En el informe PISA (Programme For International Student Assessment), España se sitúa por debajo de la media de la OCDE y, lo que es peor, con una tendencia al empeoramiento. Su ranking es el número 20 de 29 países de la OCDE en matemáticas, número 22 en lectura y número 21 en cultura científica. En Europa, sólo Portugal, Italia y Grecia están por debajo.En concreto, un 23% de los estudiantes españoles son incapaces de alcanzar el nivel básico de matemáticas y un 21% el nivel mínimo de comprensión lectora. En cambio, sólo un 1% de los estudiantes obtiene la nota máxima, cuando en la media es del 4%.
En matemáticas, los estudiantes son conscientes que aprenderlas les será útil para su futuro profesional, pero sólo el 38% está motivado hacia esta asignatura. En comprensión lectora España pierde calidad, sobretodo entre los estudiantes con más dificultades, especialmente si son chicos. En cambio, los niveles más altos no mejoran. En su capacidad de utilizar los conocimientos científicos, los estudiantes españoles vuelven a estar entre los peores.
El informe PISA no se trata de un test de inteligencia. Es un estudio sobre la eficiencia del sistema educativo, es decir, sobre la capacidad que la educación secundaria tiene de desarrollar el potencial de su alumnado.
En general, se observa que la escuela privada prepara mejor que la pública, que los sistemas rígidos y competitivos son menos eficaces que los flexibles y no competitivos y que la descentralización política y la autonomía de los centros favorece los buenos resultados.
Aunque no hay una relación directa entre gasto educativo y resultados, si que es uno de los factores que tienden a influir más. En concreto, España está por debajo de la media del gasto y de los resultados.
No vale el consuelo de señalar que el nivel de equidad en España es superior que la media de la OCDE, porqué se trata de una igualdad a la baja y, por lo tanto, el sistema de enseñanza tiene que mejorar en su globalidad.
Si apostamos claramente por la sociedad del conocimiento y entendemos que la inversión en educación es la más pertinente para progresar, es necesario llegar a un gran Pacto de Estado entre el Gobierno central y los de las comunidades autónomas, junto con los profesionales de la educación y las familias (madres y padres).