Encontrar profesores de Formación Profesional se ha convertido en uno de los grandes desafíos actuales. Y no es una tarea sencilla.
Cada vez es más difícil encontrar talento. Es difícil encontrar un buen experto en su área, con experiencia profesional contrastada, que además tenga vocación y pasión por la docencia, habilidades pedagógicas y capacidad para conectar con los jóvenes. Y si además añadimos los requisitos legales que marca la normativa educativa, el reto se multiplica.
En FP, la figura del profesor tiene una doble dimensión. Por un lado, debe ser buen técnico, experto en su oficio y con experiencia real en el sector. Por otro, debe ser un buen docente, demostrando habilidades para entender a los alumnos en una etapa vital compleja: escucha activa, empatía, asertividad, paciencia, resiliencia… y todo ello cumpliendo los requisitos académicos que exige la Administración.
Una tarea compleja, sin duda.
Como directora de RRHH en la escuela Monlau, uno de nuestros grandes retos es planificar los equipos docentes con visión de futuro, garantizando el relevo generacional y asegurando que siempre haya profesionales preparados para formar a las próximas generaciones.
¿Por qué cuesta tanto encontrar profesores de FP?
En las áreas técnicas —como informática, automoción o electricidad— el mercado laboral ofrece salarios mucho más competitivos fuera de la enseñanza. Y es comprensible que muchos profesionales elijan trabajar en la empresa privada, donde pueden llegar a ganar tres veces más.
Además, los requisitos formativos (ingeniería, máster, experiencia docente, etc.) dificultan cubrir las vacantes, especialmente en un momento de crecimiento de la FP. No basta con ser un excelente mecánico o programador: hay que saber enseñar el oficio, tener base pedagógica y cumplir con la normativa.
En la escuela pública, las oposiciones con plazas vacantes y la alta tasa de interinidad tampoco ayudan a estabilizar equipos. En cambio, en la escuela concertada, como Monlau, trabajamos con un modelo más estable que nos permite invertir en la identificación del talento, el desarrollo profesional y los planes de carrera personalizados para nuestros docentes. Queremos que nuestros profesores crezcan con nosotros, profesional y personalmente.
¿Qué podemos hacer?
Debemos apostar por la gestión estratégica del talento docente. Se acabó el "café para todos". Es el momento de detectar potencial, acompañar trayectorias profesionales y ofrecer oportunidades reales de desarrollo.Formar en FP no es solo enseñar un oficio. Es guiar a jóvenes en la construcción de su identidad profesional y personal. Y tal tarea requiere competencias técnicas, sí, pero también habilidades emocionales: pasión, empatía, asertividad, capacidad para manejar la frustración... esas son las competencias que hacen de alguien un profesor con mayúsculas.
En Monlau, trabajamos cada día para crear equipos humanos sólidos, comprometidos y apasionados, que entienden la educación como una forma de transformar vidas.
¿Cómo animar a los jóvenes a ser profesores de FP?
Ser profesor de FP es mucho más que enseñar: es transmitir oficio, valores y futuro. Es tener la oportunidad de devolver al sector lo aprendido, de inspirar vocaciones, y de impactar directamente en la empleabilidad de los jóvenes.A los nuevos profesionales que se plantean esta carrera, les diría:
- Enseñar en FP te permite seguir conectado con tu sector, pero desde otro lugar: el de quien forma a los que mañana serán tus compañeros o tus sustitutos.
- Es una profesión con propósito, que genera impacto real.
- Y en centros como Monlau, encontrarás un entorno donde se valora la innovación, la experiencia y la persona. Un lugar donde se invierte en ti, donde puedes crecer como técnico, como docente y como persona.
Ser profesor de FP es formar futuro. Y ese futuro, empieza en nuestras aulas.