Catalunya trabaja para conseguir un Pacto Nacional para la Educación. Un Pacto que busca la estabilidad y la calidad del sistema educativo de Catalunya, más allá de los cambios políticos, de los intereses particulares y de la coyuntura. Un Pacto que sitúa la prioridad de la educación en el epicentro de las políticas públicas y que apela al gobierno catalán a que aumente su dotación presupuestaria, como paso previo indispensable para cualquier transformación. Un Pacto en el que participan todas las instituciones del sistema educativo -públicas y privadas financiadas parcialmente con fondos públicos o concertadas-, el profesorado y sus organizaciones sindicales representativas, las familias a través de las AMPAS (Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos), los Consejos Escolares, las patronales del sector y los expertos.Son precisamente estos expertos a quien se les ha encomendado la redacción de un documento de recomendaciones a partir de lo sugerido en un debate público en el que han trabajado y participado más de 3.000 personas y 116 organizaciones y entidades del sector educativo catalán.
Las principales recomendaciones se pueden condensar en 9 puntos que intentaré resumir:
1. Equiparar la oferta pública y la privada concertada. Como botón de muestra, ello significaría ampliar una hora diaria la educación primaria en los centros públicos y financiar desde la Generalitat de Catalunya esta hora en los centros concertados.
2. Apostar por equilibrar la formación inicial del profesorado de todos los niveles, favorecer su especialización y su formación permanente, así como su derecho a entrar en la función pública una vez puedan demostrar sus años de experiencia.
3. Favorecer que el sistema educativo catalán esté integrado por centros públicos y privados concertados que, conviviendo, trabajen para un marco de igualdad de oportunidades y, a su vez, favorezcan la libertad de enseñanza.
4. Para ello es necesario, también, potenciar la autonomía de los centros públicos y establecer fórmulas a medio plazo de financiación con los centros concertados.
5. Abrir los centros más allá del horario lectivo, con servicios de acogida matinal y extensión de las actividades extraescolares.
6. Abrirlos también, al entorno social y cultural en el que viven.
7. Fomentar la participación de las familias en los centros educativos, estudiando su papel actual en el seno de las AMPAS y los Consejos Escolares.
8. Favorecer unas políticas de ayuda a la financiación del coste de los libros de texto.
9. Acordar con los ayuntamientos y entes locales políticas de coordinación y de gestión que permitan asumir retos como la educación musical, el transporte escolar o mejorar las escuelas de adultos, por ejemplo.
La verdad es que el documento de los expertos es digno de ser leído por su esfuerzo de tratar los temas vigentes. Más allá de algunas contradicciones y equilibrios excesivos, más allá de si uno está de acuerdo o no en todos los puntos, lo que me gustaría resaltar en positivo es el proceso seguido hasta el momento.
Por otro lado, ahora toca el turno de convertir los deseos y las leyes en realidad, es decir, en presupuestos y decretos concretos. Más allá de las buenas intenciones, analizaremos con ojo crítico, aunque con esperanza, la evolución de los hechos.
Finalmente, me atrevería a sugerir que en el conjunto del Estado Español se intente seguir un proceso similar. Gobierno y oposición, PSOE y PP, no pueden utilizar la educación como icono para posicionarse ideológicamente ante su electorado. Ni la religión en los centros, ni las lenguas, ni las humanidades o el nivel de matemáticas, ni las TIC pueden utilizarse como armas arrojadizas porque se descoloca al alumnado, al profesorado y a las familias.
Enric Renau
Editor