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La FP Dual, un diamante en bruto

Artículo de opinión

  • 29/02/2024
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Adam B. Abadías Selma. Profesor de FP de la familia Comercio y Marketing
Me gustaría empezar estas líneas con una pregunta al lector ¿Qué país te viene a la cabeza si piensas en la Formación Profesional Dual?
 
Probablemente habrás pensado en Alemania, y es que el país teutón fue el principal precursor de este tipo de formación reglada que combina horas lectivas en un centro de formación con una estadía en la empresa. Esto último, se consigue gracias a la fuerte y necesaria implicación entre administración, centros educativos, tejido empresarial y sindicatos. Suena bien la idea ¿verdad?
 
Pues eso, no hay mejor manera de entender cómo funciona la FP Dual que fijándonos en el país estandarte de esta opción formativa, en Alemania. Y qué mejor manera que comparando datos cuantitativos y objetivos de nuestro país respecto al suyo.
 
Pero antes de seguir, es de suma importancia poner un poco de contexto a las siguientes líneas. Según datos extraídos del INE y del Eurostat, la tasa de desempleo en España supera el 11% mientras que en Alemania ronda el 3%. Si nos fijamos en el desempleo que afecta a los más jóvenes (menos de 25 años), esta diferencia es aún mayor. Y es que la tasa de desempleo española en este nicho de población cuatriplica a la de Alemania. Si a esto, le añadimos la inercia que conlleva una tradición histórica de los alemanes por este tipo de formación, la distancia parece ser inalcanzable.
 
Esto último es "teoría". Y es que España también tiene una amplia tradición formativa en centros de trabajo. Es verdad, no me he vuelto loco. Pero lo cierto es que puede sonar algo falaz y en parte es así… En España, históricamente existió la figura del aprendiz, aquella persona de corta o muy corta edad que se formaba en los centros de trabajo e iba prosperando a medida que su destreza y conocimiento crecían. A menudo, ese individuo lograba labrarse un futuro más o menos bueno, a base de esfuerzo y conocimiento.
 
Sin embargo, sin querer entrar en titulares fáciles y demagógicos, y sin ahondar en razones político-sociales ni históricas que merecerían otro tipo de artículo, el acceso a la educación en este país ha estado restringido durante décadas y lógicamente la vinculación empresa/organización educativa era inexistente.

En otras palabras, la formación en el centro de trabajo para aprender un oficio existía, pero sin estar regulada y no contaba con el rigor que aporta la formación reglada.
 
En este contexto, la formación dual en España, esta vez sí regulada y refrendada por la Ley 3/12, no se introdujo formalmente hasta el 2012; es decir, poco más de una década de trayectoria.
 
Con todo, ya son suficientes años para reconocer que es una fórmula de éxito para lograr desarrollar el talento académico y profesional a los más jóvenes. Y ahí voy a introducir algunos otros datos que, aunque subjetivos, están acreditados por mi experiencia docente y profesional en la empresa, lo que, creo, me da cierta confianza para poder aportar mi opinión desde una perspectiva amplia.
 
La FP Dual es una oportunidad de oro. Así de claro. Y es que resuelve uno de los principales problemas que tienen los jóvenes españoles: el acceso a un primer trabajo cualificado. Veréis, además de mi propia experiencia estudiantil, como profesor universitario y de FP he podido comprobar que la antigua premisa "si estudias conseguirás un mejor trabajo" se ha quedado ciertamente desfasada.
 
De hecho, en un entorno laboral saturado, ultra competitivo y global, habría que añadir algo que hiciera referencia al "aprender haciendo". En definitiva, podríamos cambiar la antigua premisa por algo así como "si estudias mientras trabajas, conseguirás un mejor trabajo".
 
Las instituciones académicas y la administración a veces olvidan lo que de verdad demandan las empresas actuales en un entorno, valga la redundancia, ultra competitivo y global.
 
Las empresas, salvo excepciones y en sectores muy concretos, ya no esperan a enseñar; en la era de la inmediatez, si deciden formar a un empleado lo quieren hacer de manera rápida y económica para que no les suponga un coste demasiado extraordinario. Es ahí donde la FP Dual se hace fuerte. Una opción que forma al estudiante desde un perfil teórico (necesario) y práctico. Suena bien ¿verdad? Pues qué mejor manera de formar que preparar a los estudiantes para lo que verdaderamente demanda el mundo y de una manera rápida y económica para empresas e instituciones.

A los estudiantes, que por norma general tienen graves problemas para acceder a un primer trabajo cualificado, se les tacha precisamente de "inexpertos" y la formación dual soluciona precisamente este problema; dándoles la oportunidad de acceder a un trabajo mientras siguen formándose. Además, es una buena forma de aplicar la fórmula del "aprender haciendo", ya que instituciones académicas y empresas trabajan codo a codo para lograr que los estudiantes salgan preparados para el contexto actual.
 
Me gustaría añadir, y no es un tema baladí, que son muchos los estudiantes que logran dibujar una trayectoria profesional gracias a este tipo de prácticas en la empresa, porque han podido formarse en un sector concreto y les ha servido para ponerse en escaparate laboral.
 
Ahora bien, no todo es la panacea. De hecho, lograr que la FP Dual no se convierta en una mera forma de alargar unas prácticas o en un sinónimo de mano de obra barata para las empresas, requiere que toda la comunidad educativa coordine sus esfuerzos con el mundo empresarial. Un reto precioso que requiere una reformulación estratégica educativa que implique, de una vez, a la empresa en la educación y viceversa.
 
A continuación, daré un pequeño ejemplo y desde 2 perspectivas que podría ayudar a afrontar el reto de la FP Dual:
 

  • Para los centros educativos, ayudaría que la administración abogara por fichar perfiles docentes con experiencia y vínculo empresarial. Es necesario conocer el contexto para ofrecer una FP Dual de calidad y con garantías. A menudo veo a profesores que, con muy buena voluntad y haciendo arduos y titánicos esfuerzos, gestionan, por ejemplo, prospección de empresas y orientan a los alumnos sin siquiera haber pisado jamás una empresa privada o sin conocer un sector concreto.
     
  • Para las empresas, deberían ser también parte académica del proceso formativo. Es decir, sería conveniente que conocieran los currículums educativos -ahí se les debería facilitar el trabajo- y entendieran que los estudiantes son eso mismo, estudiantes a los que se debe enseñar haciendo con todo lo que conlleva: monitorización, acompañamiento, orientación… Es habitual ver a empresas que no acaban de entender qué significa "dual" y confunden el término con unas prácticas laborales.

 
En conclusión, la FP Dual es una gran oportunidad para cualquiera que quiera formarse en un sector concreto. A los estudiantes se les debería explicar que no la vean como unas prácticas más largas y mal remuneradas. Al contrario, es una excelente opción para empezar un proyecto laboral, y quizá de vida, en el que una empresa apuesta por un estudiante para formarlo durante mucho tiempo. Eso le permitirá al alumno o alumna adquirir tablas y ¿por qué no? un buen trabajo.
 
Eso sí, evidentemente, para que este tipo de formación dé el salto cualitativo que se le augura, requiere que todos los entes implicados trabajen en perfecta sintonía. Y a eso me refiero, a que centros educativos, empresas, alumnos y las empresas referentes en implicarse en la FP Dual e institutos actúen con los mismos objetivos sin olvidar que el protagonista es y debe ser el alumno y no la compañía o el ente educativo. En definitiva, la FP Dual es un diamante en bruto que necesita ser tallado por la implicación de todos nosotros.

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