciado el aumento de la oferta formativa a través de la red. Las peculiaridades de la misma, sus ventajas e inconvenientes, así como los desiguales resultados obtenidos, nos motivan a reflexionar sobre algunos de estos aspectos, desde la propia experiencia personal.

Uno de los principales atractivos de esta opción formativa es la de flexibilidad, puesto que ofrece la posibilidad de "conectarse" según la disponibilidad del usuario, combinándolo con las responsabilidades -personales y/o profesionales- de cada alumno. De ello se deriva que el estudiante "on-line” es mayoritariamente, un adulto/a que accede a esta formación haciéndolo compatible con su actividad laboral cotidiana.

En cuanto a las motivaciones pueden ser de muy diversa índole, como proyección profesional para la obtención de un titulo que le permita ampliar sus oportunidades de promoción o de proyección personal, como reto intelectual o de interés por el tema. Lo cierto es que una vez se inician los estudios, las sensaciones que se experimentan son contradictorias y se sitúan en la amplia franja que separa la satisfacción de la frustración.

La principal característica de este tipo de educación es que se desarrolla fuera de los entornos educativos convencionales. Se requiere una buena dosis de organización y de esfuerzo personal para crear el hábito de estudio on-line, y la ausencia de respuesta inmediata a las posibles dudas o incidencias son una primera fuente de frustración. En algunos momentos, se pueden experimentar sensaciones de soledad, puesto que en la mayor parte de las situaciones de enseñanza-aprendizaje tradicionales la interacción con los demás es un elemento dinamizador. Dicha falta de interacción directa, requiere del estudiante una voluntad y un sacrificio importantes puesto que está claro que va a estudiar sacando tiempo de su "tiempo libre” y, considerando que estamos hablando de personas adultas, su decisión afecta o puede llegar a afectar las relaciones personales y/o familiares.

Aquellos aspectos de la formación on-line que resultan un atractivo inicial, pueden llegar a desvanecerse si consideramos la inversión del tiempo que supone, el cansancio visual y otros problemas físicos que se derivan del trabajo en exceso ante el ordenador o las malas posturas, la adicción, la sensación de desbordamiento y los imprevistos tecnológicos.

No todos los que en un principio deciden iniciar sus estudios on-line terminan satisfactoriamente su formación. A parte del abandono que puede ser común a todos los estudios, sería interesante analizar si los inconvenientes que hemos mencionado han contribuido a tomar esta decisión. Lo cierto es que, una vez vencidos los anteriores obstáculos y el estudiante consigue finalizar con éxito este tipo de estudios, además del reconocimiento académico, el estudiante ha desarrollado una serie de competencias de autonomía y esfuerzo que aportan en sí mismas el crecimiento y la mejora personal, pero desde un planteamiento marcadamente individualista que nos invita a una futura reflexión.
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